“¡Qué no quede ni uno!”. La súplica de las miles de personas que acompañaron a la insurgencia viguesa durante toda la tarde se cumplió a las siete y media cuando el velero Noi abandonaba la dársena das Avenidas con los últimos y malheridos soldados franceses. Tres años después de la última recreación y 213 de la primera recuperación de una plaza ocupada por los ejércitos de Napoleón en toda Europa, Vigo volvió a recuperar su soberanía tras una semana de extraña y festiva cohabitación.

Carolo volvió a hacer de héroe y mártir en la Gamboa. Marta G. Brea

El ambiente de revuelta era incluso más tenso que el viernes y el sábado. A cada paso de las columnas de soldados invasores por las calles del Casco Vello se sucedían los gritos y los malos augurios para ellos. “Poco os queda”, les decían por mucho que en la jornada anterior el Comandante Chalot asegurara que toda la fiesta y diversión era gracias a ellos.

Las viguesas volvieron a derribar la puerta de Gamboa. Marta G. Brea

El arresto de Aurora, las tretas de las mujeres para conseguir armas de los franceses ganándose su confianza o los llantos desesperados llamando al resto de la población local a la rebelión marcaron el inicio de estos hechos. Una vez más, el papel de las viguesas fue crucial en la preparación y consecución de la Reconquista. Ellas fueron las que lideraron la insurgencia durante la ocupación, privando a los franceses de víveres; y ellas también fueron las encargadas de tirar abajo la Gamboa con el ariete.

Los cuartenta soldados galos duraron poco ante la insurrección Marta G. Brea

Durante la escenificación hubo tiempo para el drama, la intriga, la pasión y hasta el humor. “Era el que más me consumía en la taberna”, reconocía entre sollozos Josefa ante el asesinato de tres hombres en su local. La negociación del alcalde Vázquez Varela para lograr una indemnización para las familias de los fallecidos y la liberación de Aurora era la demostración de la flaqueza del invasor, ya desmotivado por la resistencia recibida.

La representación llenó la explanada del Náutico y las terrazas de los edificios de la zona. Marta G. Brea

La arenga de Carolo nombrando a todas las parroquias de la ciudad –aunque algunas de ellas no existieran o fueran municipios independientes entonces– levantó los ánimos antes de emprender el camino hacia las murallas de la ciudad. Los estandartes de colores y las hortalizas seguían a las armas ante el momento crucial de la tarde con el reingreso en la fortaleza. La llegada del querido Cachamuiña y el teniente Almeida liderando los refuerzos portugueses decantaban finalmente la balanza a favor del lado vigués.

Los duelos a espada volvieron a ser espectaculares. Marta G. Brea

Recuerdo a Pepe Xeito

Uno de los momentos más emotivos de la tarde fue la calurosa ovación en recuerdo a José García López, más conocido como Pepe Xeito y uno de los grandes impulsores de la fiesta desde que en los noventa un centenar de vecinos decidió apostar por ella. Su papel como general Cachamuiña durante años le hizo ganarse el cariño y respeto de toda la ciudad hasta el punto de ser reconocido el pasado miércoles de forma póstuma como Vigués Distinguido.

Desfile de gaiteros desde el Náutico. Marta G. Brea

Despedida con La Marsellesa

Pasadas las siete de la tarde la malherida columna francesa era escoltada en una procesión de milicianos, músicos y turistas hacia la dársena ubicada en As Avenidas. En el puerto deportivo recibieron instrucciones del comandante inglés mientras el velero encargado de expulsarlos de la ría atracaba, no sin dificultades, en el pantalán. Ni siquiera las carreras de algunos de ellos intentando huir evitaron su destierro en la goleta Noi, en la que esta vez no ondeó ninguna enseña. Además, por motivos de seguridad solamente pudo embarcar la tercera parte del total de los ejércitos. Sin embargo, el comandante Chalot –interpretado magistralmente por Francisco Javier Martínez, tesorero de la Asociación Casco Vello– ponía la nota musical entonando La Marsellesa con los suyos mientras se despedía del puerto vigués después de que los versos de su himno se le volvieran en contra y vieran como los ciudadanos tomaban las armas para echar al invasor.

