Una herida previa a la pandemia ha marcado durante demasiado tiempo el uso y disfrute del principal paseo marítimo del casco urbano. Una cuarentena, aunque en este caso de meses, que ha recordado a todos los paseantes de As Avenidas el concierto que pudo acabar en tragedia durante O Marisquiño.
Se trata de una sección de unos 1.600 metros cuadrados, de los que menos de la mitad formaban parte de los tableros de madera que cedieron en la noche del 12 de agosto de 2018.
El resultado, aún perimetrado por las vallas, ya recibe valoraciones positivas de viandantes y curiosos. Es el caso de Josefa y Mercedes, vecinas del barrio que acuden a menudo; y que destacan especialmente la sensación de amplitud que se ha ganado al homogeneizar el suelo.
Sin embargo, la demora de tres años para iniciar esta recuperación sigue levantando críticas al considerarse excesivo e innecesario.
También la seguridad es uno de los elementos clave para ellas. Mercedes, con varias caídas ya a sus espaldas, espera que la nueva madera sea antideslizante y esos episodios no se repitan, mientras que Josefa confía en que se prohiba el paso de los transportes especiales que deterioraron el anterior paseo o que los soporte.
Se da la circunstancia de que pese a contar con apenas 70 metros de largo, esta obra condicionaba también el paso al espigón más oriental del Náutico. De esta forma, se producía un auténtico embudo que en tiempos de distanciamiento social dificultaba el acceso a los pantalanes deportivos, la pesca o el mirador del faro que hay al final del mismo. Este aspecto es el más celebrado por Cristian, que acude regularmente para pescar y celebra el aspecto final.
El buen tiempo de los últimos días también permitió la llegada de algunos turistas que desconocen por qué no se puede utilizar ese espacio. Es el caso de Filipa y Rudi, dos jóvenes portugueses que se asombran al conocer la historia del accidente pero que confían en poder volver este verano a la ciudad para poder pasear de nuevo por él, ya inaugurado y con altas temperaturas.
Las obras de reconstrucción arrancaban en enero de 2021 cuando la zona ya llevaba varios meses siendo uno de los principales circuitos de paseo de los vigueses ante los cierres perimetrales y otras restricciones.
La Autoridad Portuaria avanzaba el año pasado que la actuación requeriría más de cuatro millones, aunque finalmente la factura ha sido de 4,6 y aunque su plazo de ejecución se estimaba en nueve meses, los problemas de abastecimiento de materias primas prorrogaron en noviembre este tiempo.
Ahora, la estructura y trabajos están finalizados y solamente queda retirar las casetas y los restos de material; esquivando de esta forma una nueva crisis que ya ha afectado a la grada de Marcador, la estación de autobuses o el Ifevi.
El arranque de la próxima edición del Marisquiño coincidirá con el cuarto aniversario del accidente. Autoridad Portuaria y organización del festival ya han mantenido varias reuniones técnicas, aunque en ninguna se ha puesto encima de la mesa la recuperación de estos espacios para pruebas deportivas, mercados o conciertos.
