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La cara y la cruz de ser madre en pandemia

Leticia Priegue y Sara Moreno, madres en época COVID, llevando a sus hijos al colegio. | // RICARDO GROBAS Ricardo Grobas

Probablemente no lo tenían previsto. O tal vez vieron que esta situación, casi distópica, iba a alargarse más de la cuenta y decidieron ser madres a pesar de la pandemia. No debió de ser nada fácil para las viguesas Leticia (34) y Sara (37) afrontar la maternidad entre brotes de COVID y de medidas, en muchos casos, inasumibles para una futura madre, cuya primera preocupación es que su hijo venga sano.

Tanto el embarazo como el parto, en circunstancias normales, ya requieren de una preparación exhaustiva, pero en la actualidad, la planificación supone un desgaste físico y psicológico. Y para llevar a cabo este proceso no hay clases de “pre-COVID maternidad” que valgan. Solo un acompañante, no hay clases preparto para el segundo embarazo, no se puede salir de la habitación del hospital cuando se va a dar a luz, ecografías, en algunos casos, en solitario, los planes de parto cumplidos a medias y la infinidad de obstáculos que trajeron consigo las medidas de seguridad.

Sin embargo, la pandemia vino también con un inesperado “pan debajo del brazo” que provocó descubrir un nuevo escenario tanto en el hospital como los días posteriores en los domicilios.

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PCR y vacuna

A partir del 14 marzo de 2020 se acabaron las visitas sin previo aviso que vienen “para un ratito” y no se van en tres horas. No hay regalos que devolver o vestir al retoño con una prenda por compromiso. La situación en la era COVID trajo una tranquilidad que pilló con el pie cambiado a unos padres que pueden vivir en la intimidad las primeras semanas de adaptación con el nuevo miembro de la familia.

A Sara Moreno le cayó el mundo encima cuando dio positivo a punto de dar a luz

“Casi no tuvimos visitas. Así lo decidimos, nuestra familia y nuestro entorno lo entendieron”, cuenta Sara, que recientemente ha dado a luz a su segundo hijo.

“No quisimos visitas; mi familia y entorno nos respetaron ”

Sara Moreno - Mamá en pandemia

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Su parto fue de todo menos sencillo. Dilatada de 5 centímetros decidió pedir la epidural y “el parto se frenó en seco” e hizo que se alargase más de la cuenta. Al llegar, como manda el protocolo, le hicieron una PCR, y horas más tarde, cuando ya estaba cercana el gran momento–día del parto– de ver la cara a su hijo, le informan de que ha dado positivo en la prueba diagnóstica: “Lo pasé muy mal esas 24 horas siguientes. Mi marido y yo nos quedamos aislados en la habitación del hospital sin poder salir, aunque él dio negativo”, rememora Sara. Finalmente, todo quedó en un susto. Al día siguiente, el médico le comunicó que era un falso positivo, una situación bastante habitual en los estados avanzados de gestación.

“Voy a seguir con las medidas estrictas con mi futura bebé. No me la voy a jugar”

Leticia Priegue - Futura mamá en pandemia

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 Leticia está viviendo esta situación en pleno embarazo. Espera a su hija para diciembre. La mascarilla es un “viacrucis” que soporta con mucha dificultad. “No puedo respirar bien, sobre todo en verano y cuando tienes que bombear sangre por dos”, explica. Pero el auténtico quebradero de cabeza fue la administración de la vacuna.

Para Leticia Priegue lo peor es la mascarilla y la vacuna

La incertidumbre que, en un principio, suscitó la aplicación en embarazadas se le sumó –por edad– la llamada para vacunarse pero tuvo que rechazarla: “Estaba de 18 semanas y la recomiendan solo a partir de la 20”, destaca. Cuando transcurrieron esas dos semanas, a Leticia le era imposible contactar con el servicio sanitario y concertar una cita. Cuando, por fin se pudo vacunar había pasado mes y medio. Su problema ahora es que la segunda dosis le coincide con otra vacuna, propia de la gestación –contra la tos ferina– y teme que le produzca algún perjuicio a su bebé.

En cuanto al proceso que va a seguir, una vez haya dado a luz, Leticia lo tiene claro. No se la va a jugar, pese a que ahora las medidas se han relajado, y con un porcentaje alto de inmunizados. “Voy a continuar con la precaución de antes. Un bebé no tiene la protección que tienen los adultos. Nosotros estamos vacunados, los bebés no. E incluso los inmunizados siguen contagiándose”, advierte Leticia.

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Ellas, junto con muchas otras, han sobrellevado la experiencia más brutal en la vida de una persona y en las circunstancias más inesperadas que se podían imaginar. El carné de valientes ya no se lo quita nadie.

Los negocios de ocio infantil, afectados

Una madre afincada en Vigo decidió hace algunos años abrir su propio negocio vinculado al ocio infantil con una original propuesta que fue la consecuencia, precisamente, de su propia experiencia. Alejandra Di Deldetto hacían unas fiestas y eventos de lo más espectaculares para su hija, que alguien les animó a convertir ese entretenimiento en su forma de vida.

“Desde que llegó la pandemia las mamás quieren organizar menos fiestas”

Alejandra di Deldetto - Regente de Tipis Vigo

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Así que Alejandra y su marido se lanzaron con Tipis Vigo, un servicio de decoración a domicilio donde lo mismo montan una fiesta de pijamas, cumpleaños o un tipi para dormir.

“El servicio de noche se ha ralentizado un poco, ahora lo quieren más de tarde o noche. Lo que dicen las madres es que si tienen niños a dormir, son de la misma burbuja”

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Alejandra acusa un cambio en el que la solicitud de nuevos servicios que estaban promocionando, como el de animación o babyshower “no está saliendo”. Sin embargo, los cumpleaños siguen siendo muy solicitado por las madres y padres que quieren darle un día especial a sus hijos. “En vez de dos tipis, piden solo uno”, destaca. Espera retomar las nuevas iniciativas, esperando que la “situación se regularice” y puedan volver a una normalidad que su sector también está padeciendo y todos “dejemos de tener miedo”, señala.

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