Las loteras de Teis denuncian robos continuos: “Hay miedo”

Dolores Rodríguez en su puesto de venta de la ONCE

Dolores Rodríguez en su puesto de venta de la ONCE / Alba Villar

La Navidad es una de las épocas del año que más lotería se vende. Una coyuntura que no pasa desapercibida para los asaltantes que ven en los premios especiales de esta temporada, y a los invidentes, en particular, el blanco perfecto para llevar a cabo sus atracos. En los últimos días, a Dolores Rodríguez, –lotera de la ONCE en la avenida Buenos Aires–, y a dos compañeros más del barrio vigués de Teis, les han asaltado, robándoles parte de los boletos. “Sobre todo lo que roban son los rascas, porque los pueden cobrar muy rápido”, explica Dolores Rodríguez.

Al parecer, el presunto asaltante es un conocido de la zona, que aprovecha la confianza que tiene con los vecinos, para acabar robando. “Viene, te pide dinero, y te saluda todos los días. Después te roba”, insiste. En esta ocasión, el valor del material robado asciende a 150 euros, cantidad similar a la de la vez anterior. “A mi compañera, que está en la bajada de Vulcano, también la asaltó hace poco. A mi compañero, que está delante de Abanca, le llevaron la mochila”, matiza.

Elvira de la Fuente, en su cabina.

Elvira de la Fuente, en su cabina. / Alba Villar

“Antes miedo, ahora rabia”

De cara a los meses del año donde puede ganar algo de dinero y cansada de que le roben una y otra vez, Dolores Rodríguez –con una dificultad visual del 72%–, acompañada de su marido, decidió interponer una denuncia en la Guardia Civil, para que “puedan, al menos, tener vigilada la zona, e intentar recuperar algo del valor de lo perdido”, aunque no tiene muchas esperanzas. La lotera, al principio tenía mucho miedo porque en su caso, ella vende sus boletos al aire libre, detrás de una pequeña mesa, donde los presuntos atracadores tienen mejor acceso al robo. “Es que yo estoy más expuesta, que, por ejemplo, mis compañeros, que están en cabina.

A los loteros que están cubiertos, les llevan solo lo que les piden, –los invidentes los confunden con otros usuarios–, pero a mí me llevan todo”, reitera. Sin embargo, después de los dos sustos sufridos, Dolores lo que siente ahora es impotencia. “Antes tenía miedo, pero ahora lo que tengo es mucha rabia”, remata.

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