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Roberto Domínguez ingresa en prisión tras su quinta detención en solo dos semanas

La jueza decretó el encarcelamiento del expúgil por su reiteración delictiva y tras romper la pulsera de control telemático | En los calabozos judiciales estuvo aporreando barrotes y paredes

Roberto Domínguez, ayer, saliendo de los juzgados rodeado de agentes para ser trasladado a la prisión de A Lama. | // FDV

Y a la quinta fue la vencida. La llamativa deriva delictiva protagonizada por Roberto Domínguez durante las dos últimas semanas derivó ayer en su ingreso en la cárcel de A Lama. Cinco detenciones después y tras comparecer ante cuatro tribunales distintos, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo decretó el ingreso en prisión provisional sin fianza del exboxeador. Su último arresto se produjo este mismo jueves por la noche tras romper, de nuevo, la pulsera telemática de localización que se le había colocado para extremar el control sobre él e impedir que se saltase la orden de alejamiento que debía cumplir con respecto a su expareja. Este hecho fue la gota que colmó el vaso. Tras su comparecencia, la magistrada lo envió al penal pontevedrés por este delito de quebrantamiento de medida cautelar, si bien en la decisión también pesó la reiteración delictiva de los últimos días.

Domínguez, un púgil que sobre el ring logró ser doble campeón nacional aficionado y profesional del peso semi-pesado, tiene un grueso historial también de encontronazos con la Justicia. Pero su conducta de las últimas semanas, en las que tuvo en jaque a Policía Nacional y Local y en el transcurso de las cuales llegó a ser trasladado en varias ocasiones al servicio de Psiquiatría del Hospital Álvaro Cunqueiro, se estaba prolongando sin fin.

La noche de esta última detención practicada este jueves por romper la pulsera de control telemático estuvo timbrando insistentemente, cuando iba por la calle con su perro, en el piso de un vecino de Pi y Margall. Tras su arresto, fue trasladado a la comisaría de Vigo y ayer, a última hora de la mañana, era puesto a disposición del juzgado especializado en violencia machista, en donde, tras estar aporreando barrotes y paredes en los calabozos judiciales, entró, descalzo y visiblemente desmejorado, escoltado por seis policías. Se acogió a su derecho a no declarar. La jueza –no estaba la titular y la sustituyó la magistrada de guardia– decretó su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza. Al filo de las cuatro de la tarde fue conducido al furgón de la Guardia Civil que lo llevó a A Lama.

Todo empezó en O Vao

Tras un incidente previo días antes en el que habría entrado en un bar armado con una pala, su periplo delictivo comenzaba el 29 de abril, un viernes. Tras un episodio de presunta violencia de género hacia su expareja, Roberto acabó detenido en la playa de O Vao, donde se metió en el agua para evitar ser capturado. Pasó a disposición judicial y lo dejaron en libertad provisional con la pulsera telemática: ya entonces rompió uno de estos dispositivos y tuvieron que colocarle otro.

El martes 3 de mayo el expúgil se presentó en el depósito municipal de vehículos con la intención de irse en un vehículo que pertenecía a una pareja del exboxeador que falleció recientemente. Los policías se lo impidieron. Allí profirió amenazas de muerte y una promesa que pronto cumpliría. “La voy a volver a liar”, gritó. Y lo hizo el 6 de mayo, cuando tuvo un altercado con un ciclista en O Calvario que le valió otro arresto. Este lunes, el 9 de mayo, quiso robar a unos jóvenes en la Miñoca. Sumó una nueva detención y la jueza lo envió al Álvaro Cunqueiro para una evaluación mental. Esto ocurría el miércoles y el jueves volvía a estar en la calle. Ese mismo día fue su último arresto. Ayer ingresó en prisión.

Cinco días en una celda en cuarentena por el protocolo del coronavirus

El furgón de la Guardia Civil que llevó a Roberto Domínguez a A Lama salió de los juzgados vigueses al filo de las cuatro de la tarde. Una vez en el penal pontevedrés fue sometido, como es preceptivo, a un reconocimiento médico y después fue destinado a una celda del módulo de ingresos, donde permanecerá cinco días en cuarentena por el protocolo que está instaurado en el centro por el coronavirus. Las fuentes consultadas dos horas después de que el exboxeador llegase al penitenciario indicaron que la conducta del vigués con los funcionarios fue correcta al menos hasta ese momento, si bien llegó algo desorientado y sin los zapatos ni la camiseta, que no se quiso poner. En los juzgados tampoco llevaba puesto el calzado, ya que entró en el tribunal especializado en Violencia sobre la Mujer descalzo. Roberto Domínguez ya sabe lo que es sentarse en el banquillo de los acusados.

De forma previa a los altercados que protagonizó en las últimas semanas uno de los episodios más sonados se remonta a 2017, cuando, durante una velada de boxeo en Bouzas, asestó un puñetazo a la que era delegada de la Federación Gallega de Boxeo en el evento. Roberto estaba presenciando el combate que disputaba su hijo con otro contrincante. Por estos hechos, el Juzgado de lo Penal número 1 de Vigo lo condenó a cuatro meses de prisión y a indemnizar con 900 euros a la mujer. Ella también fue sentenciada por un delito leve por dar una bofetada al expúgil. Otro de los episodios destacados en los que se vio envuelto se remonta a bastante más atrás. Roberto Domínguez se sentaba en el banquillo en 2004 acusado de intentar atropellar a un joven y golpearlo con una espada tipo catana. Se enfrentaba a 12 años de prisión, pero finalmente fue absuelto.

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