Malvadas hechiceras, seres repulsivos, madrastras vengativas o bellas femme fatale. Las películas y series de televisión del siglo XXI, salvo excepciones, continúan perpetuando los estereotipos “perversos” asociados a la mujer, mientras el videoarte utiliza la figura de la bruja desde una perspectiva feminista, subversiva y de posicionamiento político.

“Es cierto que hay alguna renovación del personaje y que se van introduciendo otras consideraciones positivas, pero en general la diferencia de uso entre los dos ámbitos es absoluta”, señala la investigadora viguesa Rebeca López Villar –Rebeca Lar en su faceta artística–. Su tesis doctoral analiza las representaciones de la bruja en la creación audiovisual contemporánea a partir de 80 películas y series y de 34 obras de videoarte.

Rebeca Lar, en una exposición de su obra.

Todas ellas fueron estrenadas entre los años 2000 y 2019, un periodo que coincide con el creciente interés del cine y la televisión por las brujas. Y además el personaje todavía está poco investigado en las representaciones del siglo XXI, por lo que el estudio de Lar constituye una interesante aportación.

El trabajo, que fue dirigido por la profesora Susana Cendán de la Facultad de Bellas Artes, se desarrolla desde cuatro perspectivas –literaria, antropológica, social y feminista– e incluye una detallada revisión de las representaciones de las brujas realizadas a lo largo de la historia del arte hasta la época actual.

Además, la autora entrelazó el proceso de investigación con la creación e incorpora a la tesis varias obras específicas de su autoría.

"Salomé", de Rebeca Lar.

"Salomé", de Rebeca Lar.

Respecto a las piezas de videoarte analizadas, Lar apostó por autoras emergentes y autóctonas. “Una cosa que teníamos clara desde el principio es que queríamos dar a conocer lo que sucede aquí. Muchas tesis redundan en artistas manidos y superestudiados. Y nos parecía interesante un toque novedoso y poner en valor a los creadores gallegos”, destaca.

Así que las 34 obras están firmadas por artistas como Ana DMatos o la profesora de Bellas Artes Marina Núñez, junto con las jóvenes creadoras Laura Murillo, María Cores o Nuria Figueiredo. Y también por artistas más universales e internacionalmente conocidos como Marina Abramovic.

La mayoría de las piezas –28 de 34– pertenecen a creadoras y otras dos son mixtas, mientras que solo 10 de las 80 películas y series analizadas llevan firma de mujeres. “Aquí encontramos una posible respuesta a las diferentes representaciones de la bruja. En la industria audiovisual hay muy pocas directoras, creadoras de contenido o guionistas”, apunta.

Otro factor a tener en cuenta es el económico: “La industria del cine sigue una lógica totalmente económica y en el más comercial, sobre todo, es muy complicado hacer algo diferente. Mientras que los artistas y las artistas pueden hacer una pieza de videoarte desde sus propios intereses, sin tener que dar cuenta a nadie”.

A Lar, cuya trayectoria académica y artística ya suma numerosos premios, siempre le atrajo la figura de la bruja. Y, a raíz de los trabajos finales de grado y máster y de su propia creación, comenzó a observarla desde un punto de vista feminista. “Primero, la libertad, la independencia y la autonomía también económica de las mujeres se atajó de una forma radical con la caza de brujas. Y, después, con el paso de los siglos y cuando ya hemos más o menos evolucionado, se siguen introduciendo estas ideas perversas sobre la mujer de otras maneras. Y una de ellas es el cine”, reflexiona.

Su estudio ratifica que la mayoría de las brujas en filmes y series conservan características “negativas y sexistas”, y que los remakes de los cuentos tradicionales como “Blancanieves y la leyenda del cazador” o la “Cenicienta” de Kenneth Branagh redundan en sus clichés y argumentos.

Sin embargo, Lar también corrobora que cuando ellas son protagonistas su final ya no es el castigo o la represión como en el siglo XX. Y comienza a verse una “lenta” difuminación de los estereotipos y personajes brujescos que cuentan sus historias.

Algunos productos audiovisuales están protagonizados por brujas feministas e introducen nuevas temáticas. Desde “Buffy, cazavampiros”, una de las primeras series televisivas con enfoque de género que se extendió hasta 2003, se han estrenado numerosos reboots feministas de creaciones anteriores como “Las escalofriantes aventuras de Sabrina”, estrenada en Netflix en 2018, “Embrujadas” o “Suspiria”.

Para completar su minuciosa investigación, Lar recomienda una banda sonora original para acompañar la lectura de la tesis y compuesta por unos sesenta temas alusivos al universo brujeril de Tanxugueiras, Sés, Joaquín Sabina, Mägo de Oz, Rozalén o Nina Simone.