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La Policía citó a un antiguo testigo del caso Déborah a raíz de las pruebas genéticas

El análisis de un pelo hallado en el cadáver de la joven derivó en una coincidencia, pero, a la espera de lo que decida la jueza, no sería concluyente al ser un rastro que podría estar en un 10% de la población

La causa judicial por la desaparición y muerte criminal de Déborah se reabrió en 2019. | // MARTA G. BREA

Con una fecha límite marcada sobre la mesa, la de este sábado 30 de abril que determina la prescripción de la causa excepto para la única persona hasta hoy investigada judicialmente, el exnovio de la víctima, las pesquisas del caso Déborah se han acelerado en las últimas semanas con una sucesión de pruebas periciales y declaraciones de peritos y testigos en el juzgado. De hecho, según pudo saber este periódico, el grupo de la Policía Nacional que trabaja en el caso desde su reapertura llegó a llamar a declarar en fechas recientes a un antiguo testigo del procedimiento, un varón que no tenía ningún tipo de relación con la joven ni directa ni indirecta, a raíz de los últimos análisis genéticos que se han ido realizando. La comparecencia en sede policial, que tuvo lugar hace un mes y en el transcurso de la cual este hombre acabó acogiéndose a su derecho a no declarar, se produjo después de que en un pelo sin raíz hallado en 2002 en el cadáver de la fallecida saltase una coincidencia que sin embargo no sería concluyente ya que dicho rastro, según las fuentes consultadas, se podría encontrar en un segmento de aproximadamente un 10% de la población, un porcentaje tan amplio que incluso no haría descartable, indican, que llegaran a producirse más coincidencias.

A la espera de lo que determine la titular del Juzgado de Instrucción 2 de Tui en relación con esta circunstancia, lo cierto es que las pesquisas se están llevando a cabo a contra reloj ya que solo faltan cuatro días para la caducidad del procedimiento judicial al cumplirse este fin de semana los 20 años desde la desaparición y muerte de la víctima. Ayer comparecieron ante la jueza dos testigos y la pasada semana declaraban por videoconferencia facultativos del Instituto Nacional de Toxicología de Madrid en relación con los nuevos informes genéticos que se han ido realizando no solo relacionados con las pruebas recabadas tras la exhumación del cuerpo de Déborah, sino también con evidencias que en su día se hallaron en el lugar donde apareció el cadáver de la joven, entre ellos una cuerda o ese pelo en el que saltó dicha coincidencia con un antiguo testigo que no se vería concluyente: al carecer de raíz no se pudo extraer ADN sino, según las fuentes consultadas, lo que en genética se conoce como haplotipo.

A la espera de la jueza

Ninguna de las partes personadas en la causa realizaron manifestaciones sobre los resultados de las pruebas genéticas que están llegando al juzgado. Ayer, tras las declaraciones testificales, Ramón Amoedo, uno de los abogados de la familia de Déborah, manifestaba a los periodistas sobre esos informes de ADN que aunque “parecía que podíamos tener algo”, finalmente teme que “no se saque nada nuevo”. En todo caso, aclaró, este tipo de informes técnicos y científicos son “complejos” y hay que ser prudentes y “esperar” a lo que decida la magistrada instructora.

Sobre el devenir que tendrá la causa a partir del 1 de mayo, que si no hay nuevos investigados antes del día 30 solo seguiría abierta con respecto al exnovio, se mostró pesimista. “Evidentemente no hay ninguna prueba directa, ni pericial, ni biológica... Seguimos insistiendo en que hay muchos indicios, que hay muchas contradicciones en la causa, pero la sensación, ojalá nos equivoquemos, es que por parte de la Fiscalía se va a pedir el archivo y que la jueza lo aceptará”.

Dos testigos para rebatir la declaración del exnovio

Las testigos citadas ayer en el juzgado eran dos personas del círculo de amigos de Déborah que también conocían al exnovio de la joven. Fueron llamadas a declarar a propuesta de los abogados de la familia de la víctima. Lo que se buscaba, afirmó uno de estos letrados, es “acreditar que parte de la declaración” del investigado “no era cierta”. En su condición de imputado judicial, dijo Ramón Amoedo, “tiene derecho a mentir”.

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