La receta contra palomas y gaviotas en comunidades de vecinos: pinchos en las azoteas

Comunidades de vecinos ponen pinchos en las azoteas para “espantar” a gaviotas y palomas.

Comunidades de vecinos ponen pinchos en las azoteas para “espantar” a gaviotas y palomas. / Alba Villar

Palomas y gaviotas son históricamente un quebradero de cabeza para las terrazas de las cafeterías. Según un informe de los hosteleros de Vigo, hay locales que sufren daños causados por estas aves y que suponen pérdidas de unos quinientos euros mensuales, especialmente por destrozos en los toldos y en la vajilla. Pero lo que suele pasar desapercibido es que los edificios de viviendas también sufren los daños de palomas y gaviotas. Tal y como apuntan administradores de fincas, uno de los principales problemas de la “invasión” es la dificultad que tienen los propietarios para alquilar los pisos afectados porque “es tan grande el deterioro de algunos inmuebles, que los potenciales inquilinos se echan atrás asustados por lo que ven”.

Por eso las comunidades de vecinos ya están tomando medidas para intentar evitar destrozos en las fachadas y en las azoteas. Así, en algunos barrios como Coia, es habitual ver en la parte de arriba de los edificios filas de pinchos para disuadir a las gaviotas y palomas. Hay que incidir que los administradores de fincas insisten en que en ningún caso buscan matar a estas aves, sino simplemente “espantarlas”. “Lo que se busca es evitar que se posen en la azotea o creen nidos. Siempre son elementos disuasorios, nunca represivos, porque no queremos provocar ningún daño al animal”, asegura Roberto González, de Segurcom.

Hay que incidir precisamente que la legalidad de estos sistemas reside en el hecho de que no produzcan lesiones en estas aves, porque de lo contrario sí que podrían entrar las autoridades medioambientales a poner sanciones. En las fachadas y en las ventanas de las viviendas se ponen por su parte hilos para espantar a estos animales y evitar sobre todo daños derivados de los excrementos que dejan.

El propio Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia (Coafga) denunció recientemente que los propietarios “se ven obligados a caminar entre excrementos corrosivos, que sus hijos llevan al colegio en los zapatos y que portan parásitos y hongos que pueden perjudicar la salud de personas y mascotas, causando enfermedades infecciosas, además de provocar resbalones peligrosos”.

Los administradores no obstante insisten precisamente en un aspecto: aunque es preciso poner freno a la “invasión” de pájaros, sobre todo si estos causan desperfectos, recuerdan que está prohibido retirar nidos sin permiso en el caso de aves protegidas como golondrinas o vencejos. Y es que hacerlo puede suponer la imposición de sanciones o incluso constituir un delito contra la fauna, castigado con hasta dos años de prisión. Así, en aquellos edificios afectados, sobre todo en los que no tienen instalado ningún sistema de protección, el procedimiento adecuado sería ponerse en contacto con el Ayuntamiento o con la propia Guardia Civil para tomar las medidas oportunas, pero nunca actuar por cuenta propia.

Para evitar que las comunidades de propietarios tengan que enfrentarse a una plaga, tanto de gaviotas y palomas como de otras especies como ratas y chinches o termitas, los administradores de fincas han elaborado una pequeña guía con recomendaciones, entre las que destaca la importancia de la recogida de la basura. Así, es clave que las bolsas estén bien cerradas, evitar que goteen y dejen mal olor y restos de humedad en zonas comunes o dentro de los propios contenedores.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents