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La música retro resucita el casete

Clientes en tienda Elepé de Vigo. MARTA G. BREA

Quizá las nuevas generaciones no entiendan la relación que puede tener un boli bic y una cinta de casete. Pero quizá empiecen a averiguarlo. Los 70 vieron nacer a un nuevo formato de audio que vendría a revolucionar la forma de consumir música, a democratizarla. Hasta ese momento, consumir música doméstica estaba solo reservada para unos cuantos privilegiados que contaban con un magnetófono o tenía un amigo trabajando en la radio. La cinta, que así se llamaba coloquialmente vino a cambiarlo absolutamente todo. De repente, se podía grabar sonido del exterior, de tocadiscos a casete o de cinta a cinta. Esto último se podía llevar a cabo en radios de doble platina. Eso sí, había que estar muy callado, pues, quién de la época no tenía una cinta grabada con su canción favorita y con la voz de su madre de fondo. Vamos, un clásico.

Pues no sólo melómanos y nostálgicos están de suerte sino todos aquellos que se han aburrido del streaming y juegan de vez en cuando a buscar algo nuevo que les conecte con la música de forma diferente. El casete ha vuelto y lo ha hecho por la puerta grande. En 2017, según la consultora Nielsen Music, las cintas de casete alcanzaron su mejor cifra de ventas desde 2012. En 2018 en Reino Unido el crecimiento fue de un 125 por ciento respecto al año anterior. En 2019, antes de la pandemia, la tendencia continuó al alza, y en 2020 se superó la cifra de ventas del 2018 en tan solo medio año. Se duplicaron las ventas en sólo tres años.

La tendencia ha llegado a Vigo de la mano de “Deteriorados”, una banda de Blues y Country del Morrazo. Sus dos fundadores, Xaime Fandiñocolaborador de FARO–, exprofesor de la USC y su amigo Chimay, en la etapa “postjubilación”, decidieron formar el grupo condensando su estado vital en el nombre, apelando así al paso del tiempo. Pero el proyecto fue evolucionando hasta convertirse en una banda intergeneracional compuesta por integrantes de todas las edades.

“Como al casete, hay que empoderar al viejo, no ancianos, pero es lo que somos”

Xaime Fandiño - Miembro de “Deteriorados”

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Xaime Fandiño

Precisamente, el revisionismo al que uno se somete con el paso del tiempo, los retrotrajo a la idea de rescatar el formato de la cinta para dar a conocer sus temas. Para ello, pusieron en marcha en su web una campaña de recogida de cintas que la gente podía tener olvidadas en su casa y darles una segunda vida. Así, todas sus canciones están grabadas en cintas recicladas, ninguna virgen, contribuyendo con esto a una “economía circular”. Toda una proeza manual la que utilizan los miembros de “Deteriorados” para dar forma a la coqueta cajita que contiene el casete y hasta un lápiz para darle vuelta a las bobinas. Fandiño y los suyos apuestan por este formato para dar a conocer su filosofía musical: la necesidad de que jóvenes y mayores vivan juntos en comunidad y que la jubilación sea un nuevo estado de ánimo y no la etapa en donde comienza el principio del fin: “Como al casete, hay que empoderar al viejo, porque lo somos, no ancianos, viejos. Hay que aprender a envejecer, pero hay que hacerlo bien”, señala Xaime. Sabe de lo que habla, si hay alguien que conoce cómo fue en Vigo esa revolución en el consumo de música en los 80, es él. El auténtico nacimiento de las playlist, el pirateo consentido. En su artículo, Musical Casete –de la sección La Acera Volada de FARO en la que escribe, precisamente haciendo honor al nombre del programa que se emitía en la emisora viguesa de la época, Radio Popular– Xaime explica la influencia que la cinta tenía en la vida de los vigueses neófitos consumidores de música: “Cada oyente que lo deseaba solicitaba a este espacio una selección musical determinada. Al inicio del programa anunciaban a la persona solicitante y el contenido propuesto. El locutor venía a decir, más o menos: Carga el casete por la cara A e inicia la grabación. A partir de ahí, daba un momento al oyente para realizar esta operación y directamente comenzaba la reproducción de las canciones sin interrupción. En la siguiente locución se solicitaba de nuevo al receptor a dar la vuelta a la cinta, poner la cara B y echar a grabar. Así volvían a fluir las canciones de forma ininterrumpida hasta completar el metraje total del casete”, ilustra Fandiño en su artículo. Y a partir de ahí, los usuarios empezaron a grabar su música favorita. No sólo eso: escucharla cuando quisieran y llevársela puesta con la aparición en escena del walkman en 1979. “El walkman en los ochenta introduciría un pionero modelo de consumo musical individual y en movilidad. Desde ese momento pudimos utilizar un diminuto equipo reproductor portátil y a pilas que nos permitió, por primera vez, realizar audiciones musicales con cascos de forma introspectiva y en movimiento”, destaca Fandiño.

