Entre un 15 y un 25% de las compras online se frustran por no haber nadie en casa. Esto supone un coste de 15€ por envío para la firma e-commerce en cuestión, según PCA Predict. Y lo más grave: se generan 420 millones de toneladas de C02. A los costes económicos y al impacto medioambiental, hay que añadir el engorro de que el cliente tenga que gestionar la entrega con la empresa de transportes, o recibir un SMS al móvil, un aviso en el buzón, o bien acordar un punto de recogida y, en el peor de los casos, permanecer retenido en casa hasta que el pedido llegue. No todos pueden perder la mañana entera, todo un día, o incluso más jornadas por un retraso imprevisto del paquete que esperas, en muchos casos, con cierta urgencia.

Una empresa de Vigo ha creado la solución que solventa estas situaciones, que cada vez se repiten más a menudo, debido al incremento que ha experimentado el comercio electrónico en los últimos años, y que ha registrado un efecto multiplicador en tiempos de pandemia. Precisamente, otra de las ventajas añadidas a este sistema permite evitar el contacto físico entre el mensajero y el particular a la hora de realizar la entrega, como precaución anti COVID. De momento, las rutinas que se implementan en estas empresas de logística consisten, bien en dejar el paquete al lado de la puerta, y retirarse de ella unos metros, hasta comprobar la recepción por parte del cliente, o bien en introducir el paquete en cuestión en el ascensor del edificio y dirigirlo al piso donde habita el destinatario.

Después de más de tres años de trabajo, esta 'starup' de la ciudad olívica ha desarrollado la primera puerta inteligente que se integra en cualquier hogar. Se denomina Yolodoor y recibe las compras de un particular cuando éste no está en casa. Estas puertas son además personalizadas para cada cliente y tiene una sencilla instalación sin obras, que no se demora más allá de los cinco minutos.

El equipo vigués de la puerta inteligente rodea a su promotor y creador, Daniel Graña, en el centro de la imagen. Yolodoor.

Este invento le proporciona al consumidor final una herramienta que se integra en su hogar. Sin preocupaciones, con toda libertad y, para el sector logístico, una opción más eficaz y segura para recoger y entregar, en la propia casa, cualquier paquete a la primera. Su ideólogo es Daniel Graña, un empresario que lleva 40 años dedicado al sector de la tecnología y electrónica, y que más de la mitad ha estado centrado en la logística y en el comercio online. "Una nueva realidad ha creado nuevos hábitos y problemas de tiempo, dinero y salud para todos los agentes: cliente final, empresas de reparto y logística, vendedores y medio ambiente. Durante tres años nos hemos centrado en desarrollar y actualizar una puerta que ayude a solucionar estos problemas y que se integre en armonía en cualquier hogar, reduciendo el impacto y dando libertad al consumidor” asegura el impulsor de esta tecnología que se fabrica en una nave situada en el barrio de Lavadores, en Vigo.

Imagen de la puerta Yolodoor desde el rellano.

Imagen de la puerta Yolodoor desde el rellano. Yolodoor

El secreto: una trampilla mecánica integrada

Esta puerta inteligente es blindada, está diseñada en aluminio, y disponible en diez acabados. Sus elementos clave son su compuerta mecánica de 30x40cm y una bandeja automática que soporta algo más de 30 kilos.

Cuando un particular realiza una compra online, solo habría que registrar el número de seguimiento en la app de Yolodoor. El mensajero, desde su aplicación, escanea el código del paquete y la compuerta se abrirá por un tiempo definido de 30 ó 60 segundos. Además, esta tecnología permite otras funciones como la conexión con la alarma, pisos vacacionales, abrir el portal, garaje o la propia cerradura sin llaves.

La adquisición de estas puertas se realiza online, y ya están en el mercado desde finales de 2021. En la actualidad, empresas como Amazon o Correos, entre otras, entregan ya en puertas Yolodoor que están siendo instaladas en todo el territorio español y en Portugal, y cuyo coste no llega a los 4.000 euros.