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“Enfermos y sin ingresos; estamos desamparados”

Una viguesa visibiliza el impacto económico del cáncer en su vida

Jeannette Montoya, diangosticada de cáncer de mama el año pasado, ayer, en su domicilio. MARTA G. BREA

Se define como una mujer fuerte, de las que llevan trabajando toda la vida sin parar, de aquí para allá, de las que “andan a mil” tirando siempre hacia adelante, sin dejar de mirar nunca para el reloj. Dice que, por suerte, nunca tuvo que pedir ayuda a nadie, que con lo que ella ganaba en el sector de la limpieza y con el sueldo de su marido, que era marinero, en casa siempre fueron tirando. Hasta ahora.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer se instalarán mesas informativas

En cuanto cumplió 50 años, Jeannette Montoya entró en el Programa Galego de Detección Precoz de Cancro de Mama, a través del cual se sometía a revisiones periódicas que siempre habían salido bien. Sin embargo, en la última que realizó en agosto de 2021, cuando la profesional le preguntó si había detectado algún cambio, ella comentó que notaba una pequeña hinchazón que le recordaba a cuando estaba embarazada. No le dio importancia y salió de la prueba confiada. Una semana más tarde la citaron para completar el estudio porque “algo” no estaba bien.

"Me fui hasta una cafetería y lloré, porque jamás habría imaginado un diagnóstico así”

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“Cuando fui a la consulta me hicieron una ecografía en 3D y una biopsia, y la médica ya me dijo que tenía altas probabilidades de tener cáncer. Fuera me estaba esperando mi hija y al salir me fui hasta una cafetería y lloré, porque jamás habría imaginado un diagnóstico así”, explica Jeannette.

La palabra cáncer marcó en su vida un antes y un después, ya no solo por la enfermedad en sí misma, que le supuso la extirpación de una mama completa, sino por todo lo que vendría después.

En este sentido, esta viguesa muestra que la patología oncológica va mucho más allá del diagnóstico y cuenta que “yo, que tenía mi vida y mi trabajo, me vi totalmente incapacitada porque ni podía coger peso, ni podía casi moverme... es que ni siquiera podía coger la escoba para barrer. El impacto económico en casa fue mucho, porque estoy a punto de cumplir 62 años, sin poder trabajar y mi marido con un trabajo puntual en el Puerto, que no nos llega."

"Desde agosto estoy percibiendo una ayuda de 180 euros gracias a las AECC de Vigo, pero que termina en marzo. Entonces me pregunto qué va a pasar conmigo a partir de ahí si el cáncer todavía no se va; ¿sabes?, nunca tuve que pedir nada y esta situación no me da vergüenza, pero realmente llego a sentirme culpable”, apunta Jeannette, quien hace referencia a los altos costes de los materiales y fármacos.

En este sentido, esta viguesa señala que “una banda que tuve que comprar costó 20 euros, los sujetadores específicos entre 20 y 30 euros, si quieres llevar peluca, aunque te la presten, tienes que hacerle un mantenimiento. A todo esto hay que sumar que debes llevar una alimentación sana, cuidar lo que comes. Es gasto tras gasto y compruebo que, sin ingresos o sin el apoyo de una familia o asociación, los pacientes con cáncer estamos desamparados”. Es por esto que, esta viguesa, reivindica una mayor implicación por parte de la sociedad y de las administraciones, para que no los dejen caer en “un abismo”.

La frontera de la desigualdad

Es precisamente la desigualdad que genera la patología oncológica el factor que centra la campaña de la AECC de este año, puesto que llega a provocar un coste económico superior a los 10.000 euros durante el proceso al 41% de las familias.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, en Vigo se llevará a cabo hoy la acción “La frontera de la desigualdad”, una iniciativa para dar visibilidad a esta realidad. Para ello, se instalarán mesas informativas en el Centro Comercial Travesía, la Farola de Príncipe y el Hospital Meixoeiro y todos los autobuses de Vitrasa proyectarán el vídeo de la campaña “Iguales?” .

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