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Las cicatrices del botellón

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La Praza de Portugal, llena de basura del botellón. Pablo Hernández

La ciudad amanece, una vez más, sembrada de restos de botellas, bolsas y latas. Los vecinos piden alternativas para evitar un problema de ruidos y seguridad

Pese a que este fin de semana no hemos visto las imágenes de grandes aglomeraciones registradas en el anterior, Vigo amaneció el sábado, una vez más, sembrado de restos de basura. Bolsas, botellas y latas configuran el habitual despertar de un paisaje urbano indeseable, pero real en muchas zonas. Son las cicatrices del botellón.

Desde que se recuperó cierta normalidad tras lo peor de la pandemia, con los mayores ya vacunados y el levantamiento de la obligación de usar la mascarilla en exteriores en junio, volvieron los botellones en general en todas las ciudades. En Vigo las zonas más conflictivas, donde más gente se suele juntar son la Plaza de Portugal (en Churruca) y la zona del Náutico. Pero el Castro o el Casco Vello también son lugares preferentes para el consumo al aire libre.

Los vecinos del Casco Vello hace tiempo que mantienen una lucha contra esta práctica que impide su descanso y ensucia las calles, pero lejos de solucionarse el problema, las concentraciones para beber continúan y en fechas señalas como lo fue el fin de semana de Halloween pueden alcanzar dimensiones desorbitadas.

El presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Vello, Fiz Axeitos, explica que el problema más grave que provocarían los botellones sería el ruido, que molesta a la vecindad, trastocando su descanso. “Se che cadra un grupo facendo botellón baixo a fiestra é imposible durmir”, lamenta Axeitos.

Gaviotas y palomas, entre la basura dejada por la noche. Pablo Hernández

Además del ruido, el otro problema principal del botellón está relacionado con la basura abandonada en parques y calles, que muestra el incivismo de aquellos que no se acuerdan de recoger sus restos al terminar su reunión social. Al margen del propio problema visual o sanitario de la basura, Fiz Axeitos alerta de que constituye también un riesgo y un peligro real para niños y perros. “Xa se teñen dado casos de cans magoados nas patas, que se cortan cos restos dos vidros deitados polo chan”, lamenta.

Para Fiz Axeitos hay un problema de fondo detrás de estos dos problemas principales, que es la falta de alternativas para la juventud. El representante vecinal urge a los representantes políticos a buscar soluciones bien para evitar que tengan lugar los botellones, bien para que se puedan hacer en otras condiciones “máis controladas”. En el primer caso, Axeitos, plantea la necesidad de proponer alternativas de ocio como fueron en su momento las Noites Vivas. “Entendemos que mentres a xente participa nestas actividades gratuítas non está facendo botellón, pero é que non hai alternativa ningunha”, lamenta. En el segundo caso, con el objetivo de que se puedan hacer otro tipo de botellones, la idea sería habilitar lugares apropiados, que serían más fáciles de controlar y limpiar. “Vigo es muy grande y habría que identificar varios lugares, pero son los representantes políticos los que tienen que buscar las soluciones”, abunda.

Cientos de jóvenes en el “macrobotellón” de Halloween. FDV

En la zona del Náutico saben bien lo que son los grandes botellones y todas las semanas, en mayor o menor medida presencian a grupos consumiendo en la calle. Incluso la semana pasada tuvieron que desalojar a un grupo de jóvenes que se había colado en el interior de un restaurante –al que se le averió la verja de cierre– para hacer su fiesta privada, aunque el local tenía un precinto policial y todo. Pero al margen de esta anécdota, el principal problema se concentró en los jardines de Montero Ríos, donde la Policía tuvo que desalojar a cientos de jóvenes disfrazados por Halloween tras las llamadas de los propios hosteleros.

Desde la Federación de Hostelería de Pontevedra insisten en que no tiene sentido que a los locales les coarten los horarios para el cierre, especialmente en el caso de las terrazas, y luego se sigan repitiendo las imágenes de los botellones cada semana en las mismas zonas que en teoría tienen que estar protegidas de ruidos (zona acústicamente saturada, ZAS).

Los hosteleros piden ampliar los horarios de terrazas los fines de semana

Rubén Pérez, presidente de la Asociación de Comerciantes y Hosteleros Zona Náutico, explica a que actualmente la gente no se quiere meter en los interiores y el clima ha cambiado, invitando a quedarse más fuera. “Lo de los exteriores ha venido para quedarse y la nueva ordenanza nos permite instalar terrazas acondicionadas con pérgolas y climatización, pero los hosteleros no vamos a invertir miles de euros en una terraza si luego tenemos que cerrar a las 12”, indica Pérez. Los comerciantes ya han solicitado al Concello la asimilación de los horarios de terrazas en fin de semana al horario de verano ­–hasta las 2.30 h– para adaptarse a la demanda y a la realidad turística.

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