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Las alumnas solo suman el 23,5% de la matrícula en las ingenierías este curso

Los grados tecnológicos cuentan con 1.031 mujeres en los tres campus | Por contra, los hombres apenas alcanzan el 15% en aulas de Enfermería y Educación Infantil y Primaria

Alumnos de ingeniería industrial de la UVigo durante el pasado curso R. Grobas

Solo dos de cada diez alumnos en los grados de ingeniería este curso son mujeres. Los estereotipos sociales y las percepciones sobre la capacidad o la realidad del mercado laboral mantienen la brecha de género en las carreras tecnológicas de la UVigo y las 1.031 estudiantes inscritas en los tres campus durante el periodo 2021/22 suponen el 23,5% de la matrícula total en este ámbito –4.369–.

La infrarrepresentación de las mujeres en estos estudios supone un reto para todas las universidades españolas y europeas y constituye una grave amenaza para la igualdad, dado que están relacionados con las profesiones que serán más demandadas en los próximos años y que además cuentan con los salarios más elevados.

En la UVigo la matrícula de mujeres en todos los grados impartidos es ligeramente superior a la de los hombres, sin embargo, la presencia de éstos solo es superior en las ingenierías. También se producen grandes desequilibrios, aunque a favor de las alumnas, en las ciencias de la salud, y en las humanidades, donde suponen el 80% de las aulas.

Solo tres carreras tecnológicas cuentan con mayoría de estudiantes femeninas, y curiosamente dos de ellas son dobles grados estrenados el curso pasado, que tienen una mayor duración y exigen más esfuerzo por parte de los alumnos. Se trata del programa de Ingeniería Biomédica y Mecánica, con un 61,5% de inscritas; el grado de Ingeniería Biomédica, con un 61,3%; y el de Biomédica con Electrónica Industrial, donde suponen un 57%.

Estos títulos han desbancado a Química Industrial y a los dos grados de la Escuela de Ingeniería de Minas y Energía, que tradicionalmente han presentado las mayores cuotas de alumnas. El primero cuenta este curso con 93 mujeres y 102 hombres. Por su parte, la proporción femenina en Ingeniería de la Energía es del 34,8% y la de Recursos Recursos Mineros y Energéticos, del 31,1%.

Entre los grados tecnológicos con menos alumnas se encuentra el de Telecomunicación, con un total de 114 frente a los 498 alumnos matriculados. En las aulas de Ingeniería Eléctrica solo hay 31 mujeres, lo que supone una representación del 16,2%; similar a la registrada en Electrónica Industrial y Automática, un 15,4%.

Las cifras más preocupantes de toda la Universidad de Vigo se registran en Informática, con 512 alumnos matriculados y solo 82 alumnas. Y también en Ingeniería Mecánica, carrera elegida por 580 hombres frente a 87 mujeres.

En este listado no está incluido el grado en Ingeniería Mecánica que se imparte en el Centro Universitario de la Defensa de la Escuela Naval de Marín, adscrito a la UVigo, donde la presencia de mujeres que se forman como militares a la vez que cursan una carrera se reduce hasta un 10,4%. Son 37 frente a 318 compañeros.

También habría que mencionar un doble grado que aúna el ámbito tecnológico y el de ciencias sociales, el de ADE e Informática que se imparte en el campus de Ourense y en el que la proporción de alumnas es de 14 en una matrícula total de 40 estudiantes.

Y a igual que en el resto de universidades españolas, los sesgos de género también se producen en las carreras relacionadas con la salud y la educación, elegidas mayoritariamente por mujeres. Ellas ocupan casi nueve de cada diez pupitres en las escuelas de enfermería y magisterio.

Águeda Gómez M. G. B.

“Hay que dar apoyo económico y soporte a las que se animan”

Águeda Gómez - Directora de la Unidad de Igualdad de la UVigo

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–Los datos evidencian lo difícil que es paliar la brecha de género en las carreras tecnológicas.   

–Es muy complejo. Por un lado, están los estereotipos. Vemos día tras día que los grandes empresarios de Silicon Valley y los amos de internet son hombres. Y también influyen las cuestiones económicas. Percibimos estos espacios como hostiles para las mujeres y muchos padres sin demasiados recursos prefieren no animar a sus hijas a estudiar estas carreras si luego van a tener problemas. Una forma de resolverlo sería que las administraciones apoyasen a estas alumnas con becas. Desde la Cátedra que tenemos con la Diputación de Pontevedra entregamos premios a las estudiantes con mejores expedientes para apoyarlas y animarlas a superar todos estos obstáculos. Y también trabajamos mucho en torno al Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia para desterrar los estereotipos en los colegios. En Primaria se empiezan a forjar y luego es muy complicado cambiarlos. Las escuelas también trabajan en este sentido, pero los estereotipos se reproducen a través de los temas mainstream de los medios de comunicación e internet y las series de televisión y la plataformas.

“Los estereotipos empiezan a forjarse en Primaria y luego es muy difícil”

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–Hay muchas investigadoras y alumnas de la UVigo comprometidas en ser esos referentes que ellas no tuvieron.   

–Curiosamente, en los temas de Inteligencia Artificial son las mujeres la que están siendo pioneras en la mejora de los logaritmos para que no discriminen. Somos pocas, pero destacamos en brillantez y en una mirada crítica y ética. Los programas Experimenta en feminino y Elas fan Cien Tec son iniciativas generosas y altruistas de las propias investigadoras y alumnas que acompañamos desde la Unidad de Igualdad. A lo largo de la historia ha habido muchas mujeres extraordinarias pero han sido invisibilizadas por el efecto Matilda. Lo vemos en la película “No mires arriba”, donde el profesor se lleva el mérito del descubrimiento de la doctoranda.

–¿Qué se puede hacer desde la universidad?

–Es una mezcla de estrategia económica, de formación en igualdad y de muchas campañas y referencias colectivas. Hay que pensar que las universidades tienen muchos siglos de vida, son una casa y cosa de hombres, y bastante se ha acelerado el cambio. En las convocatorias de investigación se ha incluido la perspectiva de género, lo que ha supuesto una revolución. Faltaría que el mundo de la cultura también haga esta reflexión. Nosotros tratamos de que nuestros alumnos de Comunicación Audiovisual salga con una perspectiva de género.

–A pesar de sus reticencias, los datos demuestran que las mujeres que cursan ingenierías tienen expedientes más brillantes que sus compañeros.

–Sí. Pero la realidad es muy compleja. En el primer curso de Ingeniería Aeroespacial había un 40% de alumnas y ahora han vuelto a caer al 26%.

–Sin embargo, siguen siendo mayoría en ciencias de la salud y educación.

–Pero luego ocurre que la situación laboral de los alumnos de Fisioterapia es mejor que la de ellas y tienen más puestos de dirección. Esto es algo que tiene que ver con los mandatos sociales, las mujeres son seres para otros y los hombres, para sí mismos. Se vio en las universidades durante el confinamiento, los datos demuestran que ellas dedicaron más tiempo a tutorizar al alumnos y ellos a producir papers, que es lo que redunda en salario. Las autoridades tienen que compensar esta tendencia. Y desde el Observatorio de Igualdad estamos comprometidos con la visibilización de los datos para que no pasen desapercibidos y combatir el negacionismo. 

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