Al igual que la aldea de Astérix y Obélix, la plaza de la Ronda de don Bosco, que luce desde hace más de un año y medio totalmente renovada, se resiste, pero no a los romanos, sino al apagón del alumbrado navideño. En este céntrico punto de la ciudad, sigue siendo Navidad: cuando cae la noche, las luces que adornan las pérgolas se siguen encendiendo a pesar de que, en el resto de la ciudad, dejaron de brillar el domingo 16. ¿El motivo? A petición del sector hostelero, y con la aprobación de los vecinos de la zona, el Concello ha tomado la decisión de que los ledes continúen encendidos. ¿Y hasta cuándo? Fuentes municipales avanzan que “durante un tiempo”, sin precisar fecha, pero declaran que la entidad de la Praza do Rei no descarta que sea “permanentemente”.
“Con la iluminación y la reforma, nuestra actividad creció; no hay comparación”
Más allá de atraer a clientes y generar un ambiente diferente, los hosteleros explican que se trata de una necesidad porque la plaza “es muy oscura”. Son estos factores los que justifican esta excepción. “La gente se anima mucho más a venir a esta zona y tomar algo en la terraza. El alumbrado da otra visión a la plaza. Afortunadamente, el Concello nos ha hecho caso. Lo ideal sería dejarlo así todo el año, es muy elegante”, explican desde el bar Encapríchate Country. Uno de sus camareros, Ricardo Fernández, asegura que “se nota muchísimo” el efecto de las luces en las ventas. “Entre la iluminación y la reforma, no hay comparación”, anota antes de destacar que, “durante los dos días” posteriores al acto de apagado, no se encendieron y “se notó”: “No venía tanta gente y la que venía preguntaba por ellas”.
Sandra Rodríguez, gerente del bar Primavera, también apuesta por que se queden encendidas todo el año. “Por la noche, en la plaza, hay poca luz, por lo que sería ideal que las dejasen para siempre. Además, quedan superbonitas y todos estamos contentos con ellas: los negocios, los clientes y los vecinos”, indica, a la vez que sostiene que es una forma de potenciar la actividad hostelera en la zona, que experimentó un “bum” desde la humanización. “Con las luces y la reforma, la mejora es del 100%. Viene gente nueva todos los días; antes, era más habitual encontrarse solo a los vecinos del barrio”, apostilla.
“Vecinos, clientes y hosteleros estamos encantados. Parece una decoración fija”
Opinión similar muestra Alberto Ramos, uno de los propietarios del café-bar La Llorona. Quiere que se deje el alumbrado tal cual está o, si no es posible, que se cambie por uno “similar”. “Estamos encantados. Es la voluntad de vecinos, clientes y hosteleros. La iluminación de la plaza es muy tenue; de noche, está prácticamente a oscuras. Con las luces, queda muy bonita y se ve todo mejor. Si pueden estar todo el año, mejor”, señala. Al igual que sus compañeros de gremio, afirma que, con las luces encendidas, “hay más clientes, más movimiento”. “Algunas personas han conocido la plaza en las fiestas navideñas gracias al alumbrado. Ahora, la gente ya piensa que se trata de una decoración fija, no de Navidad”, finaliza.
Reforma integral
La plaza –al igual que el resto de la calle– se benefició de un lavado de cara integral que finalizó en la primavera de 2021. Perdió los cedros de gran porte –dos por accidente y otros dos por seguridad– y el suelo de arena –por el de piedra– y ganó un espacio moderno con pérgolas, gradas y bancos. Concello y Diputación firmaron la obra, que convirtió este lugar en un punto habitual de quedada de amigos y familiares los fines de semana.