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Nos llevamos 60 años, somos amigas ¿y qué?

Paquita y Clara, en el Calvario. PABLO HERNÁNDEZ GAMARRA

La ONG Grandes Amigos facilita que un centenar de personas mayores y otras tantas voluntarias compartan su tiempo en Vigo

O meu Freud Astaire agora bailará sen min. Eu non voltei bailar, non como antes, non como namorados. Foise pronto. E apreto contra min a túa invisibilidade e digo moi baixiño: sempre quixen envellecer xuntos.

El texto es un fragmento del poema “Envellecer xuntos”, que Clara escribió para su amiga Paquita.

Clara tiene 24 años y Paquita 87 y son amigas. Lo son gracias a que se conocieron a través de la ONG Grandes Amigos, pero ahora lo son, sobre todo, porque quieren. “Alguna gente no lo entiende, pero yo vengo a ver a Paquita porque quiero”.

Paquita es Francisca Vázquez, viguesa que lleva 67 años viviendo en su piso del Calvario. Viuda desde hace trece, se apuntó en 2019 a la asociación. “Lo vi en la prensa un día pero esperé un año porque me movía mejor. Luego llamé y quedé encantada”

Clara Seco –se hace llamar Saia Vermella o Clara Bells en redes sociales– es de Arcade. Estudió Realización Audiovisual y acaba de terminar sus estudios en la Facultad de Filoloxía y Traducción. “Vi el cartel un día en la Facultad y me animé”, explica Clara, la voluntaria más joven de la asociación. Para ella la relación entre universitarios y personas mayores es muy beneficiosa, sobre todo para los jóvenes que “estamos un poco perdidos y necesitamos una voz sabia que nos aconseje”.

Sus caminos se cruzaron en plena pandemia mundial. Y pronto se forjó una amistad llena de complicidad y buenos momentos. “En abril soplamos las velas juntas. Somos las dos Aries, un poco cabras”, bromea Clara. Pero, ¿qué pueden tener en común a priori dos personas tan diferentes? Muchas cosas, pero sobre, todo el gusto por la cultura, la música, hablar de la actualidad y por qué no decirlo, también los churros.

Paquita explica que le gusta estar al día de la actualidad “leo el Faro y veo La Sexta, aunque la televisión no me roba mucho tiempo”. Para ella es fundamental mantenerse activa mentalmente, socializar y compartir cada uno sus experiencias. “Hoy en día es muy fácil estar enterada de la actualidad, y si no lo estás, eres tonta”, indica.

“Es muy amiga, aunque nos llevamos unos años. Podemos hablar de todo, no tenemos ningún tabú”

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Hablan de literatura gallega, escuchan a Ana Kiro, buscan ropa en internet o simplemente charlan de la vida hasta que se dan cuenta de que se ha hecho tarde y es hora de despedirse. “En invierno cerraban las cafeterías a las seis e íbamos a casa de Paquita, con el chocolate con churros, y a veces me quedaba hasta las once”, recuerda Clara. En estas sesiones la joven disfruta viendo los álbumes de fotos, pero sobre todo charlando, porque Paquita tiene mucho que contar. “Me aporta perspectiva feminista cuando me cuenta cosas de la época, como que las mujeres no podían quitar dinero del banco sin autorización del marido”, explica Clara. Paquita recuerda como “en el 57 no me dejaron entrar en un hotel porque no tenía el libro de familia. Ahora lo piensas y es una vergüenza”. Y eso que Paquita “era un poco moderna”, ya que obtuvo el carné de conducir después de casada, por recomendación de su marido. “Un día me matriculó en la teórica y aprobé tanto el práctico como el teórico el mismo día”. Y condujo durante 50 años. “El no poder conducir es lo peor, porque me daba mucha libertad”, lamenta. Paquita califica de “10“ la relación con Clara. “Es muy amiga, aunque nos llevamos unos años. Podemos hablar de todo, no tenemos ningún tabú”.

Por su parte, Clara asegura que tienen “un montón de planes pendientes”, como ir a Baiona o ir a comer a Arcade con sus padres. “A mí me aporta mucho, como experiencia de vida. Si entiendes que la compañía de una persona mayor es de segunda, es tu problema”.

Manuel y Matilde en el paseo de Arealonga junto con Olalla, Ángela y Mar . R. GROBAS

La mejor receta, socializar

La ONG Grandes Amigos nació en Madrid en 2003, pero en Vigo presta su actividad de 2015. “Básicamente lo que hacemos es facilitar la compañía y la socialización de las personas mayores, tanto con los voluntarios, como entre ellos”, explica Olalla Álvarez, una de las dos responsables de Desarrollo Social de la entidad en Vigo.

Para lograr este objetivo se centra en dos tipos de actividades principales. Por una parte, el acompañamiento afectivo, que es el que realiza cada voluntario a domicilio o en residencias. Por otra, realizan actividades de socialización como excursiones o salidas culturales. Olalla destaca el papel de la socialización en la salud mental y física, que se deterioró con la pandemia. “Es la mejor receta contra los efectos de la pandemia”.

Paquita, como Manuel (67 años) Matilde (98) o Irene (75) son sólo algunos de los ejemplos del centenar de usuarios de la ONG, que disfrutan de la compañía de otros tantos voluntarios, en como Clara, Ángela, Mar o Benjamín, a los que sólo se les pide una o dos horas semanales.

“Empecé en la ONG por ocupar mi tiempo, pero sinceramente salgo yo más reconfortada que ellos. Lo recomiendo mucho”, explica Ángela Lorenzo, que lleva desde comienzos de 2019 como voluntaria. “Es muy agradable. Casi me aportan ellos más a mí de lo que yo pueda dar”, explica, tras disfrutar de un paseo por Arealonga con sus grandes y sabios amigos.

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