Cuando María Teresa Vasalo tomó las riendas de la farmacia que había abierto sus puertas en el número 26 de la avenida de A Florida hacía solo dos meses, ni siquiera había acera y ante la entrada estaban las vías del tranvía. Era el año 1971 y esta avenida tenía aún muy pocos edificios. “Era un campo, saltaban los conejos”, recuerda y explica cómo su madre y ella le vieron proyección a esta “calle amplia y larga”. Esta semana, la farmacia Vasalo ha cumplido medio siglo, con Santiago Rey, hijo de María Teresa, al frente.

Ya retirada, María Teresa cuenta que el negocio ha cambiado mucho. Empezando por que “antes todo era a mano, no había nada informatizado”. “Antes el trato era más familiar. Hasta iba a las casas a llevar la medicación. Clientas de entonces hoy son amigas”, recuerda con cariño. Cuenta que se sabía los nombres de todos los que acudían por su botica y añade: “Aún hoy me acuerdo de muchos”.

Los dos primeros años tras dejar el negocio en manos de su hijo Santiago le costó separarse de él. “Venía todos los días, como si aún trabajara”, recuerda. Ahora sus nietos y sus aficiones la mantienen ocupada.

Santiago recuerda como de pequeño pasado tiempo en la farmacia y ya soñaba con trabajar en ella algún día. “Siempre me gustó este trabajo”, admite. Cuenta que ahora el negocio se amplía hacia la ortopedia, la nutrición y los análisis. Espera que se mantenga abierto otro medio siglo más y que alguno de sus cuatro hijos le tome el relevo.