Una imagen se repite desde hace meses en la calle Velázquez Moreno en su parte más próxima a la Alameda. Decenas de venezolanos aguardan en la acera, desde primera hora de la mañana, su turno para realizar alguno de los trámites que ofrece el Consulado General.
El número 3 de esta céntrica calle de Vigo es la sede de uno de los cinco del país en toda España. En él constan registrados más de 25.000 ciudadanos, seis mil de ellos residentes en la propia ciudad. Aunque a todos ellos habría que sumar los que aún no se han inscrito pero también pueden realizar trámites en él al ser su derecho.
A ella acuden los que viven en toda Galicia, Asturias y León. Esto provoca que, según explica el cónsul honorario en la ciudad, se superen el centenar de consultas diarias, uno de los volúmenes más grandes del país.
Martín Pacheco relata como la pandemia ha supuesto una nueva traba, sumada a las dificultades económicas que sufren en los últimos años por el bloqueo económico al país. El Consulado no dispone de los medios necesarios para contratar más personal y tres de los trabajadores han sido baja desde la llegada del coronavirus.
“Cada dos meses llega un nuevo lote con más de un millar de pasaportes, el último el 27 de enero” apunta. Este trámite es el más común y uno de los más sencillos. Sin embargo, actualmente solo Turkish Airlines tiene conexión directa con Venezuela, ralentizando los trámites.
En el caso de las “inscripciones” de nacimiento el proceso puede durar varias horas y por ello es el único en el que exigen acudir con una cita previa.
“A veces es inhumano”, reconoce el diplomático. Es por ello que en los días de mayores inclemencias metereológicas, sea frío, lluvia o calor, permiten acceder a las personas de avanzada edad o más vulnerables al interior.
Aún así, la superficie de la planta baja más allá de los despachos es bastante limitada, por lo que ya incluso antes de la pandemia eran habituales estas aglomeraciones que por “motivos de bioseguridad” se siguen tratando de evitar.
Los trabajadores inician su jornada a las ocho y media de la mañana, aunque hasta las nueve no se permite el acceso de uno en uno a los ciudadanos. Hasta 27 trámites administrativos ofrecen hasta la una y media de la tarde, cuando bajan la persiana.
Entre ellos se incluyen los certificados de defunción, los envíos de paquetes o el asesoramiento legal. Uno de los más solicitados, especialmente entre los jóvenes, es “apostillar” los documentos. Este proceso permite homologar un título obtenido en su país de origen al correspondiente en España.
Pacheco compagina esta atención, en la que “cada veinte minutos salgo a ver cómo están”, con las reuniones con alcaldes, empresarios y colectivos. A su vez, por la tarde y los fines de semana deben realizar un registro de toda actividad.