Mira Vigo

El secreto de La puntita

Fernando Franco

Fernando Franco

Fernando Franco

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Llega la Navidad y el mundo se llena de colas. Supermercados, jugueterías, tiendas de ropa y restaurantes. Colas grandes, pequeñas, medianas; colas que van por número, por turno, por azar. Colas, colas y más colas, pero lo que alguien tendrá que explicarme es el secreto de la que se hace cada día en Joaquín Yáñez, que llega a ocupar gran parte de la calle de adolescentes. ¿Reparten dinero? Pues no, al contrario, cobran. No es la cola de la noria navideña, pero casi; no es la de la “doña manolita” viguesa en la Puerta del Sol sino más. ¿Y qué venden en ese negocio de diez metros cuadrados que antes ha sido de todo y nunca con suerte? Pues gofres con forma de pene. Por algo se llama La Puntita ¿Será por los gofres, será por su forma? Sea por lo que sea los que han cogido el local han dado, por vez primera, en el clavo. Ya decíamos nosotros de niños eso de “la puntita, la puntita nada más” pero no era por los gofres.

Y La Mestiza en Alameda

Estuve tomando una caña con Ani Boado en La Mestiza (Plaza Compostela, 19) y, mira por donde, allí nos encontramos con Eli, que recordamos como una de las modelos de aquel calendario animalista que se hizo hace años ,y a Saida, que yo recuerdo como modelo del desfile Transitus ad Delirium en el antiguo García Barbón. Cuenta Saida que La Mestiza rondaba por sus sueños y los de Anxo hace mucho, siempre apareciendo y desapareciendo pero sin decidirse a marcharse. Hasta que saltó de la imaginación a la realidad. Y ahí estaba Juan, el compadre de Saida, para tejer la red que necesitaban para creerse de verdad que La Mestiza iba a nacer: José Juan, Rivera y Gloria. A Anxo y a Saida los veréis en ese bar a diario. Esto es lo que nos han contado ellos. Anxo es el responsable de toda la magia que vais a comer, y Saida de toda la que vais a sentir. Anxo lleva 24 años detrás de los fogones: sus abuelos tenían un bar en Vigo que se llamaba El Cotorro, y allí se crió, entre olores y sabores. Desde el Pedro Madruga (Baiona) a Casa Irene o La Pleta (Valle de Arán), pasando por el Ibiza Gran Hotel (Ibiza), el Hotel Nagari (Vigo) y Casa Solla (Poio), entre otros, ha vivido de cocina en cocina, aprendiendo, enseñando… A su lado, su inseparable Saida, que ha trabajado tras la barra de muchos locales de Vigo y que lleva más de una década dejándose contagiar por la pasión de Anxo por la cocina, especialmente por el sushi. Después de años cocinando y trabajando juntos en muchos restaurantes, ahora lo hacen en esa Mestiza que imaginaron hace años, dibujándola en el aire.

Un homenaje a Ballesteros.

Un homenaje a Ballesteros. Hace unos días todos los amigos que compartieron partidos con él, incluido el “Gran Capitán” del Celta, Vicente, le hicieron un homenaje en los campos de Leri en la playa de O Vao y después un almuerzo en el Restaurante “El Cormorán” en la calle Bolivia. Fue un pequeño pero sentido homenaje a Alfonso Ballesteros (sentado, primera fila), toda una institución en el Fútbol Playa de Vigo, que está librando una batalla contra la enfermedad con las mismas ganas y el mismo valor con el que jugaba todos sus partidos, un ejemplo para todos. / Fernando Franco

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