Chips y materias primas restan fuelle en Vigo a la industria, que aúpa al norte luso al pleno empleo

Cadena de montaje de la factoría viguesa de Stellantis. / CARLOS PRIETO
El mundo adormeció durante meses a causa de la primera pandemia mundial en más de un siglo, pero despertó antes de tiempo, y con más fuerza de la prevista. La demanda desbancó todos los pronósticos y, de repente, los flujos de comercio mundial y aprovisionamiento de materias primas y componentes se convirtieron en una puja imposible. Ahí está la escasez global de semiconductores –ha suspendido, por lo pronto, un turno de producción de Stellantis en Balaídos (antes PSA-Vigo)–, la enorme inflación de productos como el acero o el aluminio o los atascos en puertos de todo el planeta. La hoja de pedidos es extensa y global, por eso el mercado laboral de la industria ha resistido en Vigo en un escenario más que complejo. Pero la euforia no puede con las rupturas de la cadena de suministro o el encarecimiento de la electricidad. El tirón del empleo en esta actividad pierde músculo en el área viguesa, por más que en septiembre el paro manufacturero se redujese en 55 personas. La mitad que el mes anterior; tres veces menos que el descenso de julio. No ha sido un balance catastrófico, habida cuenta de que el desempleo registrado en Galicia –el que se computa en las oficinas de Emprego– subió en cerca de 1.800 personas. Pero contrasta con un territorio muy próximo: el norte de Portugal.
La región acaba de cosechar una tasa de paro históricamente baja, del 6,3%, por primera vez inferior a la de la media nacional. Y gracias, precisamente, a la actividad industrial. “Han credo 38.000 nuevos puestos de trabajo en este periodo, el mayor aumento entre todos los ramos” de esta zona del país, destaca en su último informe la Comissão de Coordenação e Desenvolvimento Regional do Norte (CCDRN). “Sigue siendo sorprendente, pese a los efectos negativos inducidos por la crisis pandémica en este segmento, el nivel de empleo de las industrias transformadoras, que ya han superado los valores previos a la pandemia”. Es una cota que no ha alcanzado todavía el área de influencia de Vigo, que se confinó (marzo de 2020) con 28.599 afiliados en empresas manufactureras; los últimos datos disponibles arrojan una cifra inferior, de 28.299 personas, de acuerdo a los datos desglosados por el Instituto Galego de Estatística (IGE).
En todo caso, la locomotora industrial funciona donde está asentada, e imprime menos tirón cuando es más periférica. Así queda patente también en el norte portugués, donde “los municipios más orientados al comercio internacional tienen una evolución más favorable”, abunda la CCDRN. Es el caso de Ponte de Lima, Paredes de Coura, Viana do Castelo o Vila Nova de Cerveira, con reducciones del desempleo de hasta el 32% (fue del 1,8% en septiembre en el área de Vigo). Las proveedoras de componentes ZF, Borgwarner, Valver, Akwel (antigua MGI Coutier), Antolín o Howa Tramico Automotive son algunas de las firmas asentadas en estas localidades. En los municipios con menor peso de este tipo de compañías –los de Trás-os-Montes, Cávado o Ave– el mercado de trabajo ha carburado a menor velocidad.
Ahora bien, el salario dista notablemente a ambos lados de la raia. El salario mensual líquido en esta región se situó en los 955 euros de promedio en el segundo trimestre, un 4,2% superior que el mismo periodo de 2020. Llama la atención, pese al aumento de la especialización en las actividades industriales, que sean las adscritas a las del macrosector servicios –más golpeado por el COVID– las que pagan más. La nómina de un empleado de la industria fue de 832 euros al mes, por los 936 euros de uno de la construcción y los escasos 685 euros para otro del sector primario. Por contra, en los servicios el sueldo medio superó los 1.000 euros al mes. ¿La explicación? Que algunas actividades ensanchan artificialmente el promedio: un afiliado de banca y seguros percibe 1.556 euros, por los 664 de un camarero.
Los declarantes vigueses al impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) reportaron un rendimiento medio de 21.426 euros –en la campaña de 2019–, equivalentes a unos 1.530 euros al mes en 14 pagas.
Suscríbete para seguir leyendo
- Un arquitecto pagará 295.000 euros a un cliente por no avisarle de que la finca que compró en Toralla no es edificable
- Ramiro González: «Arramplaron con todo, hasta con los recuerdos»
- Una playa de Galicia se cuela en el ranking de las 50 mejores del mundo en 2025: es la única de España en la lista
- Una mujer sobrevive al impacto de un rayo que mató a 22 de sus vacas en Rodeiro: «El trueno fue tremendo, un gran susto»
- Octogenarios vigueses, «tirados» en Pontevedra de madrugada por el Imserso: «A esas horas no hay ni trenes ni buses para trasladarse»
- Peregrinaje contra el alcoholismo: «Creía que iba a las discotecas a bailar, pero iba a beber para tener esa chispa»
- Cándido Pardo: «Habrá que seguir; es lo que sé hacer y llevo así toda la vida»
- Una vecina de Aldán, mordida por una serpiente en la mejilla