Las empresas urgen rebajar tarifas y reordenar el puerto para potenciar a Vigo frente a Leixões

Vista general de la estación de Guixar, en las inmediaciones del desaparecido astillero Vulcano. / APV
Para cuando el puerto de Vigo dispuso de su primer muelle con acceso ferroviario, en 1879, Leixões solo era una playa. La burguesía de Oporto rechazaba la idea de traspasar la actividad comercial portuaria lejos del Duero, pero los accesos eran inseguros, y la espera para entrar de los barcos más grandes, al desamparo del Atlántico, causaron múltiples naufragios. Finalmente, tras un hundimiento con 66 víctimas, el del Porto, Lisboa puso en marcha una licitación internacional para levantar una nueva terminal. De cero. Era 1883. De los rompeolas se pasó a un dique de abrigo, muelle de petroleros, plataforma para contenedores... hasta hoy, que triplica a Vigo en actividad de TEU (unidad de medida que se utiliza para calcular la actividad portuaria, que procede del inglés Twenty-foot Equivalent Unit, un contenedor estándar de 20 pies) pese a contar con la mitad de espacio. “No tenían nada, han ido dragando y nos están haciendo mucho daño”, recuerda el presidente del Círculo de Empresarios de Galicia, Manuel Rodríguez. “Vigo tiene unas condiciones magníficas –abunda–, pero tiene que ser más competitivo”. Su receta, que comparte parcialmente con el presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP), Jorge Cebreiros, pasa por una reducción de tarifas y reordenación de espacios ya disponibles.
Además del hecho de que Leixões ya es hoy más eficiente que Vigo –mueve 704.000 TEU en 94.000 metros cuadrados, mientras que la terminal olívica roza los 204.000 TEU en el doble de superficie–, la Administração dos Portos do Douro, Leixões e Viana do Castelo (APDL) licitará antes de final de año unas obras de ampliación con las que entrará en un mercado que ahora no puede explotar, y Vigo sí tiene: portacontenedores de gran tamaño y calado y mercancía Ro-Ro. “Es tremendamente ambicioso, y un reto para nuestro puerto”, incide Cebreiros, para quien la “reordenación de usos y espacios” es fundamental para poder plantar cara a la expansión lusa. “Las tarifas están muy condicionadas por Puertos del Estado, no se compite solo con eso. El puerto de Vigo ha perdido competitividad respecto al competidor del sur, es evidente, pero podemos pasar otros diez años quejándonos o hacer algo”.
“No puede ser un negocio en sí mismo, debemos ser más competitivos”
El presidente del Círculo de Empresarios considera que la Autoridad Portuaria no debe centrarse en un balance económico de resultados. “El puerto no es un negocio en sí mismo, por eso ha de procurar ser más competitivo y planificar inversiones que favorezcan operar con simultaneidad. Su tarea es dar servicio a empresas, que sea rentable exportar e importar desde Vigo y no desde Leixões”. Su homólogo en la CEP aboga por una “reflexión de país, no ya solo de ciudad”, para armar una estrategia común. “¿El alcalde de Matosinhos se opone al relleno que van a hacer?”. Y continúa: “No podemos estar hablando de negativa a los rellenos cuando en Guixar serían mínimos”. Una parte de los 150.000 metros cuadrados con los que contará la nueva dársena de contenedores de Leixões se ganará al mar, pero el grueso parte de la antigua terminal multiusos, y del traslado de la zona dedicada a la pesca. El proyecto costará 220 millones de euros, e incluye una mejora de la conexión por ferrocarril con trenes de hasta 750 metros para liberar carga rodada de la carretera.
“Ha perdido competitividad, pero hay que actuar y no quejarse”
En todo caso, para Cebreiros la reflexión ha de trascender al propio puerto, habida cuenta de la estrategia de Lisboa por captar empresas, tráficos, turismo e inversiones del área de Vigo. “Nuestros empresarios van a tener al lado un hub de tráfico pasajeros y un hub de mercancías, así como alta velocidad en mercancías y en pasajeros. Igual hay alguien que piensa que ese es el futuro de la Eurorregión, y que el centro –zanja– no va a ser Vigo”.
Almuiña apunta a la necesidad de espacio y pide un proyecto común
El presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo, Jesús Vázquez Almuiña, hace hincapié en el frente común que se ha tejido en Portugal en torno al crecimiento del puerto de Leixões, y que, defiende, no existe en Vigo. “Hemos lanzado un plan de empresa y de inversiones. Pedimos un tren a Bouzas y tenemos la voz en contra de Vigo y Redondela”. La estrategia de la Autoridad Portuaria “busca paliar los inconvenientes que tenemos”, aunque para Almuiña es primordial la disponibilidad de más espacio. “Vamos a ganarlo con el cambio de ubicación del PIF y con el traslado de alguna empresa, pero precisamos más”. Su mirada se dirige, principalmente, a la administración local, porque “en A Coruña reman todos juntos por el puerto exterior”. “Leixões tiene espacios próximos al puerto, aunque dispersos, y quizás la Plisan está lejos para los contenedores. Y cuando hay que hacer operaciones de grandes piezas, la ciudad lo rechaza”. Vázquez Almuiña está convencido, no obstante, de que Vigo “tiene muchas condiciones para seguir creciendo. Pero todo, cualquier aspecto que hace perder eficiencia va en beneficio de otro puerto”.
Caride rechaza rellenos y señala a Guixar: “Que ordene lo que tiene”
“Tenemos muy claro que el puerto es vital para la ciudad, pero se acaba de poner de manifiesto que hay una deficiente gestión”, condena la concejala de Urbanismo, María José Caride, que recuerda que Leixões mueve tres veces más contenedores con la mitad de espacio que Vigo. “La Autoridad Portuaria debe ponerse las pilas y ser más eficiente, generando más rotación, porque tiene una ubicación y unas instalaciones privilegiadas”. Caride apunta que el Concello solicitó al Puerto un estudio para determinar qué actividades deben permanecer en zona portuaria, y cuáles podrían operar desde otra localización. “El puerto no es un polígono industrial”, agrega. A su juicio, el foco debe centrarse en el área de Guixar. “Debo recordar que ya hay un acceso al tren, y está donde tiene sentido que esté, porque Stellantis –antes PSA-Vigo– no quiere ferrocarril porque no puede perder un metro cuadrado en Balaídos, y una playa de vías ocupa mucho espacio”. La edil emplaza al Puerto a “no estar solo preocupado por la cuenta de resultados” y a “centrarse en reordenar los espacios que tiene. Estamos corriendo un riesgo serio”.
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