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La Universidad de Vigo tiene a una de las mejores promesas del mundo en estudios sobre evolución

Catarina Branco ha sido premiada por la sociedad internacional SMBE junto a otros 7 jóvenes de EE UU, Canadá, Francia e Inglaterra

Catarina Branco

No podemos aventurar el futuro si no conocemos nuestro pasado. La investigadora predoctoral de la UVigo Catarina Branco, firme defensora de esta máxima, ha sido seleccionada junto a otras 7 jóvenes promesas de todo el mundo por la excelencia de su trabajo sobre la influencia del último periodo glacial en la diversidad genética del ser humano actual.

La Sociedad de Biología Molecular y Evolución (SMBE) le ha otorgado uno de sus Graduate Excellence Award, con los que cada año distingue a jóvenes de todo el planeta. En la convocatoria de este año, Catarina comparte logros con colegas de EE UU, Canadá, Francia e Inglaterra.

“Estoy muy contenta. Es un premio muy importante y cuando me presenté no pensaba en ganar, solo en intentarlo”, celebra Catarina, que forma parte del grupo de Evolución Molecular Computacional (CME), inscrito a su vez en el de Genómica y Biomedicina.

La investigadora, natural de Braga, estudió en su país la carrera de Biología y un máster en Genética Molecular Comparativa y Tecnológica. Y se vino a la UVigo para realizar un doctorado internacional financiado por el Gobierno luso cuando Miguel Arenas Busto se trasladó desde el centro de investigación de Oporto I3S al campus de As Lagoas-Marcosende para crear su propio grupo.

Él es también el director de su tesis y destaca que Catarina ya ha publicado varios artículos en revistas de alto impacto. “Es muy trabajadora y me ha alegrado mucho que su esfuerzo sea recompensado con este premio”, destaca sobre su pupila.

Tras ser seleccionada por la SMBE, presentó su investigación en un congreso que se celebró en julio en formato virtual por la pandemia. Sus estudios se centran en cómo la última glaciación influenció la expansión de los primeros hombres modernos hace entre 50.000 y 70.000 años. Y el trabajo por el que consiguió el premio está enfocado en el Sudeste Asiático.

“En esa zona que hoy ocupan Filipinas, Malasia y otros países se produjo un gran descenso del mar y eso facilitó la conexión de zonas que estaban aisladas y la movilidad. Lo que queremos demostrar es si esa bajada pudo influenciar la diversidad genética que existe actualmente, porque es muy rica “, explica.

Para sus estudios utiliza datos reales de la población actual con los que lleva a cabo análisis estadísticos y genéticos. Y después realiza simulaciones genéticas bajo diferentes escenarios evolutivos.

“Simulamos datos genéticos con un escenario de bajada del nivel del mar y con otro sin ella. Y después los comparamos con los datos actuales para saber cuál de los dos escenarios explicaría la situación actual. Es un trabajo muy computacional en el que utilizamos técnicas informáticas, estadísticas y de simulación genética”, detalla.

Los avances en su campo están permitiendo a los investigadores desvelar el pasado de la Tierra. “Antiguamente era mucho más complejo, porque no hay nadie vivo que nos pueda contar la historia. Pero ahora con estas herramientas y las muestras reales de fósiles, que son pocas, es mucho más fácil conocer qué pudo pasar combinando la paleontología y la antropología con las simulaciones genéticas y la bioinformática”, subraya.

“Nosotros no utilizamos fósiles, pero sí el conocimiento publicado por otros autores para poder diseñar unos escenarios del pasado lo más realistas posibles”, añade.

“Una vez que he estimado el escenario más probable, también trato de estimar la tasa de migración o la de crecimiento en el Sudeste Asiático. Puede que con el tiempo extendamos el estudio a otras zonas. Cuanto más conocimiento tenemos del pasado más fácil es diseñar los escenarios y más realistas serán nuestras simulaciones”, comenta.

Estancia en Ginebra

Catarina defenderá su tesis el próximo verano, pero antes realizará una estancia en la Universidad de Ginebra, entre septiembre y diciembre, para compartir técnicas y conocimientos dentro de un grupo de genética y antropología. “Y tal vez salga algún proyecto juntos, queremos ver qué podemos conseguir uniendo los dos equipos”, señala.

Más allá de las “diferencias culturales”, Catarina se ha adaptado muy bien a la Universidad de Vigo, donde el ambiente y las instalaciones son “excelentes”. Los estudios del grupo CME son una referencia internacional, pero la joven investigadora lamenta la escasa repercusión de la que gozan.

“El mayor problema que tenemos con la investigación en evolución es que, por mucho impacto internacional que tenga, la sociedad en general no tiene curiosidad por saber qué ocurrió en el pasado. En Portugal ocurre lo mismo. A la mayoría de la gente solo le interesa el futuro, pero no lo podemos conocer sin comprender nuestro pasado. Y en el actual escenario de cambio climático es muy interesante saber cómo el ser humano se adaptó en otros procesos para saber cómo lo haremos en el futuro. Y esto vale para cualquier especie”, defiende.

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