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El alquiler de viviendas escala pese al alza de precios: el 26% de los hogares ya pagan renta

Imagen de fondo: escaparate de una inmobiliaria en Vigo Marta G. Brea / FDV

Vigo es, cada vez más, tierra de alquileres. En una región con una arraigada cultura de la propiedad, en la que las familias siempre se han decantado por ser dueñas de las casas en las que viven –“Ten de teu”, aconseja el refrán–, los vientos de un mercado inmobiliario muy marcado por la precariedad laboral y la escasez de crédito están soplando en sentido contrario: a favor de los arrendamientos. Las últimas tablas del Instituto Galego de Estatística (IGE), con datos de 2020, muestran que el 26,4% de los hogares de Vigo residen ya en casas alquiladas. Siguen siendo muchos menos que el 73,5% que lo hacen en inmuebles registrados a su nombre –con o sin hipoteca de por medio–; pero la tendencia de los últimos años muestra un peso creciente del alquiler. Cada vez hay más familias inquilinas. Y son menos, cada vez, las que se libran de cumplir con la rutina de pagar una renta a sus caseros a inicios de mes.

Hace un lustro, en 2015, los hogares que residían en viviendas alquiladas representaban poco más del 19% del total. Si se echa la vista una década atrás, a 2010, el porcentaje no llegaba siquiera al 17%. La tendencia es diametralmente opuesta entre los propietarios, sobre todo entre aquellos que están libres de hipotecas: si en 2015 se reconocían en esa situación desahogada el 52,1% de los encuestados por el IGE, en 2020 su proporción era ya del 47,5%. Los hogares que afrontaban el pago de un crédito representaban algo menos del 20%.

Más allá de los porcentajes, las cifras totales confirman la cada vez mayor porción de la tarta inmobiliaria que se lleva el mercado del arrendamiento. Según la Enquisa estrutural a fogares. Modulo xeral, elaborada por el IGE, en 2010 había en Vigo 18.000 en régimen de alquiler, cinco años después eran 21.400 y al cabo de diez rozaban ya los 30.700. Conclusión: en cuestión de una década el censo del observatorio autonómico creció un 70%. Durante el mismo período el epígrafe de residencias en propiedad descendió ligeramente, lo que mostraría el traspaso al mercado del arrendamiento de apartamentos y chalets que en 2010 estaban habitados por sus propios dueños.

Como telón de fondo, el IGE anota un alza general en el número global de hogares de Vigo. En 2020 computaba casi 116.000. En sus definiciones, el instituto precisa que no es lo mismo vivienda y hogar. El primer término haría referencia al recinto; el segundo, al núcleo de personas que lo habitan y comparten gastos, aun en el caso de que sea una sola persona. La diferencia explica que la cifra de viviendas sea superior: en 2011 había en Vigo 143.600.

Simón Espinosa

El aumento del alquiler ha convertido a Vigo, junto a A Coruña, en la ciudad de la comunidad autónoma con más hogares que afrontan las mensualidades de un casero. Su proporción del 26,45% solo la supera –y por la mínima– la metrópoli herculina (26,85%) y queda lejos del 23,2% de Santiago y Ourense, en torno al 20% de Lugo y Ferrol y el 15% de Pontevedra.

La huella cada vez mayor de los arrendamientos coincide, curiosamente, con un alza de los propios precios. Se alquila más. Y cuesta también más alquilar. El Observatorio da Vivenda de Galicia muestra que en octubre el alquiler medio de Vigo rondaba los 527 euros, siete y medio por encima de 2020. Al echar la vista más atrás, a 2016, por ejemplo, el previo se queda en 426 euros. A mayor o menos ritmo, el alza ha sido prácticamente constante desde 2015, cuando el observatorio fijaba el arrendamiento medio en 411 euros. Los datos oscilan en cualquier caso de un punto a otro de la urbe. Poco tienen que ver los 440 que se cobran en el entorno de Teis con los más de 600 de Areal y Rosalía o los 700 largos que se piden por viviendas repartidas por el ámbito costero, en Samil y la parroquia de Oia.

La escalada de los alquileres ha llevado a la paradoja de que sus mensualidades pueden suponer ya lo mismo o incluso más que las cuotas de una hipoteca, que para una vivienda tipo de unos 142.500 euros puede suponer unos 454 euros mensuales a 30 años. ¿Por qué se alquila entonces? Al margen del coste de ponerse al día con el banco, suscribir una hipoteca requiere una situación laboral estable y una potente capacidad de ahorro: de media el cliente suele adelantar de entrada, como mínimo, el 20% del precio de la vivienda, un desembolso que no está al alcance de todos los bolsillos. Desde el sector reconocen, de hecho, que una parte sensible de quienes compran hoy lo hacen con visión inversora.

El “otro mercado” del sector: pisos de lujo por 5.000 euros/mes

Aunque poco tiene que ver el alquiler que paga de media un vecino de Teis con otro de Areal, el Observatorio da Vivenda calcula que el arrendamiento “tipo” de la ciudad ronda los 527 euros. Ese es el dato del mercado “de a pie”. Por la ciudad se reparten viviendas de lujo para un sector prémium con precios que poco o nada tienen que ver con la media. En Idealista se anuncia un piso de 320m2 por 5.000 euros/ mes en Areal, con garaje, oficina y despacho; otro en G. Barbón de 181 m2 por 3.060 y un ático en M. Ríos por 2.500.

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