El número de casos de abuso sexual infantil sigue incrementándose. En los seis primeros meses de este año se detectaron en Galicia 61 nuevas víctimas, 8 de ellas en Vigo. Un cifra muy próxima a los 66 casos atendidos en todo el año 2019. A finales de julio, la Consellería de Política Social trabajaba ya con 70 niños en el programa de intervención con víctimas de abuso y violencia sexual con la Fundación Meniños.
Además, a nivel autonómico se abrieron 7 expedientes de protección por posible abuso sexual infantil, ya que esta medida de protección solo la asume la Xunta en los casos en los que no existen progenitores protectores. En el resto de casos, o bien ambos progenitores o uno de ellos –si el agresor sexual es el otro–, se ocupan del cuidado del menor. Además de la ayuda psicológica por parte de profesionales con formación específica en la atención a las víctimas, el procedimiento de intervención se dirige también a las personas que las cuidan e incluye terapia familia para la recuperación de los menores.
La provincia de Pontevedra es la que más casos atiende, pues suma un total de 23 menores en sesiones de terapia, seguido por la provincia de A Coruña con 22; Lugo con 11 y Ourense con 5. Los expertos descartan que existan más casos de violencia sexual contra menores y adolescentes que antes, pero si apuntan que la mejor formación de los profesores y los técnicos permite destapar un número más elevado de víctimas.
“El crecimiento de casos en Galicia es exponencial. Setenta asistencias en los primeros siete meses del año es una cifra alta y presumiblemente seguirá al alza todo el año. Es un tema de difícil detección y romper el secreto que lo rodea resulta complicado. La visibilización de los abusos a menores es importante Los estudios apuntan que uno de cada cinco menores sufre violencia sexual y estamos lejos de llegar a todos. La implantación del programa que la Xunta ha puesto en marcha con profesores y colegios, así como con personas que trabajan con niños para darles las herramientas necesarias es fundamental para detectar los abusos”, apunta Cristina Blanco, subdirectora de Política Familiar de la Xunta.
Cada año es más elevado el número de causas que abre la Fiscalía de Menores contra adolescentes por abusos sexuales contra otros menores. “No tenemos muchos datos recogidos. Este semestre se nos han notificado uno o dos casos. En muchas ocasiones estos agresores fueron a su vez víctimas de abusos, y a su condición de agresor se suma la de víctima”, incide Cristina Blanco.
En este mismo sentido se pronuncia el equipo terapéutico de la Asociación Alborada de Vigo, que tiene también programas de terapia especiales para quienes reúnen la condición de víctimas y agresores: “No hay que restar importancia al abusador aunque haya sufrido a su vez abusos. Los estudios realizados indican que los agresores sexuales de niños comenzaron a actuar en la adolescencia, en muchas ocasiones tras ser víctimas. En estos casos la terapia debe abordar las dos versiones. Lo importante es que reconozcan que tienen un problema y que actúan mal, les cuesta muchísimo porque dicen que no quieren que les miremos como si fueran un monstruo”.
Expertos de Alborada resaltan que la sociedad ahora es más sensible ante los abusos a menores y se va consiguiendo que las víctimas cuenten lo que les pasa. Uno de los muros a derribar, exponen, es que cuando el agresor es alguien a quien conocemos y apreciamos nos resulta difícil creer a los niños y se produce una doble victimización.