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Vigo, por debajo de los niveles de calidad de aire que recomienda la OMS

Los sectores residencial e industrial son los principales emisores junto a los vehículos particulares

Un gran atasco colapsa el tráfico en la Avenida de Madrid. | // JOSE LORES

El balance anual de la calidad del aire en Vigo suspende ante los nuevos límtes recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de que el año 2021 trajo consigo grandes parones industriales en las factorías de la ciudad, los vigueses siguieron respirando, durante todo el año, niveles de polución peligrosos para la salud. Organizaciones ecologistas como Greenpeace y la propia OMS apuntan a tres causas principales: el abuso del transporte individual; las emisiones del sector industrial; y la ineficiencia del sector residencial en materia energética.

A mediados de septiembre del pasado año, la OMS actualizó sus directrices para tratar de mejorar la calidad del aire en el planeta y cuidar la salud mundial frente a algunos de los contaminantes atmosféricos más dañinos. El organismo internacional no hacía una publicación de este tipo desde hacía quince años y el resultado, aunque previsible, fue arrollador: solamente siete de las ochenta ciudades más pobladas del Estado cumplían los requisitos sanitarios. Sin embargo, Vigo no es, por mucho, ninguna de esas siete.

Los principales elementos contaminantes del aire que la OMS señala son el dióxido de nitrógeno (NO²), la materia particulada fina (PM2.5), la materia particulada gruesa (PM10), el ozono (O³) y el dióxido de azufre (SO²). Durante el 2021, Vigo reportó niveles muy superiores a los recomendados en NO² y PM2.5.

El dióxido de nitrógeno es una de las principales emisiones relacionadas con los motores de combustión y la literatura científica del último siglo ya ha demostrado, en muchas ocasiones, su relación directa con patologías del aparato respiratorio. En ese campo, Vigo duplicó el máximo de 10 microgramos por metro cúbico recomendado por la OMS y tuvo, además, picos de emisión donde la concentración multiplicaba por diez la considerada como perjudicial para la salud.

“El gran problema de esta ciudad es el excesivo número de coches”

Coordinador de Greenpeace en Galicia - Manuel Santos

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No en balde, Vigo lidera, junto a Murcia, el ránking de las ciudades españolas con más coches por habitante: uno por cada dos. “A través de los pliegos de la concesión, el Concello tiene que apretarle las tuercas a Vitrasa para que ofrezca un transporte público eficiente en rutas y emisiones”, añade Santos, que también insta al Gobierno local a que instale aparcamientos disuasorios en la ciudad “que favorezcan el uso del transporte público como ya acontece en Pontevedra”. “Existen muchísimo ejemplos en España y en Europa a los que mirar, no hace falta inventarse nada”, explican desde una de las principales organizaciones ecologistas con sede en Galicia. Pero Vigo no es una excepción en este sentido: con los datos consolidados del último año previo a la pandemia, ninguna de las siete urbes gallegas aprueba el examen de la OMS.

Por otra parte, tanto las emisiones de partículas finas (PM2.5) como gruesas (PM10) están detrás de muchas enfermedades cardiovasculares y del sistema respiratorio. La literatura científica señalada en varias ocasiones por grupos ambientalistas como Ecoloxistas en Acción demuestran que una exposición prolongada a este tipo de partículas puede llegar a mermar la esperanza de vida de las personas en hasta dos años.

  • ¿Cuánto le cuesta a cada vigués la contaminación del aire?

Dos de las cuatro estaciones de medición de calidad del aire de Vigo que peores datos apuntan en este sentido son las que están situadas al este y oeste del recinto de la Zona Franca en Balaídos. Según esos datos, Vigo triplicó la concentración de 5 microgramos por metro cúbico recomendada de partículas finas y, además, tuvo picos de emisión en que esa cifra se multiplicó por veinte.

Zonas de Bajas Emisiones

Tanto para la organizaciones internacionales como para la mayoría de grupos ecologistas, el futuro de las ciudades pasa, necesariamente, por la creación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). De hecho, la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética, aprobada en primavera, obliga a que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes tengan en su territorio ZBE para el año 2023.

El pasado septiembre, y a instancias de Marea de Vigo, el Gobierno local aprobó una moción al respecto para agilizar la creación de estas zonas. El PSdG la secundó y subió la apuesta: se comprometió a crear la primera ZBE antes de acabar el año y, así, poder utilizar los datos de lo primeros seis meses del año para medir su efectividad; esta medida está pendiente.

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