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El clan de O Marisquiño coloniza Vigo

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Participantes reunidos ayer en la zona del Náutico durante la jornada de entrenamientos Pablo Hernández / R. Grobas

La variedad de culturas define al festival de cultura y deporte urbano más importante de España

O Marisquiño ya ha vuelto a Vigo tras el parón del verano pasado. El festival de cultura urbana es aclamado desde innumerables partes del mundo, y atrae a un sinfín de culturas que ponen el toque internacional a tres días de deporte y riesgo.

Esta edición (la XX ya), y debido a la situación sanitaria, se plantea como “de transición”, y eso es lo que se sintió ayer en As Avenidas. Gente con mascarillas, guardando los correspondientes turnos y distancias y todo perfectamente vallado para evitar aglomeraciones en el exterior del recinto. Además, en cada entrada, se ubican puestos con gel hidroalcohólico para todos.

Y fue en una de esas entradas (en la de la pista de skate del Muelle de Transatlánticos) donde el deporte urbano internacional comenzó a llegar. Deportistas de Colombia, Argentina, Hungría, Canadá, Holanda, Eslovaquia o Portugal, con sus skates en mano y esperando para poner entrenar antes del gran día competitivo. Esa jornada de preparación fue ayer y, junto a los talleres para los más pequeños de la casa, se pudo ver a profesionales realizando los trucos más atrevidos y arriesgados en las pistas.

Y es que, O Marisquiño es un fenómeno global, que no entiende de razas ni de culturas, y en donde el mundo del deporte urbano tiene una cita marcada en el calendario. Los hoteles de la zona vieron sus reservas conquistadas por los deportistas más dispares, y los participantes viven rodeados de compañeros extranjeros, con quienes los une una pasión: el deporte y el ambiente urbano.

Por ejemplo, Matías del Ollio (skater argentino) o Dominika Kralikova (skater eslovaca) se acercaron ayer para poner a punto sus tablas y prepararse para las competiciones de hoy (y, por qué no, ir a por el oro mañana).

Sin embargo, no son solo ellos los que emprendieron un viaje largo hasta llegar a Vigo, si no que deportistas como Ryan Decenzo (skater canadiense), Courage Adams (rider hispano-nigeriano) o Daniel Dhers (rider venezolano que vuelve de Tokio con una medalla olímpica de plata), también demuestran su valía en As Avenidas.

El skate es global

  • Cruzando el charco

    Los deportistas llegan desde países tan dispares como Colombia, Argentina, Eslovquia, Holanda, Canadá o el vecino Portugal.

  • Skates para todos

    El precio de una tabla de skate ronda desde los 20 euros (iniciación) hasta los 300 o 400 euros (profesionales). Las piezas pueden comprarse por separado.

De padres a hijos

La pasión por el skate no solo se transmite entre culturas, sino también entre familias. Pedro, procedente de Porto (Portugal) es el mayor fan de su hijo, Madu Teixeira (de 12 años), que compite en O Marisquiño por tercera vez. “En 2019 llegó a semifinales, y ahora intentará ganar porque le encanta patinar”, expresa.

El portugués, que en otras ocasiones ha venido en autocaravana o alquilando apartamentos fuera la ciudad, es “amante” de este tipo de deportes y, dice, seguirá viniendo “muchos años.

Además, Madu no es su único hijo metido en el mundo skater, sino que Pacal Teixeira (de 9 años) llega este año por primera vez a O Marisquiño para competir frente a los mejores. “Es su primera vez aquí, en Vigo, pero en Portugal hace otras competiciones”, explica el padre. 

“En Eslovaquia, el skate es para hombres”

Dominika Kralikova - Skater

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La skater Dominika Kralikova. Pablo Hernández

O Marisquiño ya se ha asentado como un festival intercultural y abierto a todo el mundo, demostrando que la cultura urbana conecta a las personas de todas partes del globo. Y esto lo evidencian los deportistas que vienen, cada año, dispuestos a vivir la pasión del evento.

Una de ellas es Dominika Kralikova, skater eslovaca de 28 años, que llega a la vigésima edición de O Marisquiño tras haber participado ya en una ocasión: en el año 2018. “Cuando vine la primera vez no me dio tiempo a conocer la ciudad, pero ahora me he convertido en una turista. He venido unos días antes”, cuenta.

Kralikova lleva cuatro años patinando de manera profesional (tras probarlo una vez en el pasado), pero antes de dar el salto al mundo de la competición, dedicó su tiempo libre a practicar snowboard. “En Eslovaquia no tenemos las mejores condiciones para practicar skate”. Sin embargo, cuando probó por segunda vez este deporte, sintió un flechazo.

Tres años después, la skater eslovaca Dominika Kralikova vuelve a O Marisquiño para darlo todo

“En mi país las chicas no hacen grandes trucos, ni tan complicados como los hombres. Allí, me atrevería a decir que no hay mujeres skaters. Como mucho, habrá una”, declara Kralikova. Y es que, no en todos los países se ha reconocido este deporte como igualitario, por eso, el objetivo para conseguirlo sigue en pie. Así, una de las metas de los Juegos de Tokio es dar visibilidad a las mujeres skaters, como en O Marisquiño, ya que ni los deportes ni cualquier otra disciplina entienden de géneros. “A mi familia no le gustó que practicase skate, yo soy una chica y no es lo normal allí. Pero ahora que ya lo hago de manera profesional, debieron aceptarlo, y muy bien.”

Kralikova, que se quedará en Vigo hasta el lunes, ha aprovechado la ocasión para tener unos días libres antes de la competición y “turistear” por la ciudad olívica. “Me gustan las calles y los edificios, y la pista de skate es increíble. Toda la ciudad me gusta”. Sin embargo, dice, “la comida me cuesta porque no como ni pescado ni carne, y es complicado encontrar un restaurante gallego sin eso”.

Con todo, la eslovaca ha practicado con toda su fuerza en los entrenamientos de ayer, y hoy luchará por la clasificación en la final.

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