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En memoria de Benedicto, el último isleño de las Cíes

Fernando Franco

Eran nueve hermanos pero, tras Serafín, a él le corresponde el título de último de los isleños de las Cíes. Pronto se cumplirá un mes del fallecimiento de Benedicto Sotelo Herbello, de la familia de “los benedictos”, nacido en la isla Faro de las Cíes en 1940, tras Serafín, Esperanza, Antonio “Pichocho”... el cuarto de un estirpe isleña en extinción, aunque en Duli, Raquel, Belén, Begoña y Mónica, sus hijas, haya dejado tal memoria y dos de ellas abran cada verano ese bar Begoña que atendía Carmen, su madre, y ahora lo tengan como tapería de verano. Criado en esa naturaleza de agreste belleza, traído a Vigo para hacer estudios primarios por los Tato Lago, que en las Cíes tenían vivienda, vuelto a las islas ya casado con una nativa de Camos, allí transcurrió una vida forjada como pescador en la bravía e impenitente dureza de aquellas aguas pero en uno de los ecosistemas más ricos de la costa gallega. Guarda del ICONA en 1970 pasado a la Xunta con la declaración de Parque Natural en 1980, no dejó la residencia allí hasta su jubilación a finales del siglo XX, pero volvía cada verano con los suyos. Hoy hacemos honor a su memoria, la del hijo de Benedicto.

Tiburcio Angosto, un psiquiatra de gusto culinario

Señores míos, no me dirán ustedes que no les traigo a esta sección personas encantadoras y estupendas. Pues bien, hoy quiero hablar de otra ante la que hay que exclamar: ¡chapeau! Se trata de Tiburcio Angosto Saura, quien durante varios años participó en la veterana tertulia literaria viguesa Voltaire. El inesperado fallecimiento de Tiburcio, en el 2020, dejó a sus amigos entristecidos y hoy lo recuerdan a raíz del homenaje que le acaban de hacer en unas jornadas de psicopatología, celebradas en Lugo. Este brillante psiquiatra nació en Cartagena, pero se integró muy bien en Vigo, donde desarrolló durante varios lustros su vida familiar y profesional. Su preocupación por la mejora de la ciudad se puso de manifiesto en su activa participación, en Outro Vigo É Posible. Fue jefe de servicio del Chuvi y realizó además relevantes publicaciones. Pero, sobre todo, Tibur fue un gran tipo, uno de esos serios con sentido del humor; intelectualmente riguroso, cordial y dialogante. Le gustaba cocinar y cantar. Los de la tertulia me cuentan que era de los pocos que sabían escuchar. Porque lo de darle al pico se les da a todos. Díselo a esos tertulianos, a Carlos Fernández, Xavier Castro, María J. Villafáfila, Camino Noia, Xulián Maure, Adela Rodríguez, Damián Villalaín, Xosé Fortes, Severo Pardo... que se reúnen en el Central Pork. Esperemos que, como Benedicto en las Cíes, no sean los últimos del tú a tú.

Retratos augustos (30): Andrea Davila. Esta viguesa de 41 años, autora de su propia teoría que explica animosamente en su libro “Supuestamente felices, sobradamente insatisfechos”, apuesta actualmente por un nuevo nicho de mercado, la joyería vibracional. Licenciada en Historia del Arte, gemóloga con estudios en psicoterapia e hipnosis, programación neurolingüística, Gestalt... su tarjeta dice “potenciadora de personas en liderazgo”. Mujer muy activa, ella va y viene sin entretenerse demasiado por el camino, desplegando recursos “para quién quiera utilizarlos”. Apasionada de la colaboración, está escribiendo otro libro, con una propuesta social. A saber por dónde continuará. (IG:@augusto_rodriguez_portraits).

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