Clientes en tienda Elepé de Vigo. Marta G. Brea

En el 2005 ya vivimos el retorno –sin prisa, pero sin pausa– del vinilo y el CD. Y ha seguido así durante los últimos años: “Todo tipo de público viene a comprarlos. Los que se inician, los más jóvenes prefieren el CD porque es más económico, pero también tengo muchos clientes de vinilos que optan por una calidad de música inapreciable a lo mejor en otros formatos”, resalta Suso Hidalgo, de la tienda de discos Elepé.

El negocio no ha muerto como muchos negacionistas apuntaban. Sino que se lo digan a Jesús y María, una pareja que recientemente han abierto una tienda de vinilos en Tui: “La gente que pasa por aquí me pregunta si estoy loco por abrir esto ahora, en plena pandemia. ¿Pero por qué no?”. Además, son la única tienda de Vinilos que hay en toda la comarca del Baixo Miño, por lo que se pueden convertir en un foco de atracción para los amantes clásicos de la música.

Suso Hidalgo en la tienda Elepé Marta G. Brea

Favorita de los grandes

No solo las bandas alternativas se han rendido al casete, sino que grandes artistas consolidados han apostado por la cinta como un formato más en el que promocionar su música. Es el caso de Lady Gaga, Dua Lipa o The Strokes que junto con vinilo o el CD ya han incluido el casete en sus pack musicales. También series como Por trece razones o Stranger Things han ayudado a que este formato reviva con mucha fuerza, usándolas en sus tramas –haciendo que las ventas en EE UU se disparasen– o películas como ‘Guardianes de la Galaxia’ cuyas bandas sonoras se han publicado en este formato, con un éxito impensable hace diez años.

La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de lo tangible. Necesitamos tocar. El confinamiento nos abocó, casi en exclusiva, a la tecnología digital, lo cual ha generado un desapego, incluso un desarraigo. El resurgimiento del casete va mucho más allá de resucitar un formato cadáver. Va de ritual. De desempolvar. De rebobinar con el boli bic. Va de dar al play con el dedo y escuchar ese clac inicial y el salto de tecla final. Va de “a ver lo que viene ahora”. Va de ese sonido sucio que retrotrae a un momento concreto. Va de nostalgia y va de tocar, que en los tiempos que corren, es un objetivo casi inalcanzable.

Casetes antiguos en Elepé. Marta G. Brea

El creador de la cinta, Lou Ottens, murió el pasado marzo

Ottens lideró el equipo de ingenieros y técnicos de Hasselt, compañía perteneciente a Endhoven Phillips, que en 1963 creó ese dispositivo de dos carretes con ruedas dentadas, con una cinta magnética que pasaba a 4,76 centímetros por segundo, y que sus dos caras permitían mantener el mismo orden de las canciones que los discos convencionales. El dispositivo se presentó en la feria de electrónica Berlin Radio, y fue un éxito instantáneo, según recordó Ottens a la revista Time.

Paradójicamente, el mismo inventor de este dispositivo fue uno de los responsables de diseñar el CD. Ottens participó del equipo que inventó el disco compacto en 1982, una idea desarrollada entre Sony y Phillips. Cuatro años después se jubiló. Y dijo que lo único que lamentaba era no haber ganado de mano a la compañía japonesa en la invención de walkman.

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