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Carmen Durán, jefa de servicio del centro de salud de Lavadores: “Tenemos un problema organizativo: necesitamos una administración fuerte”

“Los más perjudicados por no tener un jefe son los profesionales”

La doctora Durán, con su equipo, ayer. | // PABLO HERNÁNDEZ GAMARRA

Jefa en funciones del centro de salud de Lavadores desde julio de 2019, la semana pasada la Xunta confirmó oficialmente su cargo junto a otros cinco. Son las primeras jefaturas cubiertas tras la dimisión en bloque en diciembre de 2018. La doctora Carmen Durán cuenta que siempre ha defendido que “es muy importante que sean los propios profesionales los que gestionen” los ambulatorios desde dentro.

–¿Y tal y como está la estructura, es posible ahora hacer eso?

–Y necesario. Es posible siempre y cuando alguien se ponga al frente.

–Lavadores fue uno de los primeros en implantar el conocido como “Plan Bengoa”, elaborado por 16 expertos y que recomienda dar más autonomía y flexibilidad a los centros. Propone que cada uno desarrolle su plan local de salud [y así acceder a financiación específica]. ¿Lo han logrado?

–No. Estamos en la postpandemia. La quinta ola para Primaria ha sido terrorífica. No la esperábamos y nos cogió con el personal de vacaciones. No encontrábamos más. En julio tenía un domingo de guardia en el PAC. Acabé yendo tres y uno vino gente del hospital para ayudar. Fue muy dura y Primaria lo ha hecho fantásticamente bien. Ahora ya es otra época. Es el momento de ver qué errores cometíamos antes para que les pongamos solución. Estamos con el plan de salud.

–¿Y con ese plan se puede resolver el gran problema de sobrecarga que tiene Primaria ?

–Va a permitir saber cuáles son los recursos que necesitamos. Desde mi perspectiva, ni Primaria está en riesgo ni la calidad asistencial se resquebraja. Tenemos un problema importante organizativo. Necesitamos que el equipo funcione en común. Cuando el paciente llega a la puerta debe recibir una respuesta que ya esté consensuada con todo el servicio. Para eso se requiere una administración fuerte. Hasta ahora, todo recaía en el médico y la enfermera. Se lleva diciendo mucho: hay que hacer un cambio.

–¿Qué significa eso?

–En pandemia aprendimos mucho. Por ejemplo, gestionamos la analítica sin entregar ningún papel a los administrativos. Es un engranaje. O que las bajas las imprima el administrativo o, si conseguimos una administración fuerte, las envíe al e-mail. No puede haber ningún paciente que salga sin la cita gestionada. Que no tenga que venir otro día ni llamar, que al final los teléfonos acaban colapsados.

–¿Y cómo solucionar el colapso de los teléfonos? ¿Más gente?

–Con la presencialidad va a bajar. De todos modos, hay que entender que la demanda sanitaria es terrible. Los recursos hay que ajustarlos, no tenemos otro remedio.

–¿Tienen tiempo para atención comunitaria o prevención?

–Tenemos una sala dedicada a eso, que se reestructuró en vacunación. Acabamos de salir de una pandemia y creo que es utópico pedir que hagamos protocolos comunitarios. Que sí los tendremos que hacer, pero justo en este momento iniciamos ese camino. Este centro tiene atención al tabaco, citologías, salud mental, fisioterapia… Es el mejor centro de salud de Vigo. Habrá que retomar la comunitaria, pero de verdad que nos pedís muchísimo.

–No, lo piden los propios profesionales de Medicina de Familia.

–Estoy de acuerdo, pero personalmente pienso que acabamos de salir de una pandemia. Retomemos, veamos los recursos que hay, reestructuremos y organicémonos de manera interna para bajar la burocracia. Creo que luego, se puede hacer.

–¿Cómo están de presencialidad?

–No sé el porcentaje, es la que el paciente pide. Desde junio, si pide cita presencial al administrativo, se da.

–¿Y la lista de espera la tiene controlada?

–Podía ser mejor [5 días para una analítica; de 1 a 5 para medicina de familia ; y lo mismo en Enfermería, salvo un cupo con 7]. Trabajamos con un protocolo de citación para que no den el primer hueco que haya. Si no lo necesita, igual mañana hay otro que sí. Hay que valorar cuál es la necesidad del paciente y solo lo puede hacer la parte administrativa.

–¿Qué supone su nombramiento oficial?

–Nada. Yo casi prefería no tenerlo. El equipo de Lavadores es excepcional. En esta área, Sárdoma es ese centro modelo. Son muy inteligentes. Tanto que habiendo estado en la lucha han entendido que necesitaban un jefe: “Necesitamos un interlocutor”.

–Entonces, es un problema que una docena de centros de servicio de Vigo lleven tres años sin jefe.

–Nadie dijo que no lo fuera. Y los más perjudicados son los profesionales. La gestión de los centros de salud tiene que estar dentro.

“Hemos tenido cuatro médicas de Portugal y todas se adaptaron muy bien”

–Otro de los problemas que se apuntan para resolver la sobrecarga por déficit de personal es la fidelización de los profesionales, que se forman pero no se quedan. ¿Ve alguna manera de solventar eso?

–Trabajamos en una administración pública que tiene unas normas. No lo podemos cambiar. No puedo pagarle el doble para que se quede o que le doy horario de mañana porque tengo otros con más puntos. Fidelizarlos es muy complicado. Además, tienen capacidad para elegir a dónde quieren ir. No creo que sea un crimen que decida irse.

–Pero es un problema para cubrir jubilaciones, bajas, vacaciones. Es un problema actual del Sergas

–Sí y encantadas. Han venido con un contrato fantástico y nunca entendí por qué los otros médicos no lo aceptan. La primera que llegó se había formado en España, pero las otras también se adaptaron muy bien.

–¿Y qué tal?

–Muy bien. Dos de ellas se marcharon, una en marzo y otra en verano, a trabajar a África a una petrolera. No le voy a contar lo que le pagaban.

–¿Y las otras dos aún están?

–Sí, pero trabajamos con un sistema administrativo. Aquí han venido cuatro médicas portuguesas.

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