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Se buscan fontaneros, electricistas... Razón: Vigo

El bum de las reformas y la construcción dispara la demanda de estos profesionales | Particulares y aseguradoras soportan hasta dos meses de espera para algunos trabajos en la ciudad

Francisco Piñeiro repara un cuadro eléctrico en su taller de Electronavia. | // P.H.

“No hay”, “No encontramos”, “El gremio está desbordado”, son solo algunas de las afirmaciones que desprenden los representantes del sector servicios relacionado con la construcción en el área de Vigo. El aumento de la demanda en el último año –que empezó en el confinamiento– llevó a muchas familias a no postergar aquellas rehabilitaciones que, por falta de tiempo, no podían llevarse a cabo. Fontaneros, electricistas, carpinteros, pintores y un largo etcétera, son reclamados tanto por los particulares –para los acondicionamientos integrales de las viviendas– como por las aseguradoras que solicitan los servicios para sus clientes. Las corredurías de seguros han sufrido los daños colaterales de la saturación de los pocos profesionales que tienen en Vigo y que les provocan problemas mayúsculos con sus asegurados. ”Ya les decimos que si ellos conocen a alguno que nos lo digan, porque los que tenemos no pueden ir”, apuntan desde Reale Seguros.

Parece que la reminiscencia de los años 90 ha vuelto a escena. Y lejos de aquellas obras mastodónticas que se hacían entonces, lo cierto es que, en la actualidad, confluyen varios elementos en la ciudad olívica que absorben el volumen de mano de obra. La conversión del Hospital Xeral en la futura Ciudad de la Justicia, los trabajos de humanización en Porta do Sol o las obras de Vialia están acaparando –-de algún modo– a los profesionales del gremio. El auge de las reformas y la carencia de personal cualificado han hecho el resto. Alcanzando una situación, en muchos casos, inasumible. Desde las distintas asociaciones de empresarios de la electricidad y la fontanería aluden a la baja cualificación de los recién titulados como una de las causas del problema: “Sale gente de estudiar, pero no es todavía profesional o especializada. Y sí hay empresas que contratan a perfiles con poca práctica, pero al no estar cualificados todavía no pueden realizar muchos trabajos que exigen más experiencia”, detalla Carolina Rodríguez, gerente de la Asociación de Instaladores de Electricidad y Telecomunicaciones (Instalectra).

Desde las asociaciones de instalación de fontanería, la sensación es exactamente la misma. “Hay pocos profesionales nuevos. Es que ahora el trabajo es mucho más exigente que antes. En el pasado, simplemente se desarrollaba el trabajo mecánico y técnico y era suficiente. Hoy todo está digitalizado, todo se programa, por lo tanto, el profesional de ahora tiene que estar muy cualificado”, puntualiza José López, presidente de Foncalor.

Rechazar trabajos

Para Francisco Piñeiro (55), un empresario veterano en el colectivo de los electricistas, el volumen de trabajo le ha rebasado, habiéndose incrementado en “un 40% con respecto a 2019, que ya de por sí, fue bueno” y que tras publicar anuncios en el periódico y en un conocido portal web de empleo solo le llegaron seis currículum que no cumplían los requisitos mínimos. “Tenemos una falta de personal muy grande. No somos capaces de encontrar profesionales cualificados. No salen lo formados que necesitaríamos. Por ejemplo, en riesgos laborales”, destaca. Con esta situación, Francisco declara haber perdido trabajos por no poder atenderlos: “Y ahora tengo una lista de espera de un mes o más”.

Desde el punto de vista educativo, no saben exactamente la pieza que falla en la cadena. Acusan una mayor vinculación de los centros de Formación Profesional con la empresa: “Si es problema es coyuntural, es cierto, que es difícil adaptarnos. Esperemos que la nueva ley de F.P. subsane la situación”, añade Euloxio Santos, director del I.E.S Politécnico.

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