El Rebullón marca su historia. Hablamos del hospital psiquiátrico. No, no era médico pero fue un símbolo profesional de un hogar de personas desarraigadas, con problemas introspectivos.

Rafael nació con la difícil capacidad de escuchar sin interferir. Y no era psiquiatra. Un funcionario de carrera que llevó las riendas del olvidado Rebullón viendo pasar los nombres de pacientes indefinidos, pero con la constancia de que eran personas.

De ello tomó nota cuando alguien le propuso iniciar una labor de ayuda a personas necesitadas, oscurecidas en una sociedad viguesa que vivía momentos de solvencia. Rafa no dudó. En el Rebullón estaban las incógnitas mentales. En el proyecto de ayuda alimentaria se mostraba la dura realidad social.

El Banco de Alimentos de Vigo fue uno de los primeros que se crearon en España para trascender en la vida de los poco solventes, de los próximos a la pobreza diaria. Rafa con su experiencia profesional hilvanó las labores de secretaría que ya era referencia en otras capitales españolas y europeas.

Durante décadas, desde 1995, se empeñó en mejorar la estructura de la Fundación, con la sonrisa al frente y la confianza que expandía entre los voluntarios que iban aumentando día a día.

Vivió el inicio en un pequeño bajo comercial de apenas 100 metros cuadrados, en la calle Pino. Colaboró en las Operaciones Kilo que se fueron popularizando entre los vigueses.

"Hábil negociador"

La labor de los voluntarios, la necesidad de algunos sectores de la comunidad, volvió pequeña la inicial sede de la calle Pino. Se buscó un nuevo recinto. Alcanzamos los 800 metros cuadrados en una nave en la calle Moiania, en Sárdoma. Rafa fue el hábil negociador para un, aparente, decisivo contrato.

De izquierda a derecha Pedro Pereira (ex presidente), Rafael Fernández (fallecido, patrono), Tito Badía (fundador) e Iván Martínez (presidente).

Los años iban añadiendo más valores en la persona de nuestro secretario. Mente límpida, además de sonriente, que aceptó enseguida la idea de encontrar una nueva nave, porque las necesidades de ayuda iban creciendo.

Rafa fue capaz de conseguir una nueva sede, la actual, para el Banco de Alimentos en Lavadores. Fue su gran donación profesional. 

La Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) le otorgó la Medalla de Oro como reconocimiento a su extraordinario trabajo como voluntario/secretario de la Fundación Provincial Banco de Alimentos de Vigo.

El adiós corporativo a alguien que ya no estará con nosotros. Rafa, un recuerdo de todos los voluntarios.