La Bienal de La Habana está considerado uno de los eventos más prestigiosos de Latinoamericana, y de lo que tampoco hay dudas es de que es una de las exposiciones de arte contemporánea más importantes a nivel mundial. Como su nombre indica se celebra cada dos años y en ella participan artistas de múltiples países.
En la edición que acaba de arrancar y que es ya la decimocuarta se encuentra Nelson Villalobos, un creador de origen cubano pero que se considera en gran parte vigués, pues lleva viviendo en la ciudad olívica 21 años, enamorado de su mar, y donde ha expuesto en diferentes espacios a lo largo de su extensa trayectoria. Es más, el año pasado presentó una muestra de su trabajo en el Museo del Mar y parte de esa obra es la que ha sido seleccionada para presentarse en la prestigiosa Bienal. “Recuerdo que tras aquella exposición me llamaron de Cuba interesados en esta creación. Pero por culpa de la pandemia no se pudo presentar, y finalmente ahora sí que ha sido seleccionada para participar en la Bienal”, cuenta Nelson Villalobos desde La Habana.
¿Y qué obra es la que está expuesta en el prestigioso evento cubano? Pues Nelson la ha llamado La Saeta, y se trata de una macroinstalación realizada íntegramente con elementos de madera, extraídos de puertas, ventanas y muebles antiguos. Y el nombre se debe a que la saeta “es un símbolo de penetración, un orificio de apertura en la luz a través de la cual se engendra una nueva vida humana”.
Tomando como punto de partida la cultura precolombina, en esta macroinstalación que está causando furor en la Bienal de La Habana, lo que pretende Nelson es crear un idioma a través de símbolos que se repiten constantemente, como la luna o la flecha, “que es el primer instrumento hecho por el hombre para cazar y a la vez lo encontramos en la actualidad en todos lados, como en el teclado de un ordenador”.
En la obra conviven “lo lúdico o lo erótico”, y el objetivo es el de despertar un sentimiento, una “magia” que es un elemento básico en el arte. “Porque sin eso una obra artística es la nada”, defiende Nelson.
“Exponer aquí es un hito para cualquier cubano; y cuando termine regresaré a Vigo, mi segunda patria”
La prueba de la universalidad de la creación de Nelson Villalobos es que está fascinando a personas de todas las partes del mundo.
Asistentes de China y otros países asiáticos, pero también europeos y por supuesto americanos, se están parando continuamente estos días ante La Saeta y están teniendo la oportunidad de intercambiar impresiones con el propio Nelson, a los que consultan sobre esta obra contemporánea que sin duda ha marcado un antes y un después en la carrera artística del creador, que tiene planeado regresar a Vigo a principios del próximo año para una exposición en la ciudad. Porque pese a su origen cubano, lo cierto es que considera a Vigo “mi segunda o incluso mi primera patria”, ciudad a la que regresará a residir de forma estable cuando acabe la Bienal, dentro de seis meses.
Y ahora la ciudad olívica también tiene presencia artística en La Habana. Porque muchos de los elementos expuestos en el Mar de Vigo hace un año están ahora en la Bienal cubana.
El hilo conductor de aquella muestra de Vigo cuya inauguración tuvo que ser aplazada entonces por el confinamiento, es la unión entre la ría de Vigo y la bahía de La Habana. “El mar que nos separa y también nos une”. “Toda mi obra tiene que ver con el viaje, cosa de la que soy consciente ahora. En mi caso, nos unifican las olas constantes e irrepetibles”, confiesa.