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El #MeToo llega a la noche de Vigo: "Estaba de fiesta y de repente no recuerdo nada"

Un movimiento en las redes sociales visibiliza agresiones en locales de ocio nocturno - Cada día dos mujeres denuncian casos de maltrato

Un botellón en la zona del Náutico (archivo) FDV

“Soy una estudiante Erasmus en Vigo. El pasado 6 de noviembre fui a una discoteca [...]. Estaba bailando con unas amigas y ya no recuerdo nada más. A la mañana siguiente me desperté con un chico, le pregunté que estaba pasando y me dijo que tenía que tomar la píldora del día después porque el preservativo se rompió”. Una manifestación más de la violencia machista, que, en este caso, se ceba con las más jóvenes.

Es uno de los testimonios recogidos por un movimiento puesto en marcha el pasado día 15 en las redes a nivel nacional para visibilizar las agresiones sexuales en el ocio nocturno y reclamar que las mujeres puedan salir de fiesta seguras.

Hasta la fecha, tres de los 12 relatos recopilados transcurrieron en Vigo y se denuncia que en algún momento de la noche las mujeres fueron drogadas. Así, una de las víctimas cuenta que “noté que dos hombres me seguían por todo el pub y después ya no recuerdo nada más, solo tenerlos pegados. Doy gracias porque un conocido se dio cuenta de que algo iba mal, me sacó de allí y me llevó a casa”.

Otra víctima denuncia que “estaba de fiesta y de repente no recuerdo nada, me lie con un tío, pero había perdido mi voluntad. Me contaron que acabé tirada en un portal hasta que una chica llamó a alguien para que me vinieran a buscar”.

Los datos de la violencia machista

La lacra de la violencia machista no cesa y, en la actualidad, cada día dos viguesas presentan una denuncia por malos tratos y una media de cuatro solicitan servicio de asistencia en el 016, el teléfono de atención a víctimas de violencia de género. A 25 de noviembre de 2021, en la provincia de Pontevedra permanecen activos un total de 1.265 casos de violencia de género, con 1.235 víctimas y 1.234 agresores.

La pandemia del COVID continúa haciendo mella en los indicadores de violencia machista, y es que la tendencia registrada el pasado 2020 se mantiene a día de hoy. Así, según datos facilitados por la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra, la cifra de denuncias por violencia de género en la ciudad se ha visto reducida en un 11,67% si se cotejan las cifras del 2019, cuando 986 viguesas formalizaron acusación por malos tratos, cifra que en 2020 cayó a las 871.

Respecto a 2021, los últimos datos actualizados del Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género (VioGén) se corresponden al mes de junio, momento en el que ya se habían registrado 400 denuncias en la ciudad olívica. De mantenerse estos datos hasta final de año, la cifra total de denuncias supondría casi un 19% menos que las presentadas en el año 2019. Asimismo, estas cifras implican que de media, al mes, unas 67 viguesas denunciar a su agresor ante las instituciones.

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Por otra parte, en comparación con las denuncias presentadas en la ciudad de Pontevedra, Vigo llegó prácticamente a quintuplicarlas en 2019 y mientras que en la ciudad olívica se redujeron en el año de la pandemia, en Pontevedra las cifras se incrementaron.

Respecto al total de la provincia, las acusaciones por malos tratos formalizadas en Vigo constituyeron el 42% y el 41% del total en los años 2019 y 2020, respectivamente. Por otra parte, en el primer semestre de 2021, constituyeron prácticamente el 50% del total.

Las llamadas de socorro

La caída de las denuncias por violencia machista tanto en la urbe viguesa como en el resto de la provincia y de la comunidad gallega no es asunto baladí, puesto que no equivale a un descenso real de los casos. Y es que frente a esta reducción contrasta el importante incremento registrado en las llamadas al 016 que fueron efectuadas desde la provincia, puesto que estas han aumentado en hasta un 20% en los últimos años.

Los expertos en casos de violencia de género achacan esta realidad a la pandemia del COVID, puesto que la crisis económica derivada de la emergencia sanitaria ha provocado que muchas mujeres se hayan visto obligadas a mantenerse al lado de sus agresores, al verse privadas de su independencia económica y de su mínima “libertad”, durante los sucesivos confinamientos.

Según las cifras facilitadas por la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra, a falta de cerrar el último trimestre, en 2021 un total de 950 mujeres efectuaron una llamada de petición de ayuda al 016. Esta cifra ya supera al número total de llamadas contabilizadas en 2019, cuando fueron efectuados 890 contactos telefónicos con este servicio de atención a víctimas de violencia machista.

Frente al 2020, las cifras de este año ya están cerca de alcanzar aquellos niveles, puesto que en el año de la pandemia se registraron un total de 1.104 llamadas al 016 desde la provincia de Pontevedra, con un especial incremento durante los meses del confinamiento, cuando se llegó a superar el centenar de contactos telefónicos durante los meses de abril y mayo, duplicando las llamadas con respecto a 2019.

En junio de 2021 se registraron un total de 138 llamadas al 016, la cifra más alta de estos tres últimos años.

“Con la pandemia se pide más ayuda por teléfono, pero son llamadas "

Consuelo Vilasánchez - Psicóloga especializada en violencia de género

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Consuelo Vilasánchez cuenta que esta misma semana ha atendido a una joven víctima de violencia machista y explica que, desde que llegó la pandemia, el patrón se repite: miedo por el maltrato, pero también por la incertidumbre económica y por sus hijos. Vilasanchez es una psicóloga viguesa especializada en violencia de género y analiza cómo ha afectado la crisis a las mujeres víctimas de malos tratos.

Consuelo Vilasánchez - Psicóloga especializada en violencia de género Ricardo Grobas

–Los datos revelan que desde la irrupción del COVID las denuncias por violencia machista se han reducido, ¿hasta qué punto ha influido la pandemia en este hecho?

–Desde luego la pandemia ha influido mucho en las denuncias, puesto que durante el confinamiento, con tanta incertidumbre y sin poder salir, muchas personas se han bloqueado emocionalmente y ha sido peor en el caso de las víctimas de violencia machista. Al no haber servicios públicos a los que poder dirigirse, sumado a la inseguridad económica y que muchas tenían hijos, eso las ha llevado a bloquearse y a no denunciar.

–No obstante, aumentaron las llamadas al 016.

–Sí. Son llamadas de socorro porque se llega a una situación límite, porque se ven atrapadas con su agresor y eso las lleva a pedir ayuda. Las llamadas se incrementan, pero no así las denuncias.

–¿También ha detectado esa petición de ayuda en su consulta?

–Sí, sobre todo durante el confinamiento. Con la pandemia se pide más ayuda por teléfono, pero lo cierto es que son llamadas solapadas. Tienen miedo a que sus parejas se enteren y es por eso que las llamadas eran más cortas, que no decían todo lo que quería, solo pedían algún consejo, no contaban lo que realmente quería. Esto se debe a que tienen miedo de que el agresor se entere de que piden ayuda y los malos tratos se intensifiquen.

–¿Los agresores han adaptado su comportamiento a esta nueva realidad?

–Continúan agrediendo igual, pero sí es cierto que con la pandemia el maltrato quizás ha pasado a ser más psicológico que físico, porque si fueran más allá se sabría que eran ellos. Sin embargo el miedo de la víctima es superior, porque no tenían vía de escape.

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