Un equipo integrado por dos estudiantes de ingeniería de la UVigo y otro de Física de Santiago ha dado con la fórmula para reducir el consumo en nuestras viviendas de forma sencilla, asequible para el bolsillo y que además no conlleva grandes cambios en nuestros hábitos diarios. Su proyecto de innovación ha merecido el segundo premio del Reto SofIA para el Hogar lanzado por Telefónica a los universitarios de toda España.

La solución se basa en medir la señal de los contadores eléctricos con un modelo de inteligencia artificial, lo que permite manejar un informe mensual con los consumos de cada electrodoméstico. “Esto ofrece muchas funcionalidades, que fue lo que más le gustó al jurado. Puedes comparar el consumo de todos tus aparatos con la media nacional para tomar decisiones y también te ayuda a ser más consciente de los tramos horarios. Si ves una gráfica de tus consumos diarios al final de cada mes vas a empezar a consumir de forma más responsable”, destaca Juan Alberto Abia, graduado en Ingeniería Industrial por la UVigo.

El equipo lo completan su hermano Javier, que estudia Física en Compostela y fue el encargado de presentar el proyecto durante la DemoDay celebrada en Madrid, y Martina Páramos, alumna de la escuela viguesa de Ingeniería de Telecomunicaciones.

“Todo partió de una idea de Martina para identificar cuándo un electrodoméstico peligroso como una plancha o una estufa permanecían mucho tiempo encendidos en hogares de personas solas o mayores. Se nos ocurrió utilizar el cuadro eléctrico y a partir de ahí fuimos ampliando las funcionalidades”, explica Juan Alberto Abia.

El equipo realizó un prototipo más modesto a partir de los consumos de una de sus viviendas particulares, pero su sistema está diseñado para recoger los datos de forma automática y durante amplios periodos de tiempo.

Instalación sencilla y asequible

“Lo único que utilizamos es un multímetro con pinza amperimétrica, no es necesario cortar ni pelar ni un solo cable. La instalación de nuestra solución sería muy sencilla, porque solo necesitaría estos sensores y un microordenador en el cuadro eléctrico”, añade Abia.

Además de sencilla, su idea requeriría inversiones mucho menores que otras soluciones que ya se comercializa actualmente: “Existen enchufes inteligentes, pero tienes que tener uno con cada electrodoméstico. Y los cuadros inteligentes cuestan una barbaridad. Nosotros queríamos que fuese algo asequible para muchas familias, porque si el retorno tarda 5 años no les compensa”.

Gracias a su solución, cualquier usuario puede detectar de forma rápida si un electrodoméstico está siendo ineficiente. “En estos casos extremos te permite actuar muy rápido, pero por los estudios que hemos visto la reducción del consumo al mes puede ser del 12-20%”, destaca.

Otra de sus ventajas es que no conlleva grandes cambios en los hábitos diarios para poder reducir la factura eléctrica. “La presentación en Madrid la iniciamos con la pregunta ‘¿Cuántos sabéis lo que consume vuestro horno al mes?’. Nadie lo sabía. Parece que no hay soluciones para reducir los consumos, pero solo es cuestión de darle una vuelta para encontrarlas y que no sean complicadas”, sostiene.

Y es que Juan Alberto Abia ya suma una destacada experiencia en aportar ideas innovadoras que mejoren nuestro día a día. Junto a su hermano Javier arrancó un proyecto para mejorar la comunicación de personas con parálisis cerebral inspirado en su primo Carlos y que se acabó convirtiendo en el prototipo “CharlieSays” de la Asociación de la Rama de Estudiantes del IEEE de la UVigo. Y su trabajo fin de grado para reducir el consumo de los trenes mediante inteligencia artificial logró el primer premio de la competición de Siemens Mobility Spain en 2020.

“He tenido suerte y buenos equipos. Siempre me ha gustado mucho más trabajar en algo en lo que puedo ayudar. Es motivador. Trabajas más a gusto y mucho más”, asegura Juan Alberto, que actualmente forma parte de la plantilla de Red Hut. ”Me atrae más la innovación dentro de la empresa porque su enfoque es distinto al de la universidad, donde es más lenta y burocrática”, valora.