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Un sacerdote a cargo de dos parroquias: la ciudad “copia” el modelo del rural

Alberto Montes, en la entradade la iglesia de Santo Toméde Freixeiro. Marta G. Brea

Unos 7 minutos en coche. Es el tiempo que le lleva al párroco José Alberto Montes Rajoy (11 de marzo de 1978, México) completar la distancia que separa el templo de Santo Tomé de Freixeiro y el de Santa Marta, las dos parroquias que tiene a su cargo desde el pasado mes de septiembre tras recibir esta encomienda del obispo, Luis Quinteiro Fiuza.

Alberto Montes se encarga de Santo Tomé de Freixeiro y Santa Marta: “Es una nueva realidad por falta de relevo generacional”

Le pone rostro a una situación habitual en el rural que empieza a ser común en la ciudad: es uno de los curas de Vigo que tiene que encargarse de más de una parroquia del casco urbano. La causa: la falta de relevo generacional. “Es una nueva realidad que tenemos que afrontar”, señala, a la vez que vaticina que esta circunstancia ha llegado para quedarse, al menos, a corto plazo.

“Tengo esperanza de que aumente la cifra de seminaristas. Esto se puede solucionar”

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La esperanza que mantiene la Iglesia, como reconoce Montes, es que aumente la nómina de seminaristas. “Son seis años de formación, que es necesaria, adecuada y exhaustiva. Es bastante tiempo, es un proceso largo”, apunta.

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En su tarea de llevar dos parroquias, reconoce la importancia de “organizarse muy bien y optimizar el tiempo” para poder atender “debidamente” a los fieles: 13.500 entre Santo Tomé de Freixeiro y Santa Marta. En su caso el reto es mayor: debuta como párroco y lo hace a dos bandas tras ser vicario parroquial, delegado de pastoral juvenil, subdelegado de medios de comunicación, y formador y administrador económico del seminario menor de Tui.

“Si hay dos misas a la vez, me ayuda uno de los párrocos a los que sucedo”

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Destaca el apoyo de los sacerdotes a los que ha sucedido, Manuel Hermelo, antiguo párroco –y fundador– de Santa Marta, y Manuel Gayoso, de Santo Tomé de Freixeiro. “Me siento muy acompañado por ellos dos y por los feligreses: por su acogida y la puesta al día que me han hecho. Me pateo las parroquias para conocerlas bien, me dejo ver por la calle, conozco a las familias… y, a mayores, dedico horas a la preparación de las misas”, indica. Ambos arriman el hombro para que las dos parroquias estén correctamente atendidas: “Cuando hay actividades simultáneas, alguno de los dos me echa una mano: por ejemplo, si hay grupos de oración, en la celebración de alguna misa o en la atención al grupo de Cáritas. En la misa del domingo a las 12.00 horas, yo voy a Santo Tomé de Freixeiro y Manuel Hermelo oficia la eucaristía en Santa Marta”.

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Habitualmente, hay misa a diario en Santa Marta a las 20.00 horas; en Santo Tomé de Freixeiro, solo los fines de semana, aunque, en algún momento del año, sí hay de lunes a viernes, como ocurrió la semana pasada por la celebración de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. “En ese caso, celebré la misa en Santo Tomé de Freixeiro a las 18.00 horas con el objetivo de que me diera tiempo a atender a los fieles una vez finalizado el culto, que quieren confesar o pedirme que vaya a visitar a alguna persona enferma, y llegar en hora a Santa Marta, donde es complicado aparcar: al salir en coche de Santo Tomé de Freixeiro, siempre le rezo a mi ángel custodio para que me guarde un sitio, pero, a veces, no lo encuentro pronto, eso es que no recé bien”, bromea.

Montes indica que esta situación sirve para poner en valor el papel de los sacerdotes. “Es un acicate para que fieles y sacerdotes nos interesemos más en esta figura y recemos y trabajemos más para que haya más vocaciones. Esta necesidad tiene que ser una oportunidad”, manifiesta antes de asegurar que está “sumamente feliz” con ser sacerdote y con la tarea que el obispo le encomendó:

Alberto Montes, delante de la iglesia de Santo Tomé de Freixeiro Marta G. Brea

“Me cuestiono muy seriamente por qué a otros jóvenes ni siquiera se les ocurre la idea de ser sacerdotes. Es una espina que tengo. Rezo y trato de decirles que vale la pena. La gente te coge muchísimo cariño”

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Cree que hay menos seminaristas porque “existe un gran ambiente de secularización” en una sociedad en la que “el ámbito religioso y de fe ha dejado de importar en las familias”. “También tiene que ver la natalidad: hay menos jóvenes, y tienen más miedo a responder que sí a la llamada de Dios, en parte, porque es una generación que quiere tenerlo todo atado y asegurado antes de tomar una decisión importante. Nos falta más confianza en Dios”, señala. En su opinión, se le puede dar la vuelta a esta situación. “Los creyentes debemos llevar una vida de fe más alegre, más coherente y más valiente, y tener más naturalidad para hablar de nuestra vida de fe”, argumenta.

Un guiño al Celta

Antes de acabar la entrevista, le hace un guiño a una de sus pasiones: el fútbol. Ser párroco de Santa Marta, la parroquia en la que se encuentra el estadio de Balaídos, es un motivo más para llevar con ilusión esta nueva etapa. “Somos el soporte espiritual del Celta y debemos rezar por el equipo. Los niños de catequesis, también. Si alguno lleva una camiseta que no es la del Celta, empieza mal. La coherencia es parte de la vida”, finaliza en tono jocoso.

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