Vigo coge carrerilla para alcanzar los 300.000 habitantes, marca que, más allá del valor simbólico, le abriría las puertas a una mayor transferencia de recursos del Estado, dos nuevos concejales y el 13º puesto en el ranking de las ciudades más pobladas de España, puesto que ahora ocupa Valladolid.
El padrón elaborado por el Concello contabiliza a día de hoy –como reveló ayer el alcalde, Abel Caballero– 298.211 habitantes. Aunque el dato es inferior al de 2019 y 2020, cuando llegó incluso a superar fugazmente la barrera de los 300.000 residentes, deja una lectura positiva. Al menos a corto plazo. A principios de 2021 el Concello manejaba un padrón de 297.967, lo que significa que desde el 1 de enero el censo ganó 244 personas. Una al día, aproximadamente.
“En este momento Vigo muestra una dinámica de crecimiento, de sensible recuperación de población”, destacó el primer edil. Quedan por conocer aún los valores oficiales del INE para 2021. Los cálculos de una y otra administración, la municipal y el observatorio estatal, suelen diferir en varios miles de habitantes. En enero del año pasado el INE contabilizaba en la ciudad, por ejemplo, 296.692 personas. El Concello de Vigo, 299.746.
Las cifras divulgadas ayer por Caballero entredejan ver otra clave: la influencia de la inmigración y su papel clave para el crecimiento del censo. A comienzos de año el servicio de estadística del Concello computaba 18.169 vecinos de nacionalidad extranjera. A día de hoy son ya casi medio millar más, 18.634, según el dato desgranado ayer mismo por el alcalde.
Los valores que manejaba a principios de año el Ayuntamiento apuntaban ya un incremento del padrón de extranjeros a pesar del efecto de la pandemia y las dificultades para viajar entre países y continentes tanto en 2020 como en los primeros meses de 2021. Esa tendencia al alza se alimenta en gran medida del colectivo sudamericano, que creció un 30,5% desde 2019. Dentro del segmento, el mayor repunte lo protagonizan, de lejos, los venezolanos: en cuestión de un lustro casi quintuplicaron su peso en el municipio.
Otra de las lecturas que dejan las cifras desgranadas ayer por Caballero es la edad del censo. De los 298.211 vecinos computados por los técnicos municipales, algo más de la cuarta parte, el 26,8%, tenía 30 o menos años. En el polo opuesto, cerca de 86.000, el 29%, habían soplado ya las 60 velas. En la ciudad residen de hecho 253 personas que superan los cien años, la mayor parte mujeres. Ellas son mayoría en cualquier caso en el cómputo demográfico de Vigo: en el conjunto del censo suman 157.346 habitantes frente a 140.865 hombres.
La radiografía demográfica es radicalmente distinta entre la población inmigrante, mucho más joven. De los 18.634 censados en Vigo, de hecho, solo 639, el 3%, ha superado ya los 70. La pirámide poblacional se ensancha en su caso de forma contundente por la base: casi el 60% de los extranjeros que se han dado de alta en el padrón local tienen 40 o menos años. Si se analiza el conjunto de la ciudad, la mayor bolsa de habitantes es la comprendida entre los 40 y 60 años.
El paulatino envejecimiento de la población –el conocido como “invierno demográfico”– un fenómeno que trasciende Vigo y se extiende por buena parte de España y Europa, tiene otras consecuencias que dejan una huella clara en las estadísticas oficiales. Una de las principales es el volumen de ancianos que viven solos.
Según los datos municipales, en Vigo residen sin compañía 15.600 personas con 65 o más años. Si se centra más la lupa, hasta enfocarla en la población octogenaria, nonagenaria y centenaria, las estadísticas muestran que hay 6.038. De hecho el censo reconoce 253 individuos que a día de hoy residen solos pese a haber soplado ya, como mínimo, 101 velas. La inmensa de ellos mayoría son mujeres. De los 253 centenarios, ellas representan de hecho casi el 80%.