Solo el 5% de los abortos en clínicas privadas de Vigo son de menores de edad

Una mujer embarazada se somete a una ecografía.

Una mujer embarazada se somete a una ecografía. / Shutterstock

En los últimos días el aborto ha vuelto al debate público por la nueva ley planteada por el Gobierno y que entre las principales novedades incluye que embarazadas con 16 y 17 años puedan abortar sin el permiso de los padres o los tutores legales. Como siempre ocurre cuando este tema sale a la palestra, la controversia está servida y sigue habiendo sectores políticos y sociales que se muestran en contra de la interrupción voluntaria del embarazo.

Pese a la polémica generada por la nueva legislación, hay que tener en cuenta una cosa: al menos en Vigo, el porcentaje de población menor de edad que se somete a un aborto es ínfimo. Fe de ello da la clínica Castrelos, el único centro ginecológico privado autorizado por la Xunta en la ciudad para interrumpir la gestación antes de las catorce semanas. “Solo un 5% son menores”, afirma Elías García, el director de la clínica.

No solo eso, sino que siempre van acompañadas por el padre o la madre y, en el extraño caso de no hacerlo, tienen su expresa autorización. Sin embargo, pese a que la nueva ley no entrará en vigor presumiblemente hasta el año que viene, ha habido ya una pareja menor de 18 años que ha acudido recientemente a la clínica para solicitar la interrupción del embarazo sin la solicitud de los tutores legales de ella, y desde la clínica se le trasladó que de momento no pueden hacerlo. “Y cuando entre en vigor la nueva legislación, nosotros seguiremos animando a las menores a que confíen en sus padres. Porque además, no conocemos casos en los que las familias se opongan”, defienden desde esta clínica ginecológica.

Pero el perfil más habitual en esta clínica privada de interrupción del embarazo es el de mujeres de entre veinte y treinta años que tienen ya la familia y el número de hijos que quieren y por tanto deciden abortar. “Es más, nos llegan más mujeres embarazadas de más de cuarenta años que no desean tener más hijos y prefieren abortar que menores de 18”, asegura Elías García.

Hay que apuntar que en la sanidad pública viguesa se cubre tanto la intervención quirúrgica para la interrupción voluntaria del embarazo (algo que se hace aproximadamente a partir de la séptima semana), como desde hace unos meses la pastilla abortiva, un método farmacológico que se plantea para las primeras semanas desde el inicio de la gestación y del que se encarga el Centro de Orientación Familiar de Vigo. La cobertura del aborto en la sanidad pública en Vigo es por tanto total. Sin embargo, en la clínica privada Castrelos hacen un importante volumen de interrupciones del embarazo mensuales, aproximadamente unas 65, dependiendo del mes.

¿Y por qué hay mujeres que acuden a abortar a clínicas privadas si la sanidad pública viguesa cubre de forma gratuita esta práctica? Según los especialistas de pago, porque las pacientes consideran que tendrán una mayor discreción. Aunque en todo caso, los motivos para abortar y el lugar donde decide hacerlo siempre son anónimos y la paciente no tiene que justificar su decisión.

A esta clínica viguesa llegan también mujeres del norte de Portugal y de otras zonas de Galicia, pues hay que tener en cuenta que es el único centro autorizado para la interrupción del embarazo de la comunidad junto con otro ubicado en A Coruña.

La operación es ambulatoria y no es necesaria hospitalización

El proceso que se realiza en los casos de intervención quirúrgica es en primer lugar una consulta con el ginecólogo del centro, y a la mujer se le practica una ecografía para determinar con exactitud el número de semanas de gestación. La operación es ambulatoria, es decir, no requiere de hospitalización y únicamente se permanece en la sala de recuperación unas dos horas mientras la sedación va desapareciendo. Lo que se hace concretamente durante la intervención es dilatar el cuello del útero para proceder posteriormente a su vaciado. Quince días después se realiza una ecografía de revisión para comprobar que todo esté bien. La cirugía por tanto es sencilla, y los efectos secundarios suelen reducirse a las primeras horas posteriores a la operación: vómitos o náuseas, dificultades para orinar, alguna molestia en la zona...

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