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“Pensé que sería la última, pero si dicen que hay que ponerse otra, se pone”

El Sergas inició ayer la tercera dosis en residencias con 900 usuarios y hoy llegará a otros 1.239

Joaquina Rubio, de 84 años, recibiendo ayer la tercera dosis. | // PABLO HERNÁNDEZ GAMARRA

Cuando a finales del año pasadocomenzó la vacunación frente al COVID-19 en las residencias, muchos de sus usuarios la esperaban como un regalo de Navidad. Suponía un paso adelante para poder reencontrarse con sus familias. La situación era radicalmente diferente a la actual. Vivían casi aislados. Las medidas de prevención impidieron a las cámaras de los medios entrar en los recintos a inmortalizar esos históricos primeros pinchazos. Ayer, en cambio, sí pudieron acceder a sus pasillos, salas y habitaciones para pulsar cómo se recibían en Vigo las primeras terceras dosis en residencias. Para registrar cómo, aunque ya sin nervios, los pinchazos siguen haciendo que se sientan “más seguros”.

El Servicio Galego de Saúde (Sergas) tenía previsto inyectar ayer 909 dosis en ocho residencias del área sanitaria de Vigo. Dos de ellas fueron las que integran el Complexo Residencial de Atención a Personas Dependentes, en el Meixoeiro –el mayor de Galicia, con unos 370 usuarios en total–. Los dos equipos que se desplazaron hasta allí no cubrieron al cien por cien porque había ingresados en el hospital, alguno de vacaciones fuera, nuevos usuarios que no tenían ninguna dosis y necesitaban la autorización y otros que aún no cumplían los seis meses que tienen que transcurrir desde la segunda inyección. Calcular este tiempo ralentizó la labor de los dos equipos de enfermeros desplazados por el Sergas.

La responsable del área asistencial del complejo, María Inés Costas Valverde, explica que el 99% son de Pfizer, “las más indicadas en esa franja de edad”. Pero también tienen algún usuario más joven –por problemas sociales o de salud mental– que habían recibido Moderna o Janssen. Esos quedarán para otro día.

Costas Valverde confiesa que la administración de la tercera dosis cogió a todos “un poco por sorpresa”. Pero ha sido muy bienvenida. “Los usuarios están muy contentos, se sienten más seguros”, cuenta y añade: “Con las vacunas han podido volver a venir las familias, que es lo más importante para ellos”. Ahora, solo con el requisito de cita previa, vuelve a haber libre acceso.

Mientras esperaba por su tercer pinchazo, Daniel Suárez Souto, de 93 años, opina que las vacunas sirven para “ganar confianza”. “Debería ser una garantía”, señala y confiesa que le “parece mal” los que no se quieren vacunar. Pensaba que esta sería ya la última dosis, pero reflexionando, destaca: “Todos sabemos cuándo empezó, pero no cuándo terminará”. Así que concluye: “si dicen que hay que ponerse otra, se pone”.

El Sergas prevé administrarla hoy a otros 1.239 usuarios de 16 centros sociosanitarios.

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