El balance de los últimos quince años sobre los datos de personas que viven solas en la ciudad arguye cierto pesimismo. Desde el año 2007 el número de viviendas unipersonales en Vigo ha crecido un 30%. Según los últimos datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), una de cada cinco viviendas de la ciudad están habitadas por una sola persona. Son, en total, 24.243. Lo que no ha cambiado en estos últimos quince años es la edad media de las personas que viven solas, sigue en torno a los 62 años. De hecho, los datos que ha compartido el Concello de Vigo con FARO ratifican al IGE y dibujan todavía mejor el perfil de estas personas: el 70% son personas mayores de 65. Además, la inmensa mayoría tienen rostro de mujer.
Una de ellas es Asunción Pérez, vecina del barrio de O Calvario. Hace un año que su marido falleció tras una larga enfermedad y ella, en plena forma física y mental, se niega a abandonar su casa: “Mis hijos insisten mucho en que me vaya a vivir con alguno de ellos. Que si me puedo caer, que si no hay nadie que me ayude, que si la casa es mucho trabajo para mí sola...”. A sus 89 años, Asunción dice que, “mientras el cuerpo aguante”, no se piensa mover de donde está. “Esta es mi casa y se vive a mi manera. Si me voy a otra que no sea la mía, tendré que amoldarme y yo ya no tengo edad para eso”, afirma entre risas esta vecina de O Calvario. Además, termina: “Si el cuerpo deja de ir como debería, aún me queda la opción de contratar a una persona para que me eche un cable en las cosas de casa. ¡Todo antes que dejar mi casa!”.
Una de las principales asociaciones que trabaja, en Vigo, para tratar de prevenir y paliara la soledad de las personas mayores es Grandes Amigos. Su portavoz, José Ángel Palacios, hace hincapié en la diferencia entre la soledad no deseada y la que sí lo es, como en el caso de Asunción. La que no lo es, explica, “es un problema de salud pública que a todos nos acabará afectando”. “Debemos desestigmatizarla, deshacernos de ese estereotipo que recae en las personas mayores”, explica Palacios. Desde Grandes Amigos, además de llamar al voluntariado, proponen a la sociedad para que se haga la pregunta de qué pueden hacer ellos. “Lo fundamental es que nos preguntemos cómo nos gustaría envejecer. Ponernos en esa tesitura. De la tendencia en el cambio demográfico se puede deducir que el problema de la soledad será más acusado en el futuro”, explica José Ángel, que tacha de “cortoplacista” a una sociedad “cada vez más individualizada”.
A pesar del envejecimiento de la población gallega y de cómo ese es un factor clave que aflora a la hora de dibujar las causas del aumento de hogares compuestos por una única persona, ni Vigo en particular, ni Galicia en general son una excepción. De hecho, la comunidad reporta mejores datos en ese sentido que en el conjunto del Estado. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), uno de cada cuatro hogares en España está compuesto por una única persona. Una cifra que aumentó un 2% durante el primer año de pandemia, pero que es peor que los datos de la realidad gallega. En Galicia, son 239.636 las personas que viven solas, un 22,42% del total. Por su parte, la provincia que reporta una mayor tasa de viviendas unipersonales es Ourense, que con un 25,22% se acerca a las cifras españolas.
Un centenar de centenarios vigueses se las apañan solos
En la ciudad de Vigo hay 193 personas que tienen más de cien años y, de ellas, algo más de la mitad viven solas. Esa es una de las principales conclusiones que se extrae del avance del informe del “mapa da soidade” que el Concello ha facilitado a FARO. Además, explican desde el consistorio, casi siete de cada diez son mujeres.
Estos datos los ratifica, también, José Ángel Palacios, portavoz de la fundación Grandes Amigos, que trabaja mano a mano con el Concello. Palacios señala, además, algunas cosas buenas y otras malas que ha traído consigo la pandemia. “Una de las mejores cosas que vinieron con el coronavirus fueron esos apoyos vecinales espontáneos. La gente comenzó a decirse ‘oye, quizás debería echar una mano a esa vecina de noventa años que nunca he saludado”, resalta José Ángel, que hace hincapié en la importancia y el valor de volver a esas relaciones que, precisamente, “nos enseñaron nuestros mayores”. Otra de las virtudes que han aflorado, señala, “es la pérdida de miedo a pedir ayuda por parte de gente que se encuentra en esta situación”. A su juicio, la sociedad debe “evitar caer en el drama” del problema y “trabajar duramente en la prevención”. “Nos corresponde un reto y es aprender a gestionar la soledad”, añade el portavoz de la fundación Grandes Amigos. Nosotros estamos muy contentos con el trabajo del Concello. No solo por la financiación, sino porque la mayoría de la gente a la que apoyamos viene derivada de algún trabajador social del Concello que ve que la persona lo puede necesitar”, apunta Palacios. Con todo, desde Grandes Amigos creen que las administraciones deberían esforzarse en “concienciar a toda la sociedad sobre que la soledad no deseada es un problema transversal de la sociedad tan importante como puede ser la preservación del medio ambiente”.
Entre otras actividades, el Concello de Vigo ha planificado, por primera vez en su historia, un programa de envejecimiento activo para mayores. Actividades como yoga, excursiones y deporte colectivo formarán parte de la estrategia del Concello para tratar de atajar el problema creciente de la soledad no deseada. Según fuentes oficiales, para esta batería de acciones, el consistorio local ha presupuestado un total de 176.000 euros.