Representación del asesinato en la taberna Marta G. Brea

Desde los distintos muelles del espigón, decenas de personas despidieron con aplausos y abucheos a partes iguales antes de regresar hacia el Casco Vello al son de las gaitas y percusión. Una vez recuperada la libertad, la fraternidad se convertía en la única bandera entre iguales. Los casi veinte grados de temperatura y sol reinante en el cielo hicieron el resto para cerrar por todo lo alto una de las Reconquistas más felices de la historia de la ciudad. La del estreno de la catalogación como Fiesta de Interés Turístico Nacional, la del final de la pandemia, la de los reencuentros tres años después. También la de celebrar victorias deportivas que luego llenaron las calles de camisetas celestes y rojiblancas, estas últimas estrenadas este año en la cita. Pero sobre todo, la de volver a gritar vivas a Vigo para siempre. O como mínimo, en la próxima edición.

Operativo especial

Para velar por el correcto desarrollo de la fiesta fue clave el trabajo de la treintena de voluntarios de Protección Civil, Cruz Roja y la Asociación Vodea velaron por todos los problemas de índole sanitaria. La primera agrupación atendió hasta una decena de incidencias en su puesto de La Colegiata, la mayoría de ellas relacionadas con contusiones o accidentes laborales. Solamente dos heridos estuvieron relacionados con peleas que en ningún caso afectaron a la gran fiesta vivida el sábado en Vinos, que volvió a tener una noche grande como pocos recordaban. Durante el día, dos patrullas de la Policía Local conformaban la primera barrera de seguridad en la zona, coordinándose con la Policía Nacional e intensificando las labores en las zonas de ocio nocturno sin tener que lamentar incidentes notables.

En el caso de Vodea y con su puesto principal al lado de la estación marítima de ría, su vicepresidente apunta a que la mayoría de las lesiones atendidas estaban relacionadas con contusiones y torceduras de tobillo. La diferencia de altura de varias aceras en las calles que conectan Cánovas del Castillo con el Casco Vello.

Protección Civil se encargó de velar por la seguridad en la fiesta FDV

Sin embargo, el gran reto logístico estuvo en el estreno del nuevo escenario ante las obras en Porta do Sol. El recorrido zigzagueante seguido para escoltar a las tropas francesas ya rendidas a través de la calle Laxe y de las Ostras provocó un importante quebradero de cabeza en la organización. Incluso el viaje hacia el dique del Náutico se hizo por dos itinerarios distintos al no estar levantadas las barreras del aparcamiento; por lo que creen que el año que viene habrá que realizar un trabajo previo más intenso en caso de repetir ubicación.

Pese a ello, esta mudanza solamente se puede calificar de éxito en términos de público. El comienzo de la representación fue seguido desde la explanada de As Avenidas, las terrazas de la estación marítima de ría, el Real Club Náutico o incluso el Centro Comercial A Laxe, llegando a triplicar el aforo respecto a la Puerta del Sol. El momento de mayor emoción en la puerta de Gamboa llenó hasta lo alto de las farolas la calle Carral; aunque también los muelles del Náutico.

En la jornada de este lunes, festivo local por ser la fecha exacta de la Reconquista, tendrán lugares los tradicionales actos protocolarios en la Praza da Independencia y el mercado artesanal –principalmente en la zona baja del Casco Vello– seguirá abierto. La próxima oportunidad para expulsar a los franceses será el 7 de mayo en la Brincadeira de Bouzas, que también regresa.

Caballero saluda a los galos. Marta G. Brea

El Concello duplicará su asignación

El objetivo de seguir haciendo cada año más grande la romería urbana de Vigo tendrá un importante apoyo financiero para lograrlo. Durante su discurso previo al inicio del acto, Abel Caballero anunció que el Concello duplicará la asignación municipal en la próxima edición, haciendo las delicias de los presentes. El regidor también destacó la importancia de una fiesta que demuestra que “nadie le impone a Vigo ni servidumbres ni tutelas” al ser una “ciudad libre”. Una vez más, el alcalde volvió a mostrar su solidaridad con el pueblo de Ucrania y condenaba la invasión de los “ejércitos asesinos de Putin” en el país.