Un recurso para la seguridad, el transporte, la producción artística y el ocio; aunque muy limitado en Vigo. La normativa vigente en seguridad aérea condiciona el uso de los drones para aficionados y profesionales, dejando al área viguesa en una posición acotada en Galicia.
Un radio de ocho kilómetros desde el aeropuerto veta este tipo de actividades en la práctica totalidad de los términos municipales de Vigo, Redondela, Mos o Porriño. En el área más próxima a la terminal quedan limitadas únicamente a las que se realicen desde allí. Esta zona de exclusión, en la cual es necesario solicitar permisos y coordinarse con la torre de control de Peinador, se alarga hacia el oeste por el helipuerto del Hospital Álvaro Cunqueiro.
Expertos del sector destacan que su generalización en instituciones –Salvamento Marítimo, policía, etc.– y ciudadanos ha acelerado una “relajación” en las limitaciones.
Si lo comparamos con el territorio gallego, solamente la “L” de 80 kilómetros de longitud que dibujan las áreas de control de Alvedro y Lavacolla sobre la provincia de A Coruña tiene una exclusión mayor.
El mar abierto tampoco es una vía de escape al convertirse uno de los mayores reclamos en una limitación: el parque nacional de las Illas Atlánticas prohíbe este tipo de vuelos. Incluso fuera de su ámbito, la catalogación como Zona de Especial protección para aves requiere una confirmación previa. También al este la base forestal de Queimadelos deja un panorama similar sobre O Condado y Paradanta.
De esta forma, solo la parte central de la ría, Cangas, Cabo Estai o el Val Miñor son “zonas libres”. En el caso del área de control del Peinador es posible lograr un permiso especial contactando directamente con Saerco, mientras que en otros casos es necesario contactar con el Sergas, la Xunta o incluso el Ejército en la ría de Pontevedra.
Aunque numerosas webs de aficionados muestran mapas con ámbitos definidos, el único oficial es el presente en la de Enaire; lo que puede provocar malentendidos.
Durante el confinamiento, la Policía Local identificó a un joven redondelano que había puesto en riesgo el aterrizaje de algunos aviones al sobrevolar con su dron la pista de Peinador pese a encontrarse a 7 kilómetros de distancia, en la zona de Castiñeira. Este tipo de actividades conllevan una propuesta de sanción vulneración del espacio aéreo e incumplimiento de la normativa sobre drones, acarreando multas de hasta 225.000 euros.
Enaire ofrece cursos gratuitos para formarse en la materia a través de su plataforma web, la misma en la que el año pasado gestionó 5.500 solicitudes; lo que supuso un incremento del 370% respecto a 2020.
Este tipo de aeronaves no pueden superar los 120 metros de altura durante su vuelo y deberán permanecer en tierra en situaciones climatológicas adversas, como con lluvia y viento. Debido a su popularización en los últimos años, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha realizado varias campañas de sensibilización para recordar que no se trata de un juguete y que se deben extremar las precauciones de uso.
