El cementerio de Pereiró se introdujo ayer a la tarde en una máquina del tiempo con el inicio de las visitas guiadas, un clásico de la época otoñal. Concepción Arenal, Irene Ceballos o Cachamuíña acompañaron por el centenario camposanto a los participantes en esta actividad que organiza el Concello durante los meses de octubre y noviembre con el objetivo de dar a conocer la historia de la ciudad de una forma amena en un marco místico firmado por el arquitecto Jenaro de la Fuente. Tres grupos de 25 personas –se completaron las plazas en los tres– inauguraron esta iniciativa municipal que llena de vida la necrópolis principal de la urbe.

Como promociona la entidad municipal desde su portal web, las visitas guiadas son la mejor forma de conocer un rincón íntimo y misterioso de la ciudad, el cementerio de Pereiró. En esta salida de turismo cultural, Concepción Arenal, Irene Ceballos, María de los Milagros Elduayen –marquesa de Valladares– y Bernardo González del Valle –Cachamuiña– son algunos de los personajes que cuentan la apasionante historia de la ciudad a través de sus panteones, sus monumentos funerarios y su capilla. “Es una experiencia inolvidable conocer la ciudad de los muertos, el Vigo que se fue para siempre, pero que pervive en la memoria del Vigo vivo”, promocionan desde la página web de turismo del Concello.

Habrá visitas durante los días 14, 15, 16, 17, 20, 21, 22, 23, 24, 26, 27 y 28 de octubre y 6, 7, 10, 11, 12, 13 y 14 de noviembre. Las rutas tienen una duración de 90 minutos. Para participar, hay que reservar plaza en www.rutascementerio.vigo.org. Hay tres grupos de 25 personas en cada jornada, con entrada a las 18.30, 19.00 y 19.30 horas. El punto de encuentro es la puerta principal del cementerio.

La carta de presentación de esta actividad municipal es muy atractiva para todas aquellas personas que quieran vivir una experiencia única como es recorrer el cementerio de Pereiró tras la puesta de sol y conocer de cerca la historia del mayor camposanto de la ciudad. De propiedad municipal, fue proyectado por Jenaro de la Fuente a finales del siglo XIX. Su arquitectura y escultura funeraria alcanzan notable importancia; también son relevantes los aspectos antropológicos e históricos que guarda.