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Los excrementos de las granjas avícolas se transforman en fuente de energía

El proyecto se desarrolla en Galicia, Castilla y León y Murcia y participan EnergyLab y la Universidad de Vigo

Una explotación avícola.

Las granjas avícolas generan 12 millones de toneladas al año de deyecciones que podrían ser aprovechadas para la obtención de energía renovable y fertilizantes. El proyecto Avienergy surge en respuesta a las necesidades del sector en Galicia, Castilla y León y Murcia para promover un uso más eficiente de los recursos y la economía circular. Coordinado por Feuga (Fundación Empresa-Universidad Gallega), implica a instituciones y centros de investigación de las tres comunidades, así como a varias empresas, y tiene una financiación de casi 600.000 euros del Fondo Europeo de Desarrollo Rural (Feader) y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El centro tecnológico vigués EnergyLab es uno de los socios de esta iniciativa supra-autonómica cuyo objetivo es la creación de plantas a pequeña escala en las propias granjas para la valorización de pollinaza y pavinaza. Así se denominan los estiércoles procedentes de las granjas de engorde de pollos y pavos, respectivamente, y que suelen aplicarse directamente a los suelos agrícolas. Bien gestionada, es una opción correcta, pero también conlleva inconvenientes.

“En España, la legislación establece un máximo de toneladas de nitrógeno presentes en el estiércol por hectárea de suelo agrícola. Y en zonas de alta carga ganadera, los granjeros se ven obligados a almacenarlo, generando emisiones difusas, y a gestionarlo de modo externo, con el coste que ello conlleva. Además, si esta gestión no se lleva a cabo de la manera correcta, pueden llegar a producirse problemas de contaminación de acuíferos, dispersión de amoniaco y malos olores”, explica Christian Di Stasi, investigador senior del área de Bioingeniería.

“El uso de las deyecciones para la obtención de energía ahorrará a los granjeros no solo el coste asociado a la gestión de estos residuos, sino también al coste asociado a la compra de combustible para sus instalaciones”, destaca el experto.

Uno de las aplicaciones sería la generación de energía térmica: “Así como se quema un pellet de madera, sería posible hacerlo con uno de pollinaza. Dada la alta humedad de las deyecciones y la relativamente pequeña cantidad de energía generable, esta biomasa tiene que ser previamente secada y/o mezclada con otra biomasa forestal de la zona como madera residual. Con este tratamiento será posible obtener energía térmica que podrá ser empleada in situ para satisfacer la demanda de calor existente en las explotaciones”.

Además, las cenizas generadas durante la combustión serán consideradas un subproducto de valor. “Podrán ser aplicadas directamente en el suelo para el aprovechamiento de sus nutrientes y minerales, favoreciendo el crecimiento de los cultivos. Se desarrollará un protocolo de utilización agrícola para ello. Y también pueden ser empleadas como aditivo de un fertilizante”, detalla Di Stasi.

Explotación avícola.

“Adicionalmente, dentro del proyecto se analizará la viabilidad de implantación de un sistema de micro-cogeneración basado en un ciclo de Rankine orgánico para la obtención de energía eléctrica a partir del excedente térmico generado durante la combustión. Esta electricidad podrá ser utilizada en la propia granja reduciendo su dependencia energética”, señala.

Dos granjas de Ourense y Soria están “activamente involucradas” en el estudio y en este momento acogen ensayos con diferentes tecnologías de secado ya existentes en el mercado para seleccionar las más idóneas desde el punto de vista técnico y económico.

“Una vez concluida esta fase preliminar en la granja de Ourense se efectuarán ensayos de combustión de las biomasas producidas para la generación de aire caliente y el acondicionamiento de las naves”, avanza Di Stasi.

Economía circular

A día de hoy, Reino Unido, Holanda y EE UU concentran la mayoría de plantas relacionadas con la valorización energética mediante combustión y cogeneración de pollinaza y pavinaza. Y en España destaca Coren, donde se combustiona pollinaza con pellets de madera.

“A diferencia de estos ejemplos, el objetivo de Avienergy es la creación de plantas a pequeña escala en las propias granjas, contribuyendo así al concepto de economía circular en el sector avícola, pasando de residuos a recursos y satisfaciendo la propia demanda energética de la instalación”, subraya el experto de EnergyLab.

El proyecto arrancó en marzo y actualmente en las instalaciones del centro tecnológico se están caracterizando los residuos avícolas desde una perspectiva físicoquímica. “Estamos estudiando las técnicas de secado y las diferentes normativas aplicables a la combustión de esta tipología de residuo. Los primeros ensayos de combustión y de micro-generación están previstos para el próximo año. Asimismo, tras el análisis de emisiones del proceso, evaluaremos la necesidad de implementar sistemas adicionales de depuración del gas de salida para el cumplimiento de la normativa”, adelanta Di Stasi.

Por su parte, el Grupo de Tecnología Energética (GTE) de la Universidad de Vigo estudia el comportamiento térmico del residuo y colabora en el diseño de un quemador adaptado a las deyecciones avícolas, así como en la definición e implementación de los sistemas de limpieza del gas de salida.

Además, los expertos del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC) caracterizan las cenizas producidas por el proceso de combustión de pollinaza y gallinaza. Evaluarán su toxicidad y su uso potencial en suelos y desarrollarán el protocolo agrícola para utilizarlas.

El grupo operativo lo completan la empresa de Narón Demaux Manufacture S.L., Granja José Antonio García Blanco, Avícola El Charcón S.L. y Alimentos del Mediterráneo Sociedad Cooperativa.

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