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Las garantes de la pulcritud

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Integrantes del Servicio de Esterilización del Chuvi Fotos: Alba Villar

Son conscientes de que de su trabajo minucioso y su pulcritud depende que un paciente se opere o que la cirugía tenga que posponerse. Su labor es poco conocida. De hecho, solo destaca cuando sale algo mal. Pero eso sucede en muy raras ocasiones. Por sus manos pasan cada día unas 1.500 unidades de material –que pueden constar desde una a más de cien piezas– para esterilizarlas y solo reciben unas 15 reclamaciones al mes.

La Central de esterilización del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) recupera estos días su máxima actividad, superada la disminución de cirugías por la pandemia, así como las vacaciones y recuperadas las horas extra en quirófanos. De hecho, su plantilla, compuesta por 34 técnicas de cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), dos enfermeras y un administrativo, ha recibido dos refuerzos para esta etapa, según cuenta su supervisora, María Martínez.

Desde la izq., Lucía, Antía, Raquel (agachada), María (agachada), Ángela, Patricia, Irune (agachada), Tania y Eva. Alba Villar

En sus instalaciones del Meixoeiro reciben instrumental de más de 180 “clientes”. El 90% lo aportan las áreas quirúrgicas del propio hospital y del Álvaro Cunqueiro. Pero también les llega de las consultas, de las plantas, de los gabinetes o de otros servicios especiales –previamente lavado–, así como de las Urgencias Sanitarias del 061 o lo que ceden las casas comerciales para operaciones singulares –material de tránsito–. El único ámbito del área sanitaria que no le envía su instrumental es Atención Primaria, que dispone de pequeños autoclaves –máquinas de esterilización– en los centros de salud.

Cuando la mayor parte del complejo descansa o duerme es cuando ellas más trabajan. Por la tarde y la noche les llega la inmensa mayoría del material usado de día –por la mañana reciben lo utilizado de noche en Urgencias– y que debe estar listo al día siguiente. Algunos contenedores tienen prioridad: los que llegan de Urgencias, Cirugía cardíaca, de Neurocirugía y algunos de Vascular –al necesitarse para emergencias– y los de operaciones renales de Urología. Luego, también los que son solicitados.

Zona de sucio

A donde llega el material de quirófano. Se registra y se mete en las lavadoras.

Estrenada en 2016, la central está organizada físicamente y de forma lineal por las diferentes fases por las que pasa el instrumental. En camiones desde el Cunqueiro y por un ascensor desde quirófanos del Meixoeiro, los carros llegan a la zona de sucio.

Martínez reconoce que tener uno de los hospitales distante lo hace más “complicado”, pero subraya que toda la logística está ya tan bien engranada y la comunicación con los almacenes es tan buena que no hay problemas. Desde la crisis del polvo de óxido de aluminio en los contenedores –sobre lo que no se llegó a una conclusión del motivo de su desgaste– en los quirófanos de Beade se hace un prelavado con dos lavadoras de enjuagado.

Revisión

Las profesionales repasan una a una todas las piezas y las empaquetan para meter en las máquinas de esterilización.

Todo lo que llega lo introducen en el ordenador. Dependen enormemente del sistema informático. Ellas se identifican con códigos de barras en cualquier tarea y todo queda registrado. Es fundamental para garantizar la trazabilidad y, si hay algún problema, detectar dónde fue. Abren todos los contenedores y colocan el material en cestas u otros recipientes dentro de las lavadoras –como en un lavavajillas–. No son normales. Llegan a los 90º. Es termodesinfección. Tienen seis de carga automática, dos manuales y una de ultrasonidos. Se lava todo, incluidos los carros.

Autoclaves

Con vapor, someten al instrumental por encima de los 134 grados para eliminar cualquier microorganismo.

Las propias lavadoras suponen una barrera física que da paso a la siguiente estancia. Se introduce el material sucio en la primera y se saca en la siguiente. Allí, las auxiliares examinan cada pieza en busca de algún resto incrustado. Bajo la lupa iluminada, si hace falta. Saben en qué recovecos buscar y cómo eliminarlo. Las introducen luego en bolsas mixtas –celulosa y plástico– selladas o en los contenedores. Es una labor tan delicada que una de las reclamaciones más habituales es que se haya quedado “pillado” en una esquinita el paño que envuelve el material con la tapa de la caja.

La barrera hasta la siguiente sala la forman los autoclaves de vapor, donde se someten a más de una hora de esterilización, con periodos de tres minutos por encima de 134 grados. Las piezas más sensibles se meten en esterilizadores de peróxido –hasta 50 grados–.

Controles

En cada carga se introduce una espora de una bacteria resistente para comprobar que se elimina con el proceso.

En la siguiente y última sala se llevan a cabo las verificaciones de los controladores que se han introducido en las diferentes cargas. Todos son químicos, menos uno que es biológico: introducen en cada autoclave la espora de una bacteria, muy resistente a la temperatura. Se comprueba luego que se ha eliminado comparándola con una viva. La normativa solo obliga a que se haga una vez al día, pero en el Meixoeiro lo ponen en todas las cargas y no permiten que repartan el material hasta que está comprobada. “Nos da tranquilidad”, cuenta Martínez Sobrino. Los estándares de calidad de la central son muy altos porque tienen certificados todos los procesos. 

Nueva dotación para poder desinfectar el Da Vinci

Con la incorporación de la cirugía robotizada al Álvaro Cunqueiro, la central de esterilización también ha tenido que adaptarse. Han incorporado una dotación para poder lavar con ultrasonidos –ondas de choque que hacen que se desprenda la suciedad– para instrumental del Da Vinci, ,más largo que el convencional. Por ahora, solo opera dos días a la semana.

Con la pandemia de COVID-19, el único problema al que se enfrentaron fue el cambio de ubicación de algunas cirugías y, por consiguiente, de su instrumental. Les obligó a cambiar el registro informático y las etiquetas de bastante material, lo que resultó “un poco caótico al principio”, pero que se solventó sin mayores problemas y gracias a la buena comunicación.

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