El cadáver hallado al borde de una carretera, sin signos externos de violencia, supuestamente depositado, incluso colocado, días después de su desaparición, es decir, trasladado para que fuese localizado, en este caso, por un vecino que paseaba por la zona.
Coincidencias
Semeja que se habla del suceso de la joven viguesa Déborah Fernández-Cervera,si bien este relato pertenece al hallazgo hace tan solo dos días del cuerpo sin vida de la joven vallisoletana Esther López. Casos prácticamente idénticos que, por el momento, solo difieren en López estaba vestida y acompañada de sus pertenencias y Déborah fue localizada desnuda –lo que incide, todavía más si cabe, en la intervención de un tercero–.
Valoración
“Apareció igual que Déborah, pero la investigación está siendo muy distinta. En el caso de Valladolid, ya hay investigados e incluso llegó a detenerse a alguien que, según los medios, mintió en sus declaraciones, como en el nuestro y aquí sigue si haber ni detenidos ni investigados. Apunta a un claro agravio comparativo: hubo una actuación diligente desde el minuto 1 que, tristemente, aquí no hubo”, lamenta uno de los letrados de la familia de la joven.
Muertes violentas
La coincidencia de ambos casos se termina en cuando se ahonda en la investigación de uno y otro. Y es que mientras en el caso actual, varias fuentes oficiales llegaron a certificarlo como de muerte homicida, en el de la joven de Alcabre, la posibilidad de una muerte natural envolvió la causa desde un principio.
Un informe de parte
Es más, tuvo que ser un propio forense de parte el que emitiese, en base a los informes de la autopsia, un dictamen que apunta a la inhibición o sofocación mixta –asfixia por oclusión de los orificios respiratorios junto con compresión torácico-abdominal– o a causa de una sofocación con un objeto blando sobre las vías respiratorios, como causa de la muerte.