Yokohama es la ciudad que vio nacer a la estrella del skate Ginwoo Onodera. El deportista, de tan solo 11 años, lleva patinando cinco, y los ha vivido repleto de éxitos. Estados Unidos, Japón o España son algunos de los lugares por los que ha dejado su huella japonesa, y Vigo lo recibió entre vítores en su tercer año en O Marisquiño.
“Patino porque soy único, soy yo mismo y solo yo tengo mi estilo en todo el mundo”, aseguró Onodera, traducido por su orgulloso padre. “Es mi tercera vez aquí y me invitaron especialmente para ir contra los mejores”. Y es que, con su baja estatura y su delgada constitución, se batió contra los adultos, que le triplicaban la edad y los años de experiencia en la pista. El resultado fue espectacular: se hizo con la segunda posición, solo superado por el canadiense Ryan Decenzo (35) y pasando por encima al argentino Matias dell Olio (24), dos de los favoritos de la jornada.
“No tengo nervios, solo estoy emocionado y quiero competir, patinar, disfrutar y ganar. Solo quiero convertirme en el campeón y conseguir el primer puesto”, anunciaba antes de disputar las semifinales. Onodera tuvo claro que quería ser skater cuando veía a los demás hacer esos trucos intrépidos con una tabla de cuatro ruedas. “Con seis años me dijo: ‘sé hacer eso, puedo hacerlo y quiero hacerlo’”, contaba su padre, emocionado. Y lo consiguió. “Sin embargo, cuando empezamos a venir a estas competiciones él era muy bajito, no tenía el nivel, pero ahora gana a adultos siendo aún un niño.”
De hecho, son más de 63.000 personas las que siguen su vida cada día a través de su cuenta de Instagram. La fama le ha llegado siendo un chiquillo, y esto se traslada a la parte económica de este deporte. “No tenemos que pagar nada por mi skate ni por mis protecciones, estoy ya a la par de los mejores skaters del mundo y nos apoyan prestándonos todo.”
