Los helados y el verano son la pareja perfecta. Es muy difícil encontrar a una persona que no le guste el helado y es que, según los científicos, produce sensaciones placenteras en nuestro cerebro que nos hacen muy difícil resistirnos. Es por eso que en los últimos años se está produciendo una desestacionalización y su consumo se extiende a cualquier época del año.

Pero es en verano cuando los artesanos heladeros dejan volar su creatividad y renuevan sus cartas con curiosas adaptaciones de las recetas más tradicionales para tratar de atraer a aquellos clientes más atrevidos. Entre los sabores que nos podemos encontrar en las heladerías destacan los clásicos como el de chocolate, nata, vainilla, fresa, naranja y limón. Pero de cada uno tiene múltiples variables. Solo de chocolate, los hay blanco, negro, con leche, con galletas, con café, con naranja, etc.

Aunque parece difícil innovar en un terreno donde los clásicos ya ofrecen diversas fórmulas por lo que los heladeros tratan ir un paso más allá.

En Bico de Xeado apuestan por la tradición y los sabores de la tierra: Galicia, su principal fuente de inspiración, les ha llevado a lanzar sabores como el de pimientos de Padrón, café de pota, castaña, requesón de A Capela con higos caramelizados o licor café.

Giovanni Carlo de Cesero, artesano que está detrás de la Heladería Capri con 65 años de tradición, confiesa que el secreto de ofrecer diferentes sabores es realizar muchas pruebas sin miedo al fracaso. Uno de los helados más extravagantes que ha incluido en su carta es el de vinagre de Módena o gin-tonic. Y, tras la petición de unos amigos, llegó a elaborar un helado de vino de Rioja que resultó todo un éxito.

Limón, cava y pétalos

Giovanni destaca otros sabores de su carta como el Dolomiti, que se trata de una combinación de queso ricota y crema de pistacho; o el de Nota Nero, chocolate blanco con crujiente de chocolate negro. Además, trata de introducir sabores elaborados con fruta fresca estacional proveniente de cosechas de amigos y clientes. Y, solo en tres ocasiones especiales al año como el día del Cristo de la Victoria, el día de Nochebuena y el día de Fin de año, sorprende con su helado estrella de sorbete de limón con cava y pétalos de rosa. Este, a pesar de ser uno de sus sabores más demandados, Giovanni se niega a ofrecerlo todo el año porque no quiere que se convierta en “un clásico”.

Es cierto que algunos sabores están pensados especialmente para un uso en la alta cocina como parte de algún menú muy elaborado, pero probarlos como un sabor cualquiera solo depende de la elección de cada uno. Y son precisamente los clientes quienes juegan un papel clave a la hora de lanzarse e innovar con sabores de lo más extravagantes. Es más, en ocasiones son ellos quienes trasladan sus peticiones más locas a los heladeros.

Entre las demandas más comunes están la de transformar en helado cualquier bebida alcohólica o frutas exóticas. Lo cierto es que en consumo de helado Galicia, según un estudio elaborado por IRI, es la quinta comunidad española con más de siete millones de kilos al año.

Por otra parte, cada vez más los artesanos heladeros tienen en cuenta todo tipo de intolerancias a la hora de preparar sus cremosos. La heladería Panna&Fragola es una de las que ofrecen una más amplia variedad de estos productos, elaborando helados sanos y ligeros aptos para veganos, celíacos e intolerantes a la lactosa con sabores como chocolate vegano sin azúcar, almendra y melocotón, yogur vegano con salsa de mango o helado de limón sin azúcar, entre otros.

Sabores para todo tipo de paladares que tratan de sorprender cada año y hacernos viajar con cada combinación. Porque ya es sabido que en cuestión de gustos no hay nada escrito. Y que la creatividad no tiene límites. El talento de los heladores y su capacidad de innovar siempre están en acción. Su objetivo es doble: hacernos disfrutar y no dejar de asombrarnos.