El polifacético artista y autor del popular 'conxuro da queimada, Mariano Marcos de Abalo, ha fallecido en Vigo en las últimas horas. Natural de A Pobra do Caramiñal, nació en el año 1937 y se trasladó a la ciudad olívica en la década de los años 60. De profesión trabajador de banca, su texto para purificar a las 'meigas' y limpiar de "maldades" la tierra viajó por todo el mundo de la mano de los miles de emigrantes gallegos.

Mariano Marcos de Abalo, vecino del barrio de O Calvario, ingresó en el hospital hace dos semanas tras sufrir problemas respiratorios que no pudo superar.

Quien más y quien menos ha invocado a los "mouchos, coruxos, sapos e bruxas" envuelto en el aroma del aguardiente quemado, pero la mayoría desconocen que su autor residía en Vigo y que compuso estos versos hace varias décadas, en el curioso marco de un barco decomisado que estaba amarrado en el puerto. Allí se reunía un grupo de amigos para organizar sus guateques y allí creó una primera versión, que completó con dos estrofas más años después, cuando ya se dedicaba a hacer queimadas en la discoteca Fausto.

Mariano Marcos guardaba para sí gran cantidad de anécdotas, algunas de ellas las contó en varias entrevistas en las páginas de FARO. Explicaba, por ejemplo, cuál era la receta ideal de la queimada: "La auténtica solo lleva aguardiente y azúcar y una monda de limón o naranja. El café no le da ni sabor ni color". En este último punto discrepaba con el expresidente de la Xunta Manuel Fraga. "Asistió a un par de mis queimadas, pero no le gustan porque él dice que hay que echarle vino y café". De su participación en el mítico 'Luar', de actualidad estos días por la participación de las Tanxugueiras en el último programa, no guarda muy buen recuerdo del trato que le dispensó Xosé Ramón Gayoso. "Solo quiere destacar él", explicaba.

Mariano Marcos de Abalo, que en Salvaterra llegó a preparar una queimada para más de 600 personas, completaba su ecléctico currículo con las aficiones de humorista, dibujante, poeta, coleccionista de pipas y esquelas con mote, además de autor de tallas de marfil y madera y pregonero en numerosas fiestas. Su maña a la hora de hacer brotar el fuego azul del pote está guardada en los archivos de cientos de turistas, especialmente japoneses, que fotografiaban y grababan el momento de mágico de convocar a los buenos espíritus.