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La Universidad Vigo desarrolla modelos que identifican las zonas más idóneas para la acuicultura

Expertos del grupo Ephyslab ponen a punto un sistema en las Rías Baixas y en Aveiro que permitirá anticipar los efectos del cambio climático en cuaquier zona de la costa

Bateas en la Ría de Vigo Ricardo Grobas

El grupo Ephyslab de la UVigo y el Centro para Estudios Marinos y Ambientales (Cesam) de la Universidad de Aveiro han desarrollado un modelo que identifica las zonas más idóneas para la acuicultura y que permitirá anticipar los efectos del cambio climático y tomar decisiones relacionadas con la elección de las especies más rentables o la tecnología necesaria para adaptarse a futuros escenarios de una manera sostenible.

El sistema se puso a punto con un estudio enfocado en las Rías Baixas y la Ría de Aveiro y marca una prometedora línea de futuro para los expertos de Ephyslab. “La idea es continuar en esta dirección y extenderlo a todas las rías gallegas. El cambio climático va a variar las condiciones actuales de los hábitats y se trata de ser proactivos y de pensar cómo podemos adaptarnos, no de esperar a que suceda. El cambio es global, pero la adaptación debe ser local. Cada lugar debe conocer qué ecosistema tiene y qué le puede ir mejor en el futuro. No vale la misma receta para todos, incluso para las Rías Baixas y las Altas puede que tenga que ser diferente”, subraya Moncho Gómez Gesteira, catedrático de Física y director del grupo.

mapa acuicultura Hugo Barreiro

Esta primera aproximación, cuyos resultados publica la revista Science of The Total Environment, integra la tesis de Leandro Vaz, que codirigieron Gómez Gesteira y el catedrático João M Dias, de la Universidad de Aveiro. Y los tres firman el artículo junto a Magda C. Sousa.

Además de los datos de temperatura o salinidad, los expertos incluyeron por primera vez en el modelo Delft que utilizan habitualmente la calidad del agua como parámetro. Y los resultados determinan que el 22% de la Ría de Aveiro es muy adecuada para la producción de peces, y el 31% para el cultivo de mejillón.

Por su parte, las Rías Baixas no son recomendables para la acuicultura de peces porque su fuerte gradiente vertical de temperatura del agua y oxígeno disuelto impediría que las tasas de crecimiento sean sostenibles. Sin embargo, la mayor parte del área presenta la clasificación más alta de idoneidad para el cultivo del mejillón, confirmando la alta explotación existente.

“Cogimos un periodo de tiempo relativamente corto, pero queremos extender el modelo hacia el futuro y ya hemos empezado a trabajar en estudios relacionados con el confort térmico de los mejillones, unas algas que pueden tener interés comercial y el efecto de los eventos extremos en el cultivo de almejas. Tenemos varias líneas abiertas”, explica el responsable de Ephyslab, grupo adscrito al campus de Ourense.

Estos métodos basados en modelos hidrodinámicos y biogeoquímicos permitirán determinar si dentro de 20 o 30 años las zonas más idóneas para la acuicultura en Galicia seguirán siéndolo.

Nuevas especies

“El futuro pasa por la acuicultura y tenemos que saber cómo van a ser los recursos y qué zonas van a ser mejores o peores. Las condiciones pueden aconsejar que haya que desplazar la acuicultura hacia el exterior de las rías y esto tendría implicaciones tecnológicas, porque las bateas tendrían que soportar un mayor oleaje y habría que buscar soluciones. Todo esto hay que pensarlo con anticipación”, pone como ejemplo Gómez Gesteira.

Los escenarios futuros también podrían hacer más aconsejable apostar por nuevas especies. “Además de unas necesidades de alimentación, también las hay térmicas, y la temperatura influye en que el crecimiento del pez sea rentable. Siempre que se producen cambios hay ganadores y perdedores. A lo mejor una especie que ahora no se puede cultivar en Galicia porque el agua del medio natural es demasiado fría dentro de 25 años sí es posible hacerlo. Mientras otra que ahora se explota se va a perder”, plantea.

“ Y lo mismo ocurrirá con las invasoras. Ahora mismo estamos protegidos frente a algunas de ellas, pero pueden llegar a colonizar nuestras costas y desplazar a especies que tienen un valor comercial. Hay que estar muy atentos a estas cosas y cuanto más conozcamos a priori qué cambios pueden pasar quizá más pérdidas podamos evitar”, insiste Moncho Gómez Gesteira.

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