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Espaldarazo definitivo a los extrabajadores de GEA en su interminable lucha judicial

La Audiencia confirma el concurso de la empresa que les debe 2,8 millones de euros | Los terrenos de Cabral y Coruxo de esta sociedad deberán salir a venta directa o subasta

Vista de las ruinas de la antigua fábrica de GEA en Cabral. // MARTA G. BREA

La interminable lucha judicial de los 189 extrabajadores del Grupo de Empresas Álvarez (GEA) a los que se les adeudan casi tres millones de euros ha recibido un vital y definitivo espaldarazo. Y es que la Audiencia Provincial de Pontevedra, concretamente su Sección Primera, acaba de confirmar la declaración de concurso necesario de Naerama Group S.L., propietaria de parte de los terrenos de Cabral y Coruxo de un grupo empresarial que, hasta su desaparición, fue todo un referente en la fabricación de cerámicas. Se trata de un paso de gran importancia ya que, al ser una resolución ya firme, uno de los siguientes e ineludibles pasos será el de la salida a subasta –o venta directa– de dichas parcelas.

Este grupo de casi 200 antiguos empleados de la factoría tiene varios frentes judiciales abiertos para intentar cobrar una deuda que se prolonga desde hace dos décadas, ya que fue en 2002 cuando cedieron los terrenos por los que a día de hoy se les adeuda, entre las cuantías principales, las costas y los intereses que se siguen generando, un total de 2,8 millones de euros. La declaración de concurso necesario de la empresa propietaria de estas parcelas –concretamente es dueña del 22,07% del suelo que en su día ocupó GEA en Cabral y Coruxo– es precisamente uno de los litigios que tienen en marcha, al que se suma un procedimiento penal que instruye un juzgado de Barcelona y una causa en ejecución en Vigo para sacar a subasta un gimnasio con un valor millonario.

Razones "palmarias"

Pues bien, en la causa del concurso de Naerama Group, la Audiencia confirma la decisión del Juzgado de lo Mercantil de Vigo que aboca a esta empresa a la liquidación. La sociedad había recurrido su declaración de concurso alegando que no era insolvente y que cuenta con activos “con valor muy superior al importe de la deuda de los acreedores”. Pero la Sección Primera rechaza estos alegatos. “Los presupuestos para la declaración de concurso concurren de forma palmaria”, arrancan los magistrados. Y ello porque hay 189 acreedores, unos créditos millonarios impagados y la situación de insolvencia de la empresa es “patente”. La sala no tiene dudas de la “falta de liquidez” que sufre esta sociedad y de su “inactividad total”.

La resolución judicial concreta que el “activo” de Naerama está constituido en su práctica totalidad por los terrenos que hace dos décadas les vendieron los extrabajadores de GEA, haciendo referencia a los contratos de compraventa de la cesión del remate relativo a ese 22,07% de las fincas de Cabral y Coruxo que pertenecían al grupo empresarial. En su recorrido temporal la Audiencia recuerda las sentencias firmes que reconocieron la deuda a favor de los querellantes y las posteriores demandas de ejecución iniciadas en 2015 que, hasta hoy, “no han conseguido la satisfacción de los créditos”. “Tampoco las actuaciones practicadas sobre el patrimonio” de la empresa que figura como fiadora en los contratos.

Lo cierto es que Naerama no llevó a cabo sus actividades “proyectadas” de promoción urbanística en esos solares –lo achacó “a la inseguridad jurídica derivada de la falta de aprobación del planeamiento urbanístico en Vigo”– y los trabajadores que cedieron los terrenos no cobraron su dinero. Algo que quieren lograr ahora con la solicitud de concurso en la que han tenido el respaldo de los jueces.

Plan de liquidación

El abogado de este amplio grupo de extrabajadores, Tomás Santodomingo, explicaba ayer que, tras esta “importante” resolución del órgano provincial, el administrador concursal, Aquilino Pérez Puga, deberá presentar el plan de liquidación. Los terrenos irán, dice, a venta directa o a subasta. “En el nuevo plan general esas parcelas están previstas como suelo residencial y terciario”, apunta. El dinero resultante sería para satisfacer esa deuda millonaria que desde hace tanto tiempo llevan reclamando sus clientes. “Es cuestión de justicia, durante todo este tiempo no hemos dejado de movernos”, afirmaba hace unos meses a FARO un vigués que trabajó durante tres décadas en GEA. “Pedimos que se nos pague lo que es nuestro”, añadía otra antigua empleada. Y es que transcurridos ya 20 años desde el ocaso de un grupo empresarial que fue un referente en toda España la lucha judicial de quienes trabajaron en aquellas fábricas sigue muy viva.

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