Rinovirus, causante de catarros comunes; los primeros casos de virus respiratorios sincitial de la temporada; una pequeña epidemia de laringitis, provocada por parainfluenzas; y bastantes casos de gastroenteritis. Es el cóctel vírico al que se están enfrentando estos días en las Urgencias Pediátricas del Álvaro Cunqueiro. Un combinado “normal” para estas alturas del año, según explica su coordinadora, la doctora Reyes Novoa. Eso sí, para un año prepandémico. El servicio está recuperando la actividad que tenía antes de que el SARS-CoV-2 lo pusiera todo patas arriba. En cantidad de casos, también están muy cerca de alcanzar las cifras de 2019.

El mayor pico de demanda que, por el momento, se ha vivido este otoño en las Urgencias pediátricas fue el de finales de septiembre. “Es lo habitual, lo vemos tres semanas después de empezar el curso”, cuenta la pediatra. El culpable es el rinovirus que causa catarros comunes y descompensación en niños asmáticos e, incluso, alguna bronquiolitis con necesidad de ingreso.

Entre noviembre y diciembre se espera el pico de virus respiratorio sincitial (VRS), el que más preocupa en Pediatría porque es la primera causa de ingreso en el primer año de vida, al ocasionar bronquiolitis. Novoa cuenta que ya les están empezando a llegar los primeros, con cinco ingresos esta semana. Es un virus que siempre llegaba con los meses fríos, pero el COVID lo desplazó el pasado otoño y apareció en julio, cuando la pandemia le dejó espacio. “Hemos visto que se puede adaptar buscando su nicho. Ha pasado en todos los países”, explica.

Se suman estos días una pequeña epidemia de laringitis provocada por la parainfluenza y bastantes casos de gastroenteritis, aunque no están en pico epidémico. El servicio ha recuperado casi las cifras prepandemia para esta época, con 2.600 asistencias en septiembre, cuando en ese mismo mes de 2019 fueron 2.900.