La solución a los problemas medioambientales pasa inevitablemente por factores económicos. Pero las matemáticas pueden ayudar a optimizar el presupuesto disponible a la vez que se logra la mayor eficiencia posible. Con este objetivo, investigadores de las universidades de Vigo y Santiago han desarrollado una nueva metodología que ayuda a determinar la mejor localización de las estaciones de muestreo que deben controlar la calidad del agua. Han puesto a punto su sistema en la ría de Vigo, pero podría aplicarse a cualquier otro estuario y también a los lagos.
“Las matemáticas pueden jugar un papel muy importante, pero hasta ahora se han dado un poco de lado en estos temas y deberían ser tenidas más en cuenta. No son algo abstracto, sino que están en nuestro día a día y pueden orientarse a aplicaciones reales, que es lo que nosotros hacemos desde hace 25 años”, destaca Lino Álvarez-Vázquez, uno de los autores de esta novedosa herramienta junto con su compañera de la UVigo Áurea Martínez y los investigadores de Santiago Carmen Rodríguez y Miguel Vázquez-Méndez.
“La finalidad esencial de nuestra metodología es diseñar una red de muestreo que nos permita localizar con fiabilidad los posibles vertidos, tanto accidentales como provocados, para poder actuar lo antes posible e identificar el origen para exigir responsabilidades”, explica Álvarez-Vázquez, que pertenece al departamento de Matemática Aplicada II.
Habitualmente, la Administración apostaría por un número de estaciones en función del presupuesto disponible y su localización se decidiría teniendo en cuenta la experiencia acumulada y el sentido común. Pero este método designa de manera automatizada y con una base científica cuál sería la mejor ubicación.
Los investigadores utilizaron técnicas de optimización basadas en simulación y modelaron un gran conjunto de vertidos, obteniendo la concentración en todos los puntos a partir de la batimetría y las corrientes o los vientos de la Ría, entre otros datos. Y después, entre todas las ubicaciones posibles para las estaciones, determinaron las más adecuadas para precisar, a partir de los datos que recogen, el punto en el que se producen los vertidos y su intensidad.
La herramienta implica técnicas de optimización relativamente complejas y que no son inmediatas, ya que también se han introducido ciertos parámetros como la accesibilidad a las estaciones para garantizar que la solución tenga un sentido real. En el caso de la Ría de Vigo, el sistema propone cinco puntos cerca de Cíes, frente a Toralla, en el Puerto y en la ensenada de San Simón para garantizar los mejores resultados.
“Al final, obtenemos un software amigable para que el usuario pueda tomar decisiones con una base científica y sin necesidad de tener una experiencia acumulada”, destaca el experto.
Contaminación aérea y acuática
Este grupo integrado por matemáticos de Vigo y Santiago acumula más de 100 publicaciones científicas y dos décadas con financiación de proyectos nacionales en los que aplican técnicas de control óptimo, simulaciones y modelos matemáticos para resolver problemas medioambientales.
Generalmente enfocados a la contaminación aérea y acuática, han llevado a cabo estudios sobre la mejor localización de los emisarios submarinos para que los posibles vertidos no afecten a las zonas pobladas ni de bateas. Y también han aplicado las matemáticas al diseño de carreteras y la regulación del tráfico para reducir la contaminación, así como a mejorar el diseño de las escalas por las que los peces remontan las presas.
“Todo tiene un enfoque práctico, pero cuesta que la Administración y las empresas se den cuenta del valor de estos estudios”, concluye Álvarez-Vázquez.