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Actitud y ganas frente a experiencia

Las ETT cambian de estrategia para captar nuevos profesionales y cubrir la demanda en hostelería y “call center”: “Debe priorizarse la disposición y el esfuerzo ante la titulitis”

Un camarero atiende a unos clientes en el restaurante Peregrinus. // José Lores

Aunque los datos no pintan mal en este comienzo de campaña en la ciudad olívica, no son suficientes para atender la demanda creciente de profesionales en campos como la hostelería o la atención al cliente telemática –empresas de call center– que no acaba de cubrirse. Hay que remontarse a 2019 para encontrar un número de afiliaciones a la Seguridad Social que, en el caso de la hostelería, registraban ya 19.357 altas el pasado mes de abril, frente a las 15.001 del año pasado en el mismo período. Pero aún con todo, se espera que en la presente campaña se necesiten alrededor de 1.000 profesionales en el área de Vigo para paliar el déficit de puestos de trabajo.

Las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) han decidido cambiar la estrategia que hasta el momento –y sobre todo en los últimos años– había regido el mercado laboral. Frente a la experiencia y la cada vez más exigente formación, tener más en cuenta la actitud y voluntad frente al trabajo. “Hay que empezar a dar oportunidades a la gente que viene de otros campos pero tiene ganas de trabajar y actitud. Es necesario que las empresas prioricen y valoren la disposición y el esfuerzo y no tanto la titulitis”, apunta Débora Sousa, directora de Randstad Vigo.

Aunque la formación en los sectores de demanda sigue siendo un valor añadido, las agencias de empleo, después de analizar la situación, han concluido que los trabajadores que sobran en otros bloques productivos como el industrial o personas jóvenes que carecen de experiencia laboral deben poder tener la oportunidad de iniciarse en los sectores de la hostelería o de la atención al cliente por vía telemática. “De hecho, estamos proporcionado formación a los candidatos que tenemos con nosotros para que puedan optar a esos puestos de trabajo que se necesitan cubrir como camareros, limpieza de hotel, cocineros, ayudantes de cocina o mantenimiento”, señala Ana Alonso, directora de oficina de Adecco Vigo.

La pandemia ha provocado la fuga de trabajadores de la hostelería a otros sectores y “jamás han regresado”. El argumento oficial que justifica esta situación, según apuntan la patronal y las ETT, es la estacionalidad a la que se aboca la necesidad de estos, pero la realidad de los propios trabajadores apuntan en otra dirección. “Es un desastre. Lo haces por necesidad pero cuando puedes, te vas. Los empresarios no cumplen con las condiciones firmadas y después es todo muy ambiguo y opaco”, matiza Luis, que prefiere no dar su apellido para proteger su identidad ante posibles “represalias”.

Por su parte, las empresas son reacias, por el momento, a iniciar este proceso piloto de contratar priorizando la actitud y voluntad para trabajar frente a la experiencia y la formación, aunque no se cierran del todo a “probar y verlo in situ”. Lo cierto es que no solo en el área de Vigo, sino en todas las Rías Baixas, los restauradores se encuentran “desesperados” por encontrar personal para todo un verano que se presenta con las mejores expectativas de consumo y ocupación de los últimos tres años.

Extrabajadores de automoción, en tierra de nadie

Desde que la crisis de los microchips asola los sectores industriales de la ciudad olívica como la automoción o la metalurgia, los trabajadores que han perdido su empleo en estos nichos de producción se han quedado en un limbo laboral, difícil de reciclar.

Los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) de las fábricas españolas en el sector de la automoción, debido a los problemas productivos derivados de la falta de semiconductores, que se prolongaron durante este 2022, afectaron a más de 23.000 trabajadores. En la planta viguesa de Stellantis (antigua PSA) en Vigo, esta regulación afectó a más de 3.500 empleados y aún continúa vigente a día de hoy, aplicándose durante los períodos de paradas de producción.

Pero durante todo este tiempo, tanto en la automoción como empresas relacionadas con el tejido industrial son muchos los puestos de trabajo perdidos y son precisamente estos perfiles los que más preocupan a las agencias de trabajo temporal (ETT). “Es que estos trabajadores tienen difícil encaje en otros sectores productivos al no poseer experiencia ni formación alternativa. Por lo tanto la propuesta de reciclaje en otras profesiones aunque no se cumplan los requisitos establecidos por el mercado. Es necesario que las empresas den una oportunidad a las ganas frente a la titulación. Porque han sido muchos los que se han quedado en la calle después de la pandemia y la gran mayoría siempre ha estado ligada al sector industrial de la ciudad”, señala Débora Sousa, directora de la oficina de Ranstad Vigo.